Tenía su mano entrelazada. Acaricia aquella mano como si hubiera sido la primera vez.-¿Que te causa gracia?
Escucho que le preguntaba, lo miro, detallando cada parte de esa persona de quien se enamoró la primera vez que lo vio.
-Nada, solo que sigues igual de hermoso que la primera vez que te conocí.
-Sigues siendo un adulador, pero sabemos que ya no soy el mismo.
Podía ver su cabello cubierto de canas, su cara llena de arrugas que denotaban cansancio y experiencias ganadas a través de los años.
-Claro que si, sigues siendo Anthony Edward Stark el hombre más maravilloso del cual tuve la dicha de enamorarme.
-Yo me siento dichoso de haber sido el hombre al que amaste, por eso prométeme que buscaras a alguien más con quien serás feliz.
Recargó su rostro con la de su pareja, estaba algo triste y dolido pero lo entendía, su Tony no quería verlo triste y solo.
-Lo intentaré pero dudo que pueda encontrar a alguien en buen tiempo, tú eres el único importante para mi.
-Solo quiero seas feliz.
-Mi felicidad siempre has sido y serás tú. Así que duerme cariño mío, y espérame porque cuando menos lo esperes estaré ahí contigo.
-solo no te apresures.
Sonrío aunque las lágrimas surcaban su rostro, al notar que iba cerrando los ojos.
-Te lo prometo mi amor.