Había estado en un hotel a las afueras de Milán, Sam y Natasha habían salido en busca de provisiones, ya que dentro de dos días se moverían a otro lugar. Después de todo no podían quedarse por mucho tiempo, en ese momento de soledad se permitió meditar lo que había pasado durante esos dos años.
Como tantas veces se preguntó qué tan distinto habría sido todo si al menos le hubiera dicho a Tony la verdad, quizás y solo quizás aquel sueño que alguna vez tuvo pudo haberse realizado. Pero ya era tarde, lo había lastimado lo sabía, porque en su última batalla pudo ver el dolor y la traición remarcados en aquellos ojos color chocolate.
De pronto escucho un celular sonar, sacándolo de sus recuerdos pero a su vez hundiéndolo en la esperanza y el temor, lo tomo con nerviosismo mientras miraba el nombre del contacto, aturdido no dudo en contestar la llamada.
-Tony...
No había obtenido respuesta pero podía escuchar a alguien respirar algo agitado.
-Tony...-Dijo su nombre de nuevo con la esperanza de que esta vez le respondiera.
-Oye Doc. Tu no estas moviendo tu cabello ¿verdad?
Fue lo primero que escucho de los labios del genio, lo cual lo confundió.
-No, en este momento no.
Escuchar otra voz lo sorprendió, significaba que Tony no estaba solo, y de alguna manera eso le desagradaba pero no podía hacer nada.
Intento llamarlo por su nombre nuevamente pero no oía respuesta, de hecho solo había silencio, miro la pantalla de su celular y noto que la llamada seguía en línea. Puso el teléfono cerca de su oído, con la intención de volver a decir el nombre dl genio.
De pronto pudo escuchar el alboroto de mucha gente, aquello no le inspiro confianza. Se oían los gritos y los pitidos de los coches.
-¡Ayúdale! Dos están en el auto.
-Vete nosotros nos encargaremos.
Se sorprendió al reconocer la voz de Bruce. No podía creerlo. ¿Cómo era eso posible?
-¿Viernes que estoy viendo?
-¡Hey! Mejor guarda esa gema del tiempo en tu bolsillo Doc.
¿Gema? Aquello lo confundió pero no podía decir nada, era claro que con todo el ruido del otro lado, Tony no escucharía, aunque estaba aliviado de que la llamada no se haya cortado. Pero solo escuchaba lo que era mucho viento ya ni siquiera podía entender lo que Tony decía.
Después de unos segundos, aquello ceso lo cual lo confundió.
-Escúchenme y regocíjense están a punto de morir en manos de los hijos de Thanos.
Las palabras de aquel nuevo desconocido le helaron la sangre. Trataba de no apretar el celular con más fuerza sino era claro que rompería lo único que en ese momento lo conectaba con Tony.
-Agradezcan que sus insignificantes vidas ahora contribuirán...
-Haber perdón, la tierra hoy está cerrada. Así que empaquen sus cosas y lárguense de aquí.
-Guardián de la gema. ¿Este animal parlanchín habla por ti?
-Claro que no, yo hablo por mí mismo. Están allanando esta ciudad y este planeta.
-O sea que te largues calamardo.
Después de eso pudo distinguir los murmullos de Tony y Bruce, después de eso el silencio fue absoluto y el distintivo tono de que la llamada fue interrumpida lo altero.
Intento marcar varias veces pero solo escuchaba el tono pero nadie respondía.
Empezaba a ponerse ansioso y la preocupación hacia mella en su interior. Viendo que nada funcionaba solo pudo hacer algo que hacía mucho no hacía. Rezar.
Rogaba porque Tony estaba bien. Suplicaba que todo saliera bien.
Después de algún tiempo su celular empezó a sonar. Así que sin perder tiempo contesto.
-Tony...
-Steve...
En ese momento solo pudo aparentar tranquilidad aunque por dentro maldecía porque no era la persona a la que hubiera deseado escuchar su nombre.
Aun así, se permitió escuchar a Bruce y sin dudarlo empezar a prepararse. Era hora de una nueva batalla, aun temía por Tony, pero confiaba en que el volvería.
Volvería y que en ese momento se disculparía por todo lo que paso.
Porque sabía que Tony era mucho más fuerte que él, porque la única razón por la que seguía de pie sin derrumbarse, era para verlo una vez más.
Con paso seguro camino a la entrada donde Natasha y Sam estaban después de la llegada y al verlo comprendieron que algo había pasado.
-Es hora.
No dijo más, y ellos lo sabían. Así que silenciosamente lo siguieron, porque una nueva pelea estaba por iniciar.