Cap. 27

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Pov. Todos

Sentada en una silla viendo la acalorada pelea se encontraba Sara, la pobre se encontraba muy aburrida, ya que aquella absurda discusión por ver quién sería el capitán se había alargado demasiado, e incluso la habitación se había vuelto más caliente, y creía que era por la acalorada discusión.

–Realmente estos chicos son unos idiotas –Hablo de pronto el gato, sorprendiéndola.

–Jejeje bueno ellos realmente quieren el puesto de capitán.

–Esta discusión se alargara mucho más que tal si recorremos el resto del barco nosotros dos –Ronroneo el felino, mientras se frotaba contra Sara, con una sonrisa encantadora ella asistió.

Ella se levantó de su asiento y sin hacer ruido camino cerca de una pared para rodear a los chicos, bajo las escaleras y en el último escalón para llegar a la cocina tuvo que soltar al minino debido a que casi se caía, ella no estaba acostumbrada a usar tacones.

– ¿Cómo las mujeres pueden caminar con estas cosas puestas?

–Ya te acostumbraras, sigamos –Dijo el minino más que divertido, para continuar.

Ambos bajaron las escaleras para llegar a un pasillo donde se podían observar varias puertas a los costados y al fondo, las paredes eran blancas y las puertas de madera con excepción de la del fondo la cual estaba pintada de rosa.

Sara abrió la primera puerta del pasillo la cual se encontraba a la derecha, al entra todo se encontraba a oscuras, moviendo su mano a la pared trato de encontrar el interruptor de la luz.

–No encontraras el interruptor, las luces se encienden si aplaudes –Informó el minino divertido, sentado en la entrada del lugar moviendo su cola alegremente.

–Podrías haberlo dicho antes –Se quejó Sara con el ceño fruncido, el cual no le duro mucho, dio un aplauso y la habitación se ilumino.

El cuarto parecía un almacén a los costados se encontraban varia cajas apiladas una encima de otras, también habían muchos barriles y al fondo se podían apreciar unos seis cañones. Al no haber más nada interesante el dúo salió del cuarto para entrar en la habitación del frente, pero para decepción de Sara era casi igual a la anterior.

Al entrar a la tercera habitación Sara no pudo evitar pensar en PJ, era una sala médica la cual era lo suficientemente grande como para que el hombre de color entrara y pudiera moverse libre y cómodamente.

– ¡Qué increíble! –Exclamó con mucha emoción PJ detrás de Sara.

La pelinegra se pegó a una pared con la mano en el corazón, “Increíble” era el susto que le había dado, “¿Cómo pudo acercase sin hacer ruido?” pensó sin ser capaz de ver a nadie a la cara.

Ajeno a lo que había hecho PJ observo con gran interés el lugar, a simple vista la enfermería estaba equipada con todo lo necesario, aún lado se encontraba una camilla, al otro un escritorio con algunos libros apilados y todo tipo de papelerías, y a los lados dos libreros llenos de todo tipo de libros sobre medicina.

Mientras PJ se maravillaba con su enfermería, Leo se acercó a Sara.

– ¿Estas bien? PJ no  lo hizo con mala intención.

Con un respingo Sara asistió, pero sin atreverse a mirarlo a la cara, se quitó su sombrero y comenzó a abanicarse era extraño de un momento a otro la temperatura había aumentado, Leo sonrió sinceramente le parecía muy linda la forma en que ella reaccionaba.

No salieron del ala médica hasta que PJ estuviera satisfecho con lo que sus ojos veían, Alex y Sebastián habían tratado de sacarlo de allí a la fuerza pero no habían logrado nada, lo único que habían logrado era que retrocediera un paso.

La siguiente habitación era un baño, ni muy grande ni muy pequeño, pero con suficiente espacio como para que PJ pudiera estar cómodo, contaba con una regadera, un retrete y un orinal, dos lavamanos y unos gabinetes encima de un gran espejo.

Sara ni siquiera entro, el solo pensar que al verse en un espejo vería a esa aterradora y fría mujer le daba escalofríos.

La quita habitación era en realidad un cuarto, era bastante grande las paredes eran azules oscuras el suelo de madera era casi cubierto por una alfombra con colores azules, blancos y negros, las ventanas eran pequeñas y de forma circulares y estaban ubicadas en la parte superiores de las paredes dejando pasar algo de luz natural, habían dos literas a los costados de la habitación en medio de ellas un largo sofá y en frente de este una pequeña mesa.

En frente de las literas se encontraban dos closet de gran tamaño lo suficiente para que dos personas compartieran cada uno.

Aunque estaba un detalle muy importante, ellos eran cinco personas y habían solo cuatro camas, los chicos se vieron retadoramente, estaba claro que a uno de ellos le tocaría dormir en el sofá, ninguno de ellos podría dejar a una mujer dormir en un sofá mientras ellos dormían cómodamente en una cama; y a continuación la pregunta del millón.

¿Quién dormiría en el sofá?

Una Gran Aventura en One PieceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora