Me encanta ver a Emma montada en la moto, su aspecto tierno, contrasta con el aspecto rudo que le da el manejarla, como estamos ya a finales de Octubre, le pido que se abrigue bien, ella usa la chamarra de piel que le regalé y unas botas de corte militar. Se mira endemoniadamente sexy cuando su cabello vuela con el viento de la tarde.
Al principio me daba miedo dejarla montar sola, pero terminé cediendo cuando me demostró que era lo suficientemente fuerte como para mantenerla firme. Ahora corremos alrededor del rancho, aunque ella me insiste en salir a carretera. Ni de loco pienso hacerlo, la única vez que decidí sacarla, casi nos matan a tiros.
-Necesito correr de verdad, saber lo que se siente acelerar al máximo- me dice cuando se detiene.
-Vamos a tomarlo con calma, ya has mejorado bastante, pero en este terreno ir a 60 Km/h por hora es más que suficiente- le digo. Su expresión me dice que no le gusta mi decisión, pero ni modo, tendrá que aguantarse. -Tenemos que regresar- le digo, cuando miro que el sol se está ocultando.
Se ha vuelto inconvenientemente buena en todo, lleva siete meses de entrenamiento y ya logró derribar a Lety, a Beto y a mí. Debo reconocer que algunas veces si me dejé ganar, pero no en todas, algunas me derribó legítimamente, ella no lo cree y eso le hace bien a mi dignidad ante sus ojos.
En las lecciones de tiro también es muy buena. Me propuso fungir como mi guardaespaldas en la siguiente ocasión que saliera del rancho. Claro que le dije que no, solo rio divertida ante mi expresión de susto.
-¿Estás bien?- me pregunta cuándo vamos a la casa después de dejar las motos en la cochera.
-Sí. ¿Por qué no habría de estarlo?- le pregunto.
-Te he notado diferente- observa.
Es muy suspicaz, se ha dado cuenta de que traigo algo en mente, pero no puedo decirle nada. Al menos no hasta que sea un hecho. Hace un mes le pedí a Lety que me consiguiera un teléfono satelital, le hice una llamada a un viejo amigo, para hacerle una propuesta. Estoy seguro que él no me traicionaría por nada en el mundo. Pero más vale tomar precauciones. Estoy tomando esta decisión porque es lo mejor para ella y para mí.
-¿En qué forma?- le pregunto.
-Estas como ausente. Con los muchachos te veo concentrado y activo, pero cuando estamos solos, parece como si estuvieras en otro lugar. No quiero sonar demasiado sensible o dramática, pero quiero que seas sincero conmigo, si sientes que esto entre tú y yo debe terminar, solo dímelo- me dice.
-¿Qué dices? ¿De dónde sacas eso?- le pregunto.
Estoy muy confundido con esto que me está diciendo, sí he estado ausente, pero no tanto como para que considere que quiero terminar con ella. ¿O sí?
-Quiero saber en dónde estoy parada y los planes que tienes para mí- me dice, esto me confunde aún más.
-¿Qué planes tengo para ti?- le pregunto. ¿A dónde quiere llegar con esto?
-Solo quiero que sepas que nunca te delataría- me dice aceleradamente.
-¿Me dices esto porque te quieres ir?- le pregunto.
-No. Quiero estar contigo. Pero últimamente siento que... quizás tú no- me dice.
Suena como si le doliera la idea solo de pensarla. A mi también me duele.
-Lo que me pasa no tiene nada que ver contigo, créeme, es solo que tengo mucho en mente, son problemas con la organización- le digo tocando su rostro con una de mis manos. -Te amo Emma y nunca haría nada que te lastimara- la abrazo fuertemente.