La cena.
Menuda hermana que tengo viene desde el otro lado del mundo solo para que le cocine tal y como lo hacía en casa, pero tampoco me quejo porque de verdad extrañaba verla y hacerme rabietas o intentar ser amable conmigo para conseguir algo para alimentarse.
Sonreí como idiota recordando las miles de cosas por las que pase con aquella mujer que ahora era alguien apreciado para mí, cuando el sonido de una garganta aclarándose me despertó de mi trance.
-¿Te ayudo?- pregunto el rubio mientras yo aún procesaba lo que él me había dicho.
-Está bien- respondí algo dudosa ya que por lo general él se dedicaba a verme recorrer la cocina.
-¿Qué haremos?- pregunto con una enorme sonrisa haciendo que todo resquicio de incomodidad y duda se fuese de mí.
-Fetuccini - sonreí como niña pequeña y el mayor negó con la cabeza tal y como lo hacía cuando yo decía algo irónico o cuando peleaba con los chicos, cosa que sucedía a menudo ya que ellos tienen el súper poder de sacarme de quicio.
Estábamos cocinando en un cómodo silencio, lo único que lográbamos escuchar a nuestro alrededor era el sonido de nuestros pasos y las ollas además de las risas de Seung con Cloe, lo que me dejo realmente relajada ya que quería que se llevaran bien a pesar de la diferencia de idiomas.
En momentos como estos pensaba que quizás todo podía detenerse así y pasar una eternidad feliz de esta manera pero como la suerte es perra conmigo y suele rehuirme supongo que esta será una probada de la vida que podría tener algún día y que quizás nunca alcanzare.
-¿Te puedo hacer una pregunta?- me gire a ver al rubio que estaba a mi lado revolviendo los fideos para que no se pegaran mientras yo me encargaba de la salsa –Aparte de esta- sonreí ya que siempre que preguntaban de esa manera yo los molestaba diciéndoles “pero si ya la hiciste” lo que terminaba en un claro enojo de parte de ellos.
-Dispara- dije mientras volvía mi atención a la salsa.
-Somos una familia ¿No?- yo asentí bastante curiosa –Pero ¿qué tal si nos volvemos una familia mucho más constituida?- fruncí el ceño y me gire a verlo sin entender a donde rayos quería ir.
-Explícate- apague el fogón de la cocina y me gire para contemplarlo mientras hablaba.
-¿Qué te parece si jugamos a casarnos?- pregunto atropelladamente y yo abrí mi boca sin emitir palabra alguna.
-¿Qué?- respondí aun sorprendida por lo que él me había propuesto lo cual es una jodida locura ¿O no?
-Eso, que juguemos a casarnos, como lo hacen en WGT y aparte de eso ser una familia para Seung ya sé que él nos trata como su appa y su omma pero hacerlo un poco más formal- soltó el como si fuese lo más normal del mundo.
Me acabo de sentir como una abuelita de 80 años que lo único que hace es criticar a sus nietos porque son excesivamente liberales.
En silencio observe como el echaba los fideos en el colador para quitarles el agua y así poder servirlos, podía apreciar sus movimientos pero no lograba procesar la información en mi cerebro, eso no era algo que había pensado si quiera. No era algo que quisiera, es decir el solo hecho de decir la palabra esposo me daba escalofrío no me imagino en una ceremonia o con un anillo en mi dedo anular izquierdo.
-¿Y qué dices? Me gustaría poder hacer las cosas bien, aunque sea un programa me gustaría ser el mejor esposo que podrías tener- soltó el sin dirigirme la mirada y por el color de sus mejillas supongo que estaba avergonzado de sus propias palabras, incluso yo las considero un tanto cursis y empalagosas pero lindas al fin y al cabo.