18. Resolviendo problemas

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Cuando oímos que se cerraba la puerta de fuera, me dispuse a hablar con Isco por teléfono.
Pero no encontré él móvil.
-Por favor Marco, necesito hablar con él.-Dije viendo él móvil de la funda rosa en su mano.
Marco me había quitado él móvil viendo lo que me disponía a hacer.
-No Celia. No le digas nada.
Intenté cogerselo de la mano. Era mas rápido que yo. Intenté darle un beso para que dejase sus manos cerca de las mías. Alejó sus manos pero no rechazó él beso. Intenté pillarle desprevenido pero siempre se anticipaba.
Pensé en como arreglarlo y se me ocurrió una única solución a mi problema. Él teléfono del salón lo cogería Marco antes que yo. Él de la cocina también. Solo quedaba él de su cuarto.
-Vale. Pues no me des él móvil.
Salí corriendo escaleras arriba hacia su habitación. Él lo intuyó y me seguía de lejos corriendo. Se acercaba a mi pero como le llevaba una distancia, entré en la habitación y cerré la puerta con pestillo antes de que me alcanzase.
-Abre la puerta Celia. No lo hagas.
No le hice caso y cogí él teléfono fijo de la casa. Marco tenia guardado él numero de Isco. Menos mal porque no me sabia él numero.
Empezó a llamar y no tardó en cogerlo.
-Hola Marco, que pasa.
-No soy Marco, soy Celia.-Le dije.
-Ah, y porque no me llamas con tu móvil.
-Porque Marco me lo ha cogido y no me lo quiere devolver.
-Celia cuelga.-Decía Marco a lo lejos.
Abrí la puerta y bajé caminando las escaleras. Marco ya no podía hacer nada.
-Marina me lo ha contado todo. Voy a ser comprensiva por una vez Alarcón. Si quieres a Sara, deja un espacio entre vosotros unos días. Cuando Marina corte contigo, volverás a estar con ella.
-¿Que Marina va hacer que?-Dejó alarmado.
Yo colgué antes de que pudiese responder.
Marco me miraba desde él otro lado del salón.
-¿Que? Si quiere a Sara, pues que este con Sara.
-Eres de lo que no hay Jiménez.-Me dijo sonriendo.
Creo que cuando me quitó él móvil, él creía que me enfadaría con él por lo que le había echo a Marina.
Dejamos el teléfono en la habitación y salimos al jardín. Hacia un tiempo estupendo para estar en la piscina.
-¿Puedes llevarme a mi piso a coger él bañador?-Dije.
-Si, claro.
Volvimos a mi piso y nos encontramos con Isco. No estaba Sara por ninguna parte.
-Gracias por las advertencias.-Me dijo.
-Solo hemos venido a por unas cosas de Celia.-Dijo Marco.
Entramos en mi habitación y cogimos una maleta que tenia debajo de mi cama.
Abrí él armario y cogí un bañador, un vestido, ropa interior y ropa de calle. Marco insistió en que cogiese un pijama y yo lo metí dentro. La maleta no cerraba y nos pasamos un rato intentando cerrarla.
Alguien llamó a la puerta y fue Isco quien abrió.
-Hola Isco. Necesito hablar contigo.-Dijo la voz
Fui a salir de mi habitación cuando Marco me cogió de la mano y me indicó que guardase silencio y en quedase allí.
-He estado pensándolo mucho y creo que lo nuestro no va ha funcionar. Asi que he venido a decirte que lo dejo.
-Pero, Marina. Porque.-Dijo él.
-Porque creo que te deberías ir con la chavala esa que te mira así. He visto como la miras tu también.
-¿Como sabias que estaba aquí?
-No importa. Adiós Isco.-Dijo Marina
Abrió de nuevo la puerta y se fue.
Marco y yo salimos de mi habitación con la maleta y nos encontramos a Isco sentado en él sofá. Se le veía desanimado. Muy desanimado.
-Oye Bro, no te preocupes.
-Lo se. Pero llevábamos tres años.
-¡Tres años!-Dije yo.
No sabia que fuese tanto tiempo. ¿De haberlo sabido, le habría aconsejado distinto? No lo se.
-Llama a Sara. La necesitas.
Nos quedamos un rato haciéndole compañía hasta que se hizo la hora de comer y Sara entró por la puerta.
-Nos tenemos que ir.-Dijo Marco.
Era verdad. Con todo lo que había pasado se me había olvidado que sólo habíamos venido a por la ropa.
-Cuida de él. Lo necesita. Pasa por momentos difíciles.-Le dije a Sara al oído.
Salimos de la casa y volvimos al coche. Hubo un silencio total él la mitad del recorrido hacia su casa.
-Has hecho lo que debías.
De repente, me llegó un mensaje de Marina diciendo que ya había terminado con él. No le repondi. Sabia perfectamente lo que había pasado.
-Oye Celia. Mañana empiezan los entrenamientos de nuevo. No voy a poder estar mucho tiempo en casa asi que, que te parece si te vienes a vivir conmigo.
No le respondí de inmediato. Me había dejado paralizada. Seguramente, esta decisión cambiaría mi vida.
-Celia, si no quieres, lo entenderé pero responde.
Aparcó en su casa y yo baje del coche. No entré inmediatamente. Cogí la maleta y me puse frente a él.

Idolo||Marco AsensioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora