Adiós Bebé.

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Desperté a sabiendas que hoy sería un día negro. Hoy era el día en el que todo por lo que había estado siendo feliz se acabaría sin más.

Me duche lo más rápido posible y una vez lista hice el desayuno para el par de osos que estaban durmiendo en sus habitaciones, lo cual no se volvería a repetir.

-Kris- golpee ligeramente la puerta para que el mayor se levantara antes que Seung –Kris- esta vez abrí la puerta y me encontré con el rubio durmiendo boca abajo con la espalda descubierta.

Creo que el día comenzó a calentarse.

Mire al camarógrafo y le sonreí ladinamente mientras que le mostraba un pequeño vaso en el cual había hielo.

Oh sí, soy una maldita!

Tome uno de los pequeños cubitos y lo roce levemente en el medio de su espalda, el rubio comenzó a remecerse inquieto pero cuando deje el cubito en su espalda este salto de la cama como si tuviese un resorte.

-JAJAJAJAJAJAJAJAJA- chillábamos yo y el camarógrafo mientras que Kris nos miraba con cara de pocos amigos.

-Ve a ducharte, hoy es el gran día- solté con falsa alegría la cual no se la creyó ninguno de los que estábamos en aquella habitación.

-Está bien- musito imitando mi sonrisa –Solo dame unos minutos para despertar juntos al pequeño-

-Si es que tus gritos no lo despertaron- musite con sorna haciendo que el rubio me asesinase con la mirada –Era broma- sonreí genuinamente y el suspiro cansado mientras negaba con la cabeza.

-Voy a extrañar verte saliéndote con la tuya- admitió mientras que entraba en el baño del cual salió en 10 minutos listo.

-¿Por qué yo debo llevar la bandeja?- pregunto el rubio mientras cargaba una enorme bandeja en la cual había comida para un regimiento, es decir nuestro desayuno.

-Porque Seung me quiere más a mí que a ti- sonreí mientras que el rubio rodaba los ojos.

 Ambos entramos en silencio mientras que el pequeño Seung dormía con la boca abierta de manera adorable. Kris apoyo la bandeja en la mesita de noche mientras que yo me sentaba al borde de la cama para despertar a Seung.

-Seung- comencé a remecer al pequeño quien me miraba con el ceño fruncido –Seung, despierta-

-Arriba campeón- soltó Kris mientras se tiraba (literalmente) sobre la cama –Hoy será un largo día-

El día comenzó con un enorme desayuno, el cual fue devorado por los dos bribones que tenía echados sobre la cama.

-Kris pareces una sirena- solté una vez que me encontraba libre de los brazos de aquellos dos demonios, los cuales se encontraban tragando como cerdos.

-Soy hermosa lo sé- contesto el aludido imitando la voz de una mujer mientras que Seung y yo nos reíamos a carcajadas.

-Es un barco enorme- chillo el menor mientras que yo solo sonreía.

-¿Te gustaría conocerlo?- el menor asintió y luego salió disparado en dirección a la entrada del barco.

-Buena elección de panorama- musito el rubio mientras se quitaba la gorra que cubría su cabeza –Recordaste el creciente gusto del enano por los barcos-

-Claro, me dijo que sería marinero- sonreí viendo como el pequeño pelinegro corría por todos lados viendo emocionado las instalaciones.

-¿Lo podemos recorrer entero?-

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