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Caminaba con tranquilidad rumbo a su casillero, se supondría que era otro maravilloso día en Avengers Academy, pero para el ningún día era bueno.

Sus compañeros lo creían demasiado presumido y que solo estaba en la academia por el apellido Stark. Aquello en verdad le causaba gracia. Si supieran que su padre lo creía una deshonra.

Que solo lo vivía criticando y comparando con aquel rubio, mejor conocido como el capitán américa, a pesar de la armadura que había envuelto su corazón aun era doloroso escuchar los murmullos que lo juzgaban.

Por mucho que pudiera resaltar, el se sentía un ente invisible, alguien que no podía expresarse, que solo debía seguir fingiendo pues al fin y al cabo solo podía confiar en el mismo.

Pero a veces era imposible seguir con esa careta, ya no aguantaba, y por eso había buscado la forma de aliviar su dolor.

Y heló aquí, encerrado en un cubículo del baño con una pequeña navaja, y haciendo tres cortes algo profundos en el antebrazo. Porque era la única forma de mitigar aquel dolor que aparecía cuando no era suficientemente bueno para su padre, cuando un compañero lo criticaba diciendo que su calificación se debía a que le pagaba a los maestros.

Cuando terminó se dirigió a su casillero para sacar sus libros que necesitaría en la otra materia, de pronto una hoja cayó al suelo con algo de duda lo recogió,  suponía que era otra nota de insulto. Pero se sorprendió al leerlo.

No creas que nadie te quiere porque yo sí.
No creas que has estado solo todo este tiempo, porque yo he estado contigo.
No creas que me siento superior a ti, porque estoy sumiso a tu corazón.
No creas que nadie te ve, porque eres mis ojos.
No creas que eres invisible al mundo, porque yo sé donde encontrarte.
No creas que no vales, porque pagaría mi vida por la tuya.
No creas que tu vida no vale, porque sin ti yo no existiría.
No creas que no seas nadie, porque eres mi todo, mi universo, mi felicidad, mis penas, mis virtudes y defectos.

Tony tan solo pudo llorar en silencio mientras miraba la nota, y una sonrisa surco por su rostro.

A lo lejos, cierto rubio de ojos azules miraba con atención aquella escena. Quería correr a abrazarlo pero aun no era el momento, debía contenerse. Pues primero haría pagar a cada uno de los que hicieron sufrir al chico que amaba.

Incluso si significaba golpear a Howard Stark.

Porque no permitiría que aquella estrella se apagará.

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