Steve Rogers a la edad de 26 años era el hombre que lo poseía todo. Buen físico, un gran empleo, buenos amigos, solo había un pequeño detalle. Era un mujeriego de primera.
Casi cada noche se acostaba con una mujer diferente, sus amigos jamás juzgaron la vida tan libertina del rubio.
-Sabes Bucky, siempre he querido hacerle una broma a Steve.
-Clint, sabes que tus bromas no funcionan con él.
Ambos estaban en un antro, en compañía de Rogers quien estaba en la pista de baile con una preciosa rubia.
-Bueno es que no había encontrado la broma ideal. Pero créeme esto será divertido.
James levanto su ceja, clara señal de que esperaba una explicación, Clint tan solo mostró una sonrisa, la cual podía compararse con el gato Cheshire.
Bucky normalmente se negaría a contribuir a las locuras de su compañero, pero no podía negar que estaba intrigado.
-¿Qué se supone que harás?
-Primero debo emborracharlo.
Ambos dirigieron su mirada al rubio, quien sin darse cuenta era objetivo de sus mejores amigos, lástima que no se percataba de nada.
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Se levantó algo aturdido, no recordaba nada de anoche, es decir recordaba estar con una rubia, también recuerda que sus amigos lo separaron de la despampanante chica, y lo retaron a beber, después de eso, todo era confuso.
-Buenos días cariño.
Steve sintió los vellos de su nuca erizarse, es decir se percató que estaba desnudo, así que no fu difícil deducir que hizo anoche, pero ni siquiera había visto el rostro de su compañera.
-¿Por qué tan callado?
Rogers estaba en pánico, aunque no se mostrara, ni siquiera se dignaba a mirar a quien estaba a su lado. Porque es decir, se acostó con un hombre. ¡UN HOMBRE! Él era cien por ciento heterosexual, aun no entendía como sucedió todo eso.
-Enserio cariño, estas bien o necesitas repetir lo de anoche.
-¡No!- levanto la mirada hacia el desconocido y su grito quedo a medias.
La persona que tenía ahí, era un chico que claramente no pasaba de los 19 años, cabello castaño oscuro, ojos de un precioso color marrón, su piel era blanca aunque por los rayos del sol que se colaban por la ventana hacían que su tez se viera acanelada. Por un momento se quedó mudo, jamás había visto a un chico tan más hermoso en su vida, y por un momento considero que no era tan heterosexual como pensaba.
-Parece que no tienes nada, es mejor que me vaya.- el chico se levantó de la cama, y busco su ropa.
-Oye.
-¿Qué pasa?
-No quisieras repetirlo de nuevo.
El castaño se quedó sorprendido, antes poner una sonrisa coqueta. – Lo siento cariño, esto no tiene repetición.
-¿Seguro? Porque creo poder convencerte.
-A pesar de lo que pienses, no soy chico de un rato y una noche. Esto fue un error, así que no. No podrás convencerme.
-¿Al menos puedo saber tu nombre?
El joven lo paso por un segundo antes de responder.- Tony.
Sin decir otra palabra salió de la habitación, Steve tan solo sonrió, si bien el muchacho no dijo sus apellidos, no significaba que no pudiera encontrarlo. Era la primera vez que le interesaba alguien de verdad, y no descansaría hasta tenerlo entre sus brazos nuevamente.
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Clint y James quienes estaban escondidos en el closet, no pudieron reprimir su asombro, pero guardaron silencio, hasta que su amigo se vistió y salió de aquella habitación de hotel. Después de algunos minutos, ellos salieron de aquel pequeño cuarto.
-¿Dime que lo que sucedió solo paso en mi imaginación?- Rogo Clint, aun sin creer lo que habían visto y escuchado.
-¿Qué Steve quiere acostarse con el chico, al cual le pagamos para que fingiera haber tenido una noche de sexo con él? No, no lo imaginaste.
-Dios, empiezo a sentir pena por el mocoso.- Clint, conocía lo suficiente a Steve, como para saber que este si quería podía ser obstinado, bueno eso claro está, si encontraba al castaño.
Ambos lo habían conocido esa misma noche en el antro, era el barman, al cual le ofrecieron una buena cantidad de dinero, además de asegurarle que su salud física estaría intacta. Pero nadie habría imaginado que las cosas acabarían así.
-¿Deberíamos decirle?
-¿Y que nos mate? Ni loco.
-¿Entonces que propones?
-Te aseguro que en menos de un mes, Steve se rendirá y seguirá con su rutina.
James miro a su amigo, quien estaba seguro en sus palabras, el por su parte, había visto la mirada de su mejor amigo, y era claro que no se iba a rendir. Por ahora tan solo observaría.
¿Quién diría que una inocente broma había provocado todo esto?