Propuesta

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-Serás mi esposo.

Esas fueron las palabras que Tony de 16 años escucho de su vecino Steve quien apenas tenía 6 años, si bien cualquier persona habría tomado aquella declaración como una simple broma, o sueño infantil.

Tony desde pequeño aprendió que era mejor herir con la verdad que herir con las mentiras, aunque eso significara hacer sufrir a un pequeño de 6 años. Incluso imaginaba a Pepper regañarlo por romperle las ilusiones a un inocente bodoque.

-No puedo serlo.- respondió seriamente.

-¿Por qué no?- el pequeño frunció el ceño, que en vez de verse amenazador, lo hacía ver adorable.

-Porque mañana me iré.

Aquello tomo por sorpresa al niño, incluso se notaba que tenía unas inmensas ganas de llorar, pero para asombro de Tony, el pequeño rubio se contuvo, sin dejar de mirarlo.

-¿Te vas?

-Sí, iré a estudiar a otra escuela.- respondió tranquilamente, aún recuerda a sus padres estar emocionados cuando les revelo la carta del MIT.

-¿Pero regresaras?

El adolescente miro a Steve, a pesar de la forma tan fría en como trataba al pequeño, en verdad lo apreciaba en demasía, los padres de Steve se mudaron a la casa contigua cuando contaba este contaba con 7 años, ellos apenas eran una pareja de recién casados, pero rápidamente congeniaron con los Stark, incluso adoraban consentir al pequeño Tony, por lo que no fue sorpresa que cuando el pequeño Steve naciera, Anthony estuviera interesado, tendría a alguien con quien jugar.

-Quizás, pero pasara mucho tiempo, antes de que yo vuelva.

-Entonces te voy a esperar.- la sonrisa sincera del infante le conmovió, pero no quería ilusionarlo, quería a Steve por eso no podía que lastimara con un engaño que quizás sus padres y los de él, fomentarían.

-No puedes, yo soy más grande que tú, además hay muchas que debes hacer como para decir que seré tu esposo.

-¿Cómo qué?

-Primero tendrías que pedirme ser tu novio, y luego tendríamos que comprometernos antes de casarnos.

-Esos son muchos pasos.

-Por supuesto, y hacer todas esas cosas son complicadas.

Para cualquiera que los viera, la conversación entre un niño y un adolescente sobre el matrimonio era algo irreal, más que nada porque Tony hablaba como si tuviera a alguien de su misma edad, y no a un niño de 6 años.

Steve a su corta edad desconocía muchas cosas (sus padres le decían que era muy pequeño para saberla) y aunque muchos lo dudaran detestaba que personas ajenas lo trataran como si fuera estúpido (palabra que alguna vez le escucho a Tony) sus padres y los señores Stark no contaban, porque aunque en ocasiones lo trataban como el niño que era, siempre que podían con honestidad respondía casi las mayorías de sus dudas, Anthony de igual forma siempre respondía con la verdad, nunca le negaba el saber, nunca menospreciándolo por su edad (no sabía que era menospreciar pero entendía que eso no era bueno).

Tony era amable con él, siempre le mostraba los pequeños robots que hacía, incluso le leía libros que aún le costaba entender, pero que le gustaban porque el castaño era quien se los contaba.

-Pero si hiciera todas esas cosas complicadas, ¿serias mi esposo?

Anthony medito su respuesta, podía decir que no y terminar de romper las ilusiones de Steve, pero sabía que este aún estaba al borde del llanto y honestamente no quisiera irse dejándolo triste y sufriendo, o también podía decir que si, lo que implicaría ilusionarlo.

En ese momento se golpeo estaba debatiendo de manera estúpida, es decir, Steve apenas tenía 6 años, era seguro que en uno o dos años olvidaría todo esta conversación. Por lo cual, tan solo debió decir que si en un principio y no tener esta conversación.

Pero por alguna razón sentía que había llevado a tomar esa decisión de una u otra manera, y le intrigaba que un bodoque lo hiciera.

-Mmmmm lo pensaría, no prometo nada.- prefirió dar una respuesta vaga, pero por la expresión del niño estaba satisfecho con eso.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Firmaba papeles tras papel, quien diría que dirigir una empresa sería muy estresante, pero desde joven ese había sido su sueño, una empresa que innovara en tecnología que podría mejorar la vida de las personas, era alguien que miraba siempre más allá.

"El futurista"

Ese era el apodo que le daban los medios, a sus 32 años no había lugar en el que el nombre de Anthony Stark no fuera reconocido.

-¿Eso es todo?- miro a su mejor amiga de muchos años, y sobre todo su mano derecha, la mujer en la que le confiaba absolutamente todo.

-Por ahora. T'challa llamo, en dos semanas vendrá al parecer está interesado en el proyecto que le mostraste, tal parece que su hermana está interesada.

-Sabía que Shuri caería encantada.- sonrió divertido.

-No olvides que esta noche tienes una cena de negocios con Loki, al parecer acepto los términos del contrato.

-Entendido. ¿Algo más?

-Oh cierto, tienes una visita.

-¿Reportera? ¿Inversionista? ¿Ligue de una noche?

Tony notó la enigmática sonrisa que su amiga le daba, eso de alguna manera le daba desconfianza, se dirigió a la salida y permitió pasar a un hombre rubio de aparente 20 años o un poco más, el cual tenía un cuerpo de infarto, se le hacía tremendamente familiar, más por esos ojos azules.

-Al fin puedo verte de nuevo Tony.

La sonrisa de felicidad en el rubio y la forma tan familiar en la que le hablo, logro hacerlo reaccionar.

-¿Steve?

-Sí, y espero que estés preparado. Porque como dije hace tiempo tú serás mi esposo.

En ese momento Tony recordó aquella charla que tuvo con el rubio muchos años atrás. Quiso responder pero Steve se lo impidió.

-Nada de lo que digas me hará cambiar de opinión, después de todo te prometí que haría todo lo necesaria para que fueras mío y solo mío.

Anthony no sabía que decir, en un momento tan solo pensaba en el futuro de su compañía. Ahora parecía que ese no era el único futuro en el que debía pensar.

Joder.

StonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora