Dos viejos amigos. Riendo. Era una carcajada profunda, una real. Lucius Malfoy sostenía la varita apuntando a Sirius que, aunque no le amenazara con el arma mágica, no se podía levantar de una silla.
El guapo Black intercambio una mirada rápida con James. Este, volvió su mirada al punto fijo de la alfombra, moqueta más bien. Tenía razón. Lily siempre tenía razón, pero él, que quería ir por libre y demostrar que no, había decidido no escuchar lo que le decía.
La risa comenzaba a cesar, y haciendo un gesto como limpiándose una lágrima, la mujer rubia que habían visto en el bosque, dejo a su risa descansar. Le sacaba bastante años a Lucius, rozaría los 25 o incluso 30.
Sirius no la conocía, no era un miembro destacable de alguna de las familias con sangre pura conocidas, nunca había organizado ninguna fiesta para entrar en el circulo social de estos ni mucho menos acudir a una. Aunque también es verdad que Sirius ya llevaba un par de años sin frecuentar ese tipo de fiestas. Y orgulloso que estaba.
Los cuatro se encontraban sentados en unas sillas. Una escena aparentemente normal. Claro que si bien lo intentaban, no podían levantarse: estaban hechizadas. No llevaban ataduras, cuerdas o ni si quiera esposas, simplemente magia que hacía parecer que tuvieran el culo pegado con el mas fuerte de los pegamentos habidos y por haber.
-Debimos habérnoslo imaginado.- susurró Remus a James. Pese a que Sirius y Peter le oyeron, ninguno contesto.
Se hicieron unos segundos de silencio. La joven charlaba animadamente con Lucius, quien de no ser porque sabían que estaba oficialmente con Narcissa, hubieran jurado que le miraba con algo más que con amistad o respeto. Llamémosle admiración.
James se martirizaba una y otro vez. ¿En qué momento iban a secuestrar esos dos peleles al mago más poderoso del mundo? ¿Y, él, seguido de su fiel escudero Black, un chaval que parecía semi drogado y un chico que ha suspendido hechizos de sexto grado, se suponen que iban a rescatarlo? ¿A quién quería engañar?
Por supuesto que no era casualidad que hubieran escuchado lo del falso secuestro de Dumbledore, y además hacía meses que Lucius había abandonado Hogwarts, no había una explicación lógica a que hubieran mantenido esa conversación allí.
-¿Cómo hipogrifos hemos caído, tío?- se pregunto en voz alta, lleno de rabia. La mujer y Lucius intercambiaron una breve sonrisa de victoria, seguido por unas rebeldes risas.
-No te preocupes James, guapo...- dijo la mujer acercándose a él de manera muy lenta.- Claro que no teníamos a Dumbledore, pero ya verás que dentro de un ratito lo tenemos aquí. ¿Cómo va a dejar a cuatro de sus alumnos secuestrados en la mansión Malfoy?- hizo unos ruidos con la boca seguidos, intentando mostrar negación. James le miró desafiante, pero ella estaba de pie junto a él y el sentado a una altura mucho inferior, por lo que la escena revelaba claramente quién tenía el control sobre quién. La mujer, coloco su dedo indice en la frente de James, y con una voz suave, prosiguió- Pero...- dijo mientras deslizaba su dedo hacía la mejilla de este- gracias a ti... Pronto vendrá conmigo.
Lucius río al final de la sala. La mujer miraba a James, le estudiaba, cada rasgo, cada fracción. Era innegable que tenía su encanto.
Sirius se sumo a la risa de Lucius, lo que hizo que este cesara casi de inmediato. La dama giró su cabeza y se quedo mirando al joven Black.
-¿De qué te ríes?- dijo en tono amable, fingiendo una risa poco realista.
-Del hecho de que penséis que un crío malcriado y una mujer que no sabe ni hacerse una raya de ojos en condiciones vaya a capturar a Dumbledore...-continuó riendo abiertamente.
-¿Tú eres Sirius, verdad? - preguntó ella mostrando una sincera felicidad. Se giró hacía Lucius para dirigirse a él- Tenéis razón, no es un lumbreras...- dijo sonriendo y fingiendo una expresión de pena, mientras volvió a centrar su mirada a Sirius, quien intentaba casi no pestañear para no perder ni un segundo de contacto visual- Si quieres, que te explique mejor la lógica del plan llamó a tu prima.- le dedicó una sonrisa escalofriante- ¿Bellatrix, verdad? ¡Es encantadora...! Esta abajo, ¿sabes?, junto a tu familia política, los Greengrass, entre otros. ¡Es una reunión de lo más divertida! Más de 15 jóvenes tener el momento para citarse con Dumbledore.
Se hizo un silencio corto.
-Va de farol. -le dijo a sus amigos, mirando a Remus velozmente. Se le notaba su nerviosismo mal disimulado- Si aquí hubiera casi 20 gilipollas ya estarían aquí torturándonos.
-No creas.- le informó Lucius- No hace falta desplegar un ejército por vosotros, es más técnicamente habéis venido vosotros solitos...
-¡Pero Lucius!- fingió reprimirlo su compañera- Si le queda alguna duda que se lo explique Bellatrix.- le sonrió- ya sabes todo queda en familia, además, se de buena tinta que te tiene ganas...
Pero calló. Calló porque vio la expresión de Sirius, quien esbozaba una sonrisa interior. Pese que intentaba hacer con todas sus fuerzas una mueca que mostrara indiferencia, una sonrisa le asomaba.
-¿Te hace gracia? Vaya- dijo mientras fruncía el ceño-, creo que no he sido suficientemente clara...
Se fijo en James. Al contrario de su amigo, su expresión reflejaba el peor de los miedos, preocupación en estado puro. Con la mirada fija en el frente parecía que suplicaba al mismísimo Merlín. No apartaba la mirada. No parpadeaba.
-Estos chicos...- murmuró para sí.-Lucius, ¿tú crees...?-al darse la vuelta, si que se quedo de piedra.
Una chica alta y atlética estaba tras Lucius. Esa pelirroja mantenía su mano izquierda en la boca de Lucius y con la derecha sostenía su varita apuntándole al cuello. La de Lucius, la pisaba ella con su bota negra.
Miraba desafiante a la dama, y tras ella las ventanas abiertas de par en par. Dejaban correr una brisa, y dejaban a la vista dos hipogrifos y tres escobas, cada uno con sus respectivos jinetes.
-No sé si Bellatrix le tendrá ganas a Sirius o no. -confesó Lily Evans, perforándole con la mirada- Pero te puedo asegurar que como no nos dejes marchar, tengo una veintena de brujas y magos que sí que te las vamos a tener a ti. Suelta la varita.
La mujer no se inmutó, pese que se le escapo una expresión de miedo.
-No sabes lo que estas empezando, niña...- trató inútilmente de advertirle.
-Puede que no.-Le cortó, presionando la varita más contra el cuello del rubio.- Pero lo que sí sé, es lo que voy a acabar.

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James y Lily
FanfictionÉpoca Merodeadora, James y Lily con su preciosa historia de amor, sus peleas y reconciliaciones, Sirius con sus ligues, Remus con sus problemas peludos, y la amenaza de una futura guerra, les hará estar más unidos que nunca y demostrar que por uno d...