-Hoy es el funeral de Tomas ¿Vas a ir?- pregunta Liz, está sentada en la silla frente a mi escritorio.
-No, necesito ponerme al día con la información que me han mandado- respondo.
No creo que el funeral del que era el jefe de Emma, sea el mejor lugar para la charla que debemos tener. Los últimos dos días, no vine a trabajar, bueno, en realidad tres, si contamos el que estuve esperando que la dieran de alta fuera del hospital.
Me la pasé en casa bebiendo, Matt me acompañó ese día, hasta la madrugada, Amy estuvo dándome vueltas ayer para asegurarse que no hiciera nada estúpido, como quitarme la vida, pero nunca pasó por mi mente. Aunque si me atreví a dar un par de vueltas a la casa de Emma, para saber si ya había regresado.
El día de ayer, estuve prácticamente todo el día durmiendo, para recuperarme de la resaca. Ya por la tarde volví a dar vueltas por su casa, casi rogaba por encontrarla, pero lo más seguro es que esté en casa de Omar, no me costaría nada investigar su dirección y buscarla allá, no me explico de donde saqué la paciencia y decidí regresar a casa, antes de cometer una locura.
Así que hoy, aunque tengo un espantoso dolor de cabeza, me estoy esforzando por resolver este caso. Necesito descartar que Emma esté en peligro. Que ella me haya olvidado y no sienta nada por mí, no significa que yo deje de amarla, nunca podré hacerlo, estos días me hicieron reflexionar, que el dolor de saberla en otros brazos, no se compara con el de creerla muerta. La prefiero feliz aunque no sea conmigo, el solo hecho de saber que está bien y que Omar, muy a mi pesar, es un buen hombre para ella, es suficiente.
-¿Estás bien Villalba?- pregunta Liz, sus ojos oscuros me miran con preocupación.
-Sí, ¿Por qué?
-Veo algo diferente en ti y como estuviste estos días fuera. Pensé que quizás estabas pasando por un mal momento- especula ella.
-Lo estoy, pero nada que no tenga remedio- le digo con una sonrisa de gratitud.
-Puedes confiar en mí, soy buena escuchando- se ofrece.
No me veo contándole toda mi situación con Emma, como quiera, ella es amiga de Fuentes, no podría confesarle todo y pedirle que guarde esa información hasta que sea yo quien se la revele al detective, sería ponerla en una encrucijada.
-Gracias Liz, lo tomaré en cuenta- le digo relajadamente.
-Omar acompañará a su novia al funeral, me dijo que llegaría tarde- comenta.
-Está bien ¿Dejó algo para mí?- pregunto cuando la veo ponerse de pie.
-No, nada. Por cierto, tengo la nota que le dejaron a la recepcionista, te voy a mandar un archivo con todo lo que hemos recabado sobre el atentado- me informa.
-De acuerdo, gracias García- le digo cuando ella sale.
Me pongo a revisar los correos recibidos en los últimos días, no hay nada relevante, nada que me ayude a dar con el paradero de ese par. Debo dar con ellos cuanto antes.
-Listo Villalba, ya debe estar por llegar la información- me dice Liz metiendo la cabeza a mi oficina. En ese preciso momento, me llega la notificación de un nuevo mensaje.
-Lo tengo- confirmo.
-Saldré un momento ¿Necesitas algo?
-Si tengo alguna duda, te marco al celular- respondo. Ella sonríe.
Descargo los documentos que ella me mandó y empiezo a analizarlos. Me gusta el método de ella, sé que es de Liz, porque no es la primera vez que me toca echarle un vistazo a sus archivos de un caso. Tiene un sistema para separar la evidencia y la enumera conforme a la teoría del equipo forense, que normalmente coincide con el relato de los hechos, así que me voy siguiendo paso por paso las pistas, leo detenidamente todos los informes anexados al expediente, al parecer el Capitán Mendoza, ha dado la orden de que le dediquen todo el tiempo posible a este caso, me pareció escuchar que Sánchez era amigo cercano de él.