Pov. Alex
Demonios, la cabeza le dolía a horrores y no recordaba haberse golpeado, parpadeo un poco para acostumbrases a la luz del lugar, se sentó aunque no fue buena idea la cabeza comenzó a darle vueltas, cuando todo dejo de girar vio que se encontraba en un cuarto en blanco, un chico camino al frente de él para inclinarse frente a un rubio y una chica desmayada.
–Ella ¿Está bien? –lo escucho preguntar.
–Por lo que puedo ver esta bien, solo esta inconsciente –Esa voz ¡claro! como no lo reconoció antes, era ¡Leo! el hijo de la dueña del restaurante al que siempre iba con sus citas, en algunas ocasiones el había sido su mesero se reprendió mentalmente el no haberse dado cuenta antes, ¡cómo no reconocer esa mata de cabello rubio!, eso le recodo que tenía una cita, saco su celular para ver la hora 5:58 pm, ¡Demonios! Ya era tan tarde, estaba seguro que Rebeca ya se había ido y debería estar pensado que él la dejo plantada, bufo molesto, se levanto del suelo y se sacudió el polvo inexistente que tenía, se dedico a examinar el lugar, no había puertas ó ventanas ni siquiera una rejilla para la ventilación, lo único que veía además de las personas presentes era una mesa en una esquina con un frutero ¡Genial! Y ahora ¿Como salgo de aquí?
Realmente se sentía un poco inquieto ¿Qué querían de él? ¿Dinero? ¿Lo habían secuestrado? Era muchas de las preguntas que rondaba su mente, escucho una risa, volteo y vio que era Leo, ¿En serio? Estaban atrapados y él se reía, negó con la cabeza y se dedico a ver a las personas que estaban con él, uno parecía un gótico vestido de negro pero le encantaba el suéter que traía, aunque nunca lo iba a admitir, otro era un enano, Leo y su vista se centro en la única chica, la vio de pies a cabeza y lo único que pensó fue, ¡no es mi tipo!–No te asuste, no hay nada de qué preocuparse, así que no tienes que tener miedo –Esas palabras lo molestaron, entendía que quería relajar a la chica la pobre se veía aterrada, pero esa no era la forma de calmarla, le estaba mintiendo y en la ¡cara! Estaba usando la ingenuidad de las mujeres en contra de la chica para tranquilizarla.
– ¿No hay nada de qué preocuparse? No me hagas reír, en mi opinión hay mucho de qué preocuparse ¡Leo! ¡Como el hecho de que estamos atrapados! –no pudo evitar decir eso, Leo se levanto y lo miro el muy desgraciado había vuelto a crecer, era más alto, pero, solo por unos ¡centímetros!
–Entiendo que estamos atrapados Leo, pero no viste su cara ¡estaba aterrada!
–Claro que lo vi, parecía que había visto un fantasma, pero ¡mentirle! Y de paso en la cara, “No hay nada de qué preocuparse” por ¡Dios! Leo.
Pudo ver que se había quedado sin palabras– Bu-Bueno tal vez no fue correcta mi elección de palabras –dijo después de un rato para luego desviar la mirada y rascarse la cabeza incomodo.
Sonrió prepotentemente había ganado la discusión– Seria mejor que dejaran de discutir, y nos concentráramos en cómo salir de aquí –giro su cabeza y vio al gótico cruzado de brazos recostado de la mesa, se le hacía conocido pero no recordaba de donde– Leo, Alex –creyó imaginarlo pero cuando dijo su nombre noto un todo de desprecio.
–Ah Sebastián ¿Tú también estas aquí? –dijo Leo ¿Sebastián? ya lo recordaba el era el hermano de una; de sus muchas citas.
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Una Gran Aventura en One Piece
Fanfiction//Reeditando// Ellos cinco eran tan diferentes como el día de la noche. La Primera era tímida. El Segundo era un mujeriego. El Tercero era demasiado amable. El Cuarto era un pésimo cantante de rap. El Quinto era un meticuloso perfeccionista del ord...