Clóset

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Era de día, Hoseok había intentado sonreír a la dulce chica que les ofreció una cama- al menos a Taehyung- techo, comida y unos cuantos gustos más, pero su espalda estaba doliendo horrores.

(Pov Hoseok)

-Bien, Tae. Cuida de ambos y mantenganse unidos, el lugar al que van es nuevo, grande y desconocido. Al menos yo lloraría estando sola allí.- Suran besó la mejilla de Taehyung, me abrazó y al final estábamos en su avión privado rumbo a un lugar desconocido.

Estaba más que seguro que de ahora en adelante tendría que ser una sanguijuela con Taehyung, eso o perderme en otro país. No suena tan mal, pero ¡Que puto miedo!

Taehyung estaba dormido. Mirando ahora su perfil, con ese semblante tranquilo, relajado, como si hace dos días no me hubiera violado. El recuerdo aún me duele. Antes me sobajaban por no tener pareja, ahora por no tener pareja y ser usado por un maldito alfa del que no puedo alejarme, porque mi familia está muerta y sobrevivir por mi mismo, siendo un Omega en una sociedad como la actual...No sobreviviría ni una semana.

Cerré los ojos. Tal vez mañana será un día mejor.

- Oye, llegamos.- esa voz.

- ¿Qué?- abrí los ojos. Taehyung me miraba con cara de pocos amigos y con un poco de baba seca. Podría jurar que la voz era de él.

-Llegamos.- repitió. ¿Cómo leer a este extraño hombre?

Un hotel cinco estrellas nos esperaba. ¡Que gran cambio! Suran ahora es mi persona favorita. Es dulce, amable, bonita, caritativa y huele rico. Es todo.

- Por hoy nos quedaremos aquí, mañana pasaremos a una casa al sur del lugar. Suran la compró para nosotros.- miré a Taehyung.

Ya comunicaba conmigo los planes venideros. Un pequeño paso para las lectoras, un gran paso para mi pobre y masacrado cerebro. De verdad que este hombre me hace enloquecer.

La residencia en el hotel fue corta, pero la cuenta que pude percibir antes de salir era más larga que ninguna cosa en el mundo.

La casa, Dios me enamoré de esa casa veraniega con olor a nuevo, patio trasero y delantero con una gran cochera, tres cuartos, dos baños, cocina, comedor, sala, recibidor y sala de juegos. Había llegado al paraíso.

- Toma la habitación del fondo.- Taehyung estaba en la mesa, comía una bolsa de frituras y me miraba sin expresión.

- ¿La última, por qué?- mis labios se invirtieron.

- Porque yo lo digo. También habrá reglas, Hoseok. Reglas estrictas que debes seguir al pie de la letra.- mire al suelo, ¡Jodida suerte!

- ¿Cuáles son?- me sentí de nuevo aquel Hoseok de tres años que debía seguir las reglas de la manada.

- No entres a mi cuarto, no toques los alimentos hasta que sea hora de desayunar, comer o cenar, no gastes luz, agua o algún otro servicio en vano, no grites, no corras, no maltrates la casa y no te acostumbres a este lugar.- podía entender todo, pero...

- ¿Qué, no acostumbrarme, por qué?- las comisuras de mis labios bajaron más. Adiós hermosa vida veraniega.

- Nos iremos. Mañana a las cinco te quiero listo, saldremos a buscar trabajo. Ambos lo haremos, entonces le pagaremos todo lo que nos ha dado Suran. Compraremos casa y nos iremos.- abrí los ojos.

- Nos iremos.- repetí lo último con sorpresa.

- Claro. Tú a tu casa y yo a la mía.- toda ilusión se aplastó.

- Oh, bien.- susurré sin saber muy bien que más decir. Tampoco sabía muy bien porqué aquella confesión me había dolido, es obvió que él no me soporta. ¡Deberías odiarlo, Jung Hoseok!

PRECIOSO PATÁN *V-HOPE OMEGAVERSE*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora