39

153 17 2
                                    

Pov. Todos

La noche ya había caído y en lo alto en el cielo despejado de nuebes, brillaba la luna siendo acompañada por las estrellas que resplandecían, los jóvenes que habían arribado a la isla ese día, fueron cortésmente escoltados al castillo del reino Kamabaka, aunque solo lo que podían caber en el palacio entraron.

En el gran comedor del castillo estaban reunido una gran cantidad de personas, una larga mesa se encontraba en el centro sobre ella un banquete era servido en honor a los invitados, el salón rebosaba en ruido y alegría, distintos tipos de conversaciones eran hechas también se escuchaba el sonido de los cubiertos rosar los platos.

En el asiento de uno de los extremos se encontraba la reina suplente, Sara se encontraba a su derecha y al lado PJ los tres tenían una interesante y entretenida conversación, Sebastián por su parte no se encontraba al contrario que sus amigos se había negado rotundamente a entrar al castillo.

Y se había negado aún más el comer cualquier cosa ofrecida por algún Okama, sospechaba que en los alimentos pudiera haber algún tipo de tónico o droga que lo hiciera dormir y volverse humano, y como consecuencia violarlo, ni loco iba a confiar en algún residente de esa isla.

Sebastián se había ido al bosque con la esperanza de comer algunas frutas, pero tardíamente se dio cuenta que en su forma de dragón no le gustaba las frutas, su siguiente opción fue comer carne; con la idea de cazar a algún animal se internó aún más en el bosque, pero al ver que incluso los animales de esa isla eran Okamas deserto con esa idea.

Batiendo sus dos extensas y fuertes alas se elevó en el cielo volando en dirección al mar con la esperanza de cazar un rey marino, muy fuerte fue su decepción cuando apareció una anguila gigante Okama, con sus ánimos por el suelo regreso a la isla a una colina muy alta y decidió pasar los próximos días invernando, aunque no sabía si los dragones invernaban pero nada perdía intentándolo y si eso no funcionaba no comería nada hasta que se fueran de esa isla del demonio.

Nuevamente en el castillo Sara jugaba con su comida sin ánimos, aún no había probado ningún bocado.

- ¿Qué sucede cariño? ¿No te gusta la comida? -Preguntó Caroline colocando su mano sobre la de ella.

-No, no es eso... -Sara se levantó viendo a la reina suplente-, Caro-sama po-podría hacerme un favor -Pidió algo nerviosa pero a la vez firme.

-Claro Belleza-chan ¿Qué deseas?

OoOoO

En la profundidad del bosque se podían ver figuras de sombras corriendo por todo el lugar como un animal salvaje acorralando a una presa, dicha presa descansaba exhausto recostado de un árbol, su jadeo iba a la par con la subía y bajada apresurada de su pecho, pequeñas gotas de sudor bajaban de su frente por su cara siendo la prueba del esfuerzo hecho por horas.

Sus ropas antes impecables ahora se encontraban sucias y rotas, la consecuencias de haber corrido por toda la isla huyendo de los Okamas, Alex suspiro colocando sus manos en sus rodillas jadeante, el uso excesivo de su Akuma no Mi le estaba pasando factura a su cuerpo no acostumbrado a tanta exigencia física.

El crujir de unas ramas a un poco distancia lo alertaron, se irguió en toda su estatura buscando la fuente del ruido a la vez que una vía de escape, limpiándose la frente con su manga se dio la vuelta a punto de huir.

- ¿Alex? soy yo Sara, ¿Alex estas por aquí?

- ¿Sara? -Preguntó en dirección en donde escucho su voz, se llevó las manos a la garganta la cual estaba seca.

Unos arbustos a su costado se movieron dando paso a... Un ángel -Pensó Alex tragando saliva, dicho ángel tuvo algunos problemas para salir de los arbustos ya que sus ramitas se quedaron enganchado en el largo vestido, luego de unos pequeños jalones Sara logro liberarse.

-Alex -Llamó con una sonrisa la cual se borró al ver su estado-. ¿Estas bien? ¿Tienes alguna herida? -Preguntó preocupada acercándose revisándolo.

El chico sonrió ante la preocupación-Estoy bien, pero ahora que estas aquí me siento mucho mejor -Le giño el ojo galán y se sintió orgulloso al ver un sonrojo, cansado se santo en el suelo recostándose del tronco de algún árbol-. ¿Qué estás haciendo aquí?

Sara se sentó al lado de él levantando para que viera una cesta de picnic.

-Pensé que tendrías hambre así que te traje comida -Saco dentro de la cesta una botella de agua y se la dio, con una sonrisa Alex agradeció bebiendo apresuradamente-. No haz comido nada desde la mañana y haz estado corriendo todo el día, debes estar hambriento.

Alex la vio sacar una pequeña lonchera donde había algunos sándwiches con distintos tipos de relleno.

- ¡Dios! Eres un ángel caído del cielo -Alex tomo sus manos y la beso para seguidamente comenzar a comer cada sándwiches haciendo sonidos de satisfacción cada vez que terminaba uno-. Por cierto -Dijo al cabo de un rato-. ¿Cómo me encontraste?

Sara sonrió inocentemente- Los okamas me dijeron dónde estabas.

- ¡Los okamas! ¿¡Ellos saben dónde estoy!?

Sara asistió- Sí, es más cuando llegue estabas rodeado, no han venido aun porque les pedí si te dieran un descanso mientras comías.

Alex trago grueso- Eso quiere decir.

-Eso quiere decir es hora de que corras Candy-chan -Susurro una voz al oído de Alex.

Después de eso se escuchó un grito que hizo que los pájaros de la zona huyeran despavoridos.

Una Gran Aventura en One PieceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora