Pov. Sara
Podía sentir que alguien intentaba despertarla ¿Por qué? Quería seguir durmiendo, pero sí que estaban insistiendo ¿Acaso una no podía dormir tranquila, aunque fuera en el piso? se removió poco, pensándolo bien el suelo no era un buen lugar para dormir y eso lo sabía por experiencia, estaba segura que iba a pasar el resto del día con dolor en la espalda; abrió los ojos pero la luz la obligo a cerrarlos, lo intento una segunda vez y lo que se encontró en su rango de visión le enamoro, si ella fuera un anime sus ojos se hubieran convertido en corazones era un muchacho rubio de ojos azules, labios rojos, piel pálida y rasgos finos, era realmente muy guapo.
En realidad era el hombre de sus sueños, desde pequeña siempre decía que iba a casarse con un hombre rubio y de ojos azules, el chico le sonrió y sintió su corazón salirse de su pecho, nunca pensó que una sonrisa podía desarmarla de esa manera, era como si él fuera– Mi príncipe azul –susurro, si un príncipe era la palabra para describirlo lo único que le faltaba era el caballo blanco. Lo escucho reír y era una risa dulce y alegre el de una persona que ha tenido una vida feliz, se le contagio la alegría y le sonrió un poco.
–No, no soy un príncipe soy un simple estudiante de cocina –Espera ¿¡Qué!? Eso no era un sueño, seguro que su cara parecía un tomate, la vergüenza la recorrió de inmediato ¿¡Dónde estaba!? Se sentó de golpe y eso no fue una buena idea, estaba segura que había escuchado un “Crack” ¿Ese sonido fue su espalda? La pregunta quedo en su mente, pero eso no era lo más importante, vio que se encontraba encerrada en lo que parecía una habitación completamente en blanco desde el techo hasta el piso, pero eso era lo de menos, estaba encerada con cuatro hombres que no conocía y no sabía que intenciones tenían para con ella.
Retrocedió rápidamente para alejarse de esas personas pero su huida se detuvo al chocar su espalda con la pared ¡el golpe le dolió! tenía mucho miedo ¡No! estaba muerta de miedo.
–No te asuste, no hay nada de qué preocuparse, así que no tienes que tener miedo –dijo el rubio con una sonrisa, más que sus palabras fue su sonrisa sincera la que la calmo, ella no era tonta sabia que lo hacía para tranquilizarla, a pesar de que ¡él! también tenía miedo, le resultaba fácil leer a las personas no era muy sociable al fin y al cabo, así que dedicaba a observar las reacciones de los demás, se podía decir que era una experta en eso– Mi nombre es Leo, y tu com –
–Yo soy PJ ¿Cómo te llamas tu? –su vista se dirigió a la nueva voz, era un lindo castaño de ojos miel, ¿Qué raro? No podía ver miedo o preocupación en el, movió sus labios para contestar pero una voz fría, gruesa y sexy se dejo escuchar.
– ¿No hay nada de qué preocuparse? No me hagas reír, en mi opinión hay mucho de qué preocuparse ¡Leo! ¡Como el hecho de que estamos atrapados! – ¡Dios! No cabía duda de que ese chico era en demoniadamente sexy, con ese físico, cabello azabache y unos ojos azul verdoso se había enamorado por segunda vez en el día, podía ver que ambos chicos discutían por algo, pero no estaba prestando atención a la conversación, sintió algo removerse dentro de su sudadera, salto de la impresión no había notado nada hasta ese instante.
– ¿¡Pero qué!?
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Una Gran Aventura en One Piece
Fanfiction//Reeditando// Ellos cinco eran tan diferentes como el día de la noche. La Primera era tímida. El Segundo era un mujeriego. El Tercero era demasiado amable. El Cuarto era un pésimo cantante de rap. El Quinto era un meticuloso perfeccionista del ord...