Capítulo 57

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-Teniendo en cuenta que la uña de dragón de fuego pesaría de 0,80 gramos a 1 kilo, ¿Qué cantidad se debería poner en la poción para generar hambre?- preguntó el profesor mirando a sus alumnos. Silencio. - ¿Nadie...?

Alguien tocó a la puerta.

-Adelante...- comentó el profesor algo decepcionado por no haber obtenido respuesta.

Un hombre vestido con una especie de túnica negra y estilizante entró en la clase con expresión severa.

-¿Señor Meliflua...? -afirmó casi más que preguntó Horace.

-Horace...- sonrió el hombre- O más bien, profesor, debería decir. -rió vagamente recordando buenos momentos.

-¡Le he dicho que no puede interrumpir en clase, señor!- un pequeño elfo, más bajo de la media de estos seres, apareció tras de él corriendo. Se paró a su lado, temeroso miró al profesor, esperando una reprimenda por no haber cumplido bien su función y haber dejado pasar a aquel hombre.

El profesor, desconcertado, comenzó a entender la situación y se limitó a sonreír al elfo, una sonrisa tranquila no propia del Señor Horace.

-Tranquilo, no es nada grave.- tranquilizó al elfo. Miró a Candelio Meliflua, antiguo compañero suyo en sus tiempos de estudiante.

-Papá. -Se oyó entre los alumnos. La mayoría se giraron a mirar a Araminta Meliflua, de la casa de Slytrherin.- ¿Qué haces aquí?

Candelio sonrió a su pequeña afectuosamente. El profesor parecía saber el porque de su presencia pero esperaba a la confirmación de sus temores en la propia boca del que fue su compañero.

-Nos vamos por asuntos familiares.- Sentenció provocando la irónica sonrisa de Slugornh y la preocupación en la cara de su hija.- Tienes todas las cosas ya preparadas abajo. Supongo que con la presencia de su progenitor no hará falta justificación.

-Permítame discrepar. No soy quién para autorizar la salida de un alumno, sean las condiciones que sean. Su hija esta a cargo de Albus Dumbledore, director, que estoy seguro que le atenderá de buen gusto.- explicó firmemente el profesor.

James, que había estado ausente la mayor parte de la clase, prestó atención ante el firme discurso de su profesor de pociones, sorprendido.

-El director no se encuentra en los límites del colegio.- justificó el hombre- Supongo que estará fuera por asuntos personales.

-Qué casualidad...- murmuró por lo bajo el profesor Slugornh, ante el improbable caso de que haya sido casualidad la llegada de Candelio con la ausencia del director. Debía haberlo tenido planeado.

-Araminta, Clament, Lucilio y Jess, vamos.- Sentenció dándose la vuelta y dirigiéndose a la salida. La estupefacción era enorme ante toda la clase.

Jess miró rápidamente a Clament, compañero de Slytherin, intercambiando su desconcierto.

-¿Desde cuando los señores McDougal, Burke y la señorita Greengrass forman parte de su familia?- dijo Horace comenzando a perder los papeles, deteniéndole la salida a Meliflua. Esté se giró lentamente, cansado de dar explicaciones.

-Tengo las autorizaciones correspondientes para llevármelos a ellos también.- castañeó los dedos y tres pergaminos aparecieron junto al profesor.

Aramintia se levantó aún un poco perdida mirando a su padre, dispuesta a recoger e irse.

-Avisa a la profesora Mcgnagall- murmuró por lo bajo pero firme Horace mirando al elfo. Esté asintió un poco temeroso y salió corriendo a la búsqueda de la subdirectora.

James y LilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora