Capítulo 26

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Lily salió al pasillo junto a James, en un silencio absoluto. Las habitaciones de los chicos y las chicas no estaban muy lejos, solo un piso más alto, llegarían denteo de nada.

Pero ese tiempo le dió a Lily para pensar. Su mejor amiga incosciente en un sueño que no sabía cuándo acabaria, y James a su lado con sabgre cubriéndole parte de la espalda por haberse comportado bruscamente con él. Esos pensamientos ocuparon todo su mente, y es que no había ni hay hoy en día, peor enemigo que tu propia cabeza. Lily notó el agobio llenándole cada parte de su ser. Respiró ondo, deseando sacar todo ese sentimiento junto el aire.

Sin darse cuenta, ya habían llegado.

Vio como James habría la puerta y entraba, y le siguió sin duda. Cerró la puerta tras de sí y se apoyo junto al marco, el cansancio empezaba s reclamarle.

James se sentó en una pequeña mesa que había en la habitación, perdiendo su mirada por la ventana. Había sido un completo gilipollas, penso.

Lily se centró y buscó con la mirada el baúl de Remus. Lo encontró junto al armario y una cama, y se acercó.

Rebusco hasta dar con un par de vendas, un pañulo y una poción sanadora.

Se acercó a James, que la miró por primera vez. Incluso así con esa ausencia casi de luz, estaba preciosa. James vio como Lily dejaba lo que llevaba entre las manos en lo poco que quedaba de mesa vacía. Rodeó la mesa para ponerse a su espalda. James la sentía muy cerca.

Se quitó la camiseta, en silencio. Lily vio sus heridas. Su espalda marcada, como si hubiera estado nadando toda la vida, una espalda perfecta excepto por la sangre que decoraba psrte de ella. Pasó la mano por su espalda. Cogiendo un pañuelo intento entaponar las heridas y sacar algún pequeño trozo de cristal. Las heridas eran pequeñas comparada con la sangre. Solo tenía en la cintura y parte del costado.

Una vez curada la cintura, quedaba el costado. Volvió a rodear la mesa para ponerse enfrente de James. Notó sus perfectos músculos, digno de jugador capitán de Quiditch. Se puso cerca de él, que era la única forma para curarle.

James abrió las piernas, para que se pudiera acercar más, cosa que hizo.

-Esto va a doler.- murmuró débilmente Lily mientras echaba la poción sobre el corte. James mantuvo la vista fija en ella, sin dar muestras de dolo alguno.

-Lo siento.- dijo al fin con una sonrisa un tantk triste, mientras estudiaba cada fracción de la cara de Lily.

-¿Por qué?- preguntó ella también en un susurro, poniéndole un pañuelo en la herida y mirándole a él.

-Por ser un completo capullo.- le comtesto James en el mismo tono. Lily sonrió débilmente.

Se quedaron un par de segundos mirándose. Lily acarició la mejilla de James con una mano mientras él, cerró los ojos disfrutando del tacto.

-Te he echado de menos.- le dijo ella, lo que hizo que James volviera abriera los ojos.

-Y yo.- reconoció James. Ambos sonrieron- ¿Cuanto?

-Menos de lo que te mereces.- Lily se acercó más a él. Sus respiraciones se mezclaban- ¿Y tú?

James se lo mostró de una forma más original.

La besó. La besó pensando en todo lo vivido y en todo lo que les quedaba por vivir. La besó odiando cada segundo que había estado separado de ella. Pero sobre todo le besó a ella, sintiendo esa magia que no era comparable con nada del mundo mágico: ella.

Ella le correspondió sin pensanserlo dos veces. Se acercó más a él sintiendo su pecho desnudo en su pecho. Las manos se le perdieron entre ese pelo negro, tan esponjoso.

James y LilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora