Menta

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El quedarse sólo en casa, justo ahora, parecía la idea más perfecta que pudo haber pasado por la mente del castaño. Jung Hoseok no era muy amante de las fiestas, odiaba el olor a alcohol, alfas, omegas, marihuana, cigarros, sexo y sudor de aquellos lugares.

Ciertamente ahora no entendía que hacía ahí, en aquella enorme y ruidosa fiesta, sólo, apretó su pantalón de cuero negro con fuerza, tal vez lo mejor sería regresar a casa y fingir que nada de todo eso pasó.

Su amigo, Jimin, quién era un beta, fiel amante de las fiestas y los revolcones de una noche, le había prometido acompañarlo esa noche, pero al parecer un tipo con un pene de dieciocho centímetros fue más importante que él.

Sentirse sofocado era poco, su cuerpo temblaba al mirar aquellas escenas de sexo desenfrenado por las esquinas de  aquel almacén. No era virgen, ni mucho menos, pues había pasado sus diversos celos con algunos novios y una novia, pero aquellas prácticas le parecían íntimas.

Suspiró pasando su mano por su cabellera, si su novia se enteraba que estaba ahí, mirando aquello y rodeado de alfas en celo, seguramente lo mataría.

(Pov Hoseok)

Jodida la suerte que me cargo, abandonado por mí mejor amigo, encerrado hasta el amanecer. Porque si, aquellas puertas de metal estaban aseguradas con candado y cadenas.

Al principio la idea de estar encerrado en un almacén, a la merced de varios alfas y sin oportunidades de escapar, parecía interesante, ahora mismo tiemblo en mi lugar mientras empurrando la cara, muerdo mi labio.

¡Realmente debo estar loco!

Mi novia, Yuna, una chica extravagante y dulce, es una alfa muy posesiva, como cualquier otro, pero es una ninfómana de primera, no podemos estar juntos en un cuarto más de un segundo sin que quiera que lo hagamos. Pensaba terminar con ella ayer en la noche, pero la situación no se dió.

La quiero mucho, pero las mujeres no son del todo mi tipo. Su olor es a pino fresco con fresas, te hace sentir en una especie de bosque exótico, te relaja y sobre todo embriaga cada uno de tus sentidos.

Me mima y da todo lo que necesito, pero ella nunca va a poder darme los cachorritos que deseo, pues como todo Omega, mi instinto maternal sale a flote, recordándome que aunque aprecie mucho a Yuna, mi destino no es a su lado.

Acomode mi chaqueta, mientras buscaba una barra o sección de bebidas, mi garganta se había secado gracias a los nervios.

Visualice una especie de barra, donde habían algunas chicas y chicos vertiendo líquidos de colores y revolviendo en envases de acero inoxidable.

-Hola, pequeño.- pronunció una de las chicas en cuanto estuve frente al lugar.

-Un agua, por favor.- sobe mis manos entre sí, quisiera estar en casa. La chica soltó una dulce risa, se dio la vuelta y empezó a preparar una bebida de color rojo.

-Aquí tienes. Bebe y regresa a casa, tarroncito de azúcar.- me guiñó el ojo y se fue.

Miré desconcertado aquel liquido rojo, no se veía para nada fiable, así que tome el vaso y fui hasta una maceta para tirarlo.

Pobre idiota.

Me di la vuelta con una sonrisa, gracias a mi acto de inteligencia, suspiré y me encamine a una esquina donde reposaba un sillón rojo quemado.

Crucé las piernas y brazos, ahora que lo pienso, debí haber tomado mis supresores para inhibir el olor y así evitar todas las miradas lascivas que ahora varios tipos me dedicaban.

Bufé al sentir una presencia extra a mi lado en el sillón, ignoré aquel olor a alfa, sacando mi celular para revisar Instagram.

- Disculpa.- hablo aquella voz a mi derecha.- ¿Estás solo?- fruncía el ceño, pero no miré a mi lado.

- Así es.- dije sin importancia.

- ¡Oh, ya somos dos!- su risa suave me erizó los vellos de todo el cuerpo.
Volteé, encontrándome con un chico de unos diecisiete años, de pelo negro, guapo y con unos lentes redondos que lo hacían ver muy tierno.

- Un placer, soy Jeon Jungkook.- su sonrisa de conejo salió a la luz.

- Jung Hoseok, igual.- mire sus facciones, que parecían un tanto de adolescente, uno muy lindo.- ¿Que edad tienes?- pregunté curioso en aquellos dulces y profundos ojos.

-Tengo quince años.- bajo el rostro, jugando con sus manos.- ¿Y tú?

-Tengo dieciocho. Pero, dime ¿Que hace un menor de edad en este lugar de mala muerte?.- acaricié su mejilla, sonriendo.

- Yo iba a ir a la MixUp por un disco de  regalo para mi amigo Yugyeom, pero en el camino, vi la puerta del almacén abierta, pensé que era una especie de convención de cómics por las luces neón que salían del lugar, así que entre justo cuando cerraron la puerta y quede atrapado.- el rubor en sus mejillas se hizo presente.- debe pensar que soy tonto, hyung.- negué mientras sonreía lo más cálido que podía, el pequeño era adorable.

- Quédate a mi lado Jungkook, no me gusta estar solo.- él me miró y asintió.

Después de una animada charla con el pequeño, sobre gustos y cómics, la puerta se abrió, dejando ver la oscura noche del otro lado.

-Debes irte, kookie, mantente fuera de lugares así.- acaricié su cabeza.

- Lo prometo, hyung. Gracias por hacerme compañía.- se giró y salió corriendo.

- Gracias a tí.- sonreí mientras me estiraba.

- Precioso.- una mano rodeo mi cintura.

Mi corazón se aceleró, el olor a menta fresca y alcohol me hizo querer vomitar...

Hola, precios@s. Debo pedir una disculpa, pues mi inspiración se fue por un tubo, espero no decepcionarlos, y he aquí el fic V-hope, Omegaverse que prometí 💚

L@s amo 💚

L@s amo 💚

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PRECIOSO PATÁN *V-HOPE OMEGAVERSE*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora