Después de un rato, abro la puerta de la habitación de Lety. Ella ya ha avanzado bastante en empacar sus cosas, prácticamente ha terminado. Mi estado de ánimo, ahora ya no es tan optimista, supongo que escribir una carta de despedida, produce eso en cualquiera. Empecé a imaginar tantas cosas que podían salir mal y eso me puso un poco de mal humor, pero tengo que recomponer mi expresión ante Emma.
-¿Qué pasa?- me pregunta ella al notar mi expresión.
-Esta mochila quiero que la cargues tú. No se la sueltes a Emma, a menos que no tengas otra opción- le advierto. Ella me mira confundida. -Prométemelo- le exijo.
-Te lo prometo- me dice confundida. La agarra como si tuviera una bomba o algo por el estilo.
-Son los documentos que Emma dejó en el Hotel, el día que la secuestraron, un celular, supongo que de ella, algo de dinero y una carta mía. En caso de ser necesario, la leerá- le digo.
-No va a pasar nada Ángel- me asegura.
-Aun así, prefiero que ella tenga una despedida de mi parte. Quizás eso le ayude a seguir adelante. En caso de que algo me pase- le respondo.
-Ángel...- dice ella, se le quiebra la voz, al parecer acaba de comprender la situación. La abrazo por los hombros.
-Quiero que sepas que estoy muy agradecido contigo. Por todos estos años de amistad, por todo lo que has hecho por Emma. Nunca podré pagarte. Si algo me sucede quiero que te comuniques con el Agente Mathew Espino, coordinador de operaciones de la DEA en Los Angeles. Él se encargará de que recibas lo acordado- le digo y le extiendo un papel con los datos de él. Sus ojos se empiezan a llenar de lágrimas. -Vamos Lety, no te pongas sentimental, es mera precaución- le digo en tono alegre, ella ríe por lo bajo.
-Eres como un hermano para mí- me dice abrazándome con fuerza.
-Tú también lo eres para mí. Prométeme que si algo me pasa, ayudarás a Emma a salir adelante- le pido.
-Lo haré- me promete.
-Bien, entonces límpiate esos ojos y vamos a enfrentarla- le digo en tono relajado.
Cuando entramos a la habitación Emma camina de un lado a otro. Sus ojos estudian mi rostro y el de Lety, nos mira expectante.
-Tenemos que hablar- le digo con seriedad. Ella se pone tensa y veo como su pecho empieza a subir y bajar como si respirara aceleradamente. -Necesito que te vayas de aquí- le suelto bruscamente. Con terror veo como sus piernas la traicionan y cae de rodillas. -¡Emma!- le grito asustado, antes de tomarla entre mis brazos.
-¿Emma que tienes?- pregunta Lety.
-Estoy bien, estoy bien. Solo me maree un poco- nos responde. -¿Qué me acabas de decir?- pregunta jadeando por su agitada respiración. Yo la acomodo en la cama sin apartarme de ella.
-Por unos días solamente, Lety va contigo y en todo momento te va a cuidar- le explico mientras la observo detenidamente, no me gusta el color de su piel. Ella se relaja visiblemente al escucharme.
-Pero ¿Por qué?- pregunta confundida.
-El Conquistador llega mañana, no sabe nada sobre ti y prefiero que así siga siendo- le respondo.
-¿Pero a dónde vamos?- interroga. No le gusta para nada la idea.
-Van a ir a un hotel a Ensenada. No quiero que estés tan lejos de mí, solo me siento seguro si te tengo a mi lado. Pero dadas las circunstancias, es mejor así- le explico mientras la aprieto contra mi pecho.