//Reeditando//
Ellos cinco eran tan diferentes como el día de la noche.
La Primera era tímida.
El Segundo era un mujeriego.
El Tercero era demasiado amable.
El Cuarto era un pésimo cantante de rap.
El Quinto era un meticuloso perfeccionista del ord...
Su nombre era Alex y bueno hoy iba hacer un gran día ¿Por qué? Pues al fin había logrado después de mucho esfuerzo tener una cita con Rebeca una sexy rubia que desde que la vio quería tirársela, y como no quererlo con las gigantes tetas que tenia y esas piernas, la clásica muñeca barbie. Lo que más amaba era a las mujeres más específicamente estar entre sus piernas, tenía fama de mujeriego y como no, si podía tener a quien quisiera cuando quisiera, todas las mujeres morían por él y como culpar las él era perfecto.
Tenía un brillante y sedoso cabello negro, ojos azul verdosos piel blanca, era alto media 1,80 y un físico espectacular logrado de varias horas en el gimnasio y prácticas de atletismo, a si casi lo olvidaba otra cosa que amaba era correr, sentir el viento sobre su cara la adrenalina corriendo por su cuerpo la sensación de velocidad e ir cada vez más rápido; no había comparación. Él era el capitán del equipo de su universidad, había participado en muchas competencias obteniendo el primer lugar en cada uno, no era por presumir pero él era el mejor.
Se coloco en frente del gran espejo completo que había en su habitación, unos zapatos Nike negros con líneas rojas, un pantalón de mezclilla azul oscuro, una camisa de mangas cortas rojas y por ultimo una chaqueta de cuero negro y no podía faltar sus gafas de sol negras para culminar en conjunto, definitivamente el día de hoy iba a coger. Tomo las llaves de su Ferrari rojo y camino a la salida, en el camino justo cuando pasaba por la sala pudo ver que en la mesa que estaba frente al televisor, estaban unos CDS que se le hacia muy familiar, se acerco y vio que efectivamente esos discos en suyos, su hermano de nuevo había toma sus cosas, no le molestaba que las tomara lo que le molestaba era que las dejara en la sala donde cualquiera podía verlas y es que eras nada más ni nada menos que los CDS de One Piece.El era un Otaku, pero uno reprimido, le daba vergüenza que alguien supiera sus gustos, estaba seguro que sus amigo se burlarían de él por eso, así que lo mantenía en secreto no quería que nadie lo descubriese, tomo los discos y los guardo en un cuarto que no era usado en la mansión, al termina salió de su casa, encendió su auto y se fue, ya tenía un año desde que había visto One Piece y se podría decir que estaba obsesionado con la serie, ya la había visto tres veces y ya iba por la cuarta vez.
Mientras manejaba, en la carretera varios kilómetros de distancia vio a un gato negro en todo el medio, no se molesto en bajar la velocidad confiaba que el animal se quitara, pero a media que se acercaba su confianza se vino abajo cuando se dio cuenta que el ¡estúpido gato! no se iba a mover, freno aunque al hacerlo derrapó un poco, cuando el auto se detuvo, se bajo de él y camino hasta el gato para apartarlo.
- ¡Mira gato sarnoso será mejor que te muevas o esta vez si te voy a atropellar! -Le dijo, el felino alzo la mirada y pudo ver que sus ojos eran de diferente colores uno era verde y el otro azul, "Que raro" pensó, al ver que el animal no tenía intención de moverse decidió tomarlo para ponerlo en la cera, claro que cuando su mano lo toco todo se volvió negro.
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