- ¡Está delicioso!- chillé cuando los humeantes fideos entraron a mi boca.
- Es el mejor restaurante ambulante.- apoyo el pelirrojo.
JooHeon sonrió. El también tiene hoyuelos y se le lucen muy lindo.
JooHeon tiene mi edad, es lindo, adorable, carismático y todo lo que una persona perfecta posee. Es Omega y tiene a su alfa, ChangKyun, del que no deja de hablar.
- Entonces le dije. "Oye, aquí el que va a salir perdiendo soy yo" ¿Y que crees que me dijo? "Yo doy el dinero así que no entiendo porque te niegas a tener cachorros conmigo" y le dije "Pues fíjate que yo también puedo aportar dinero a la casa" y así fue como salí de mi casa, enojado. A penas unas cuadras adelante estaba perdido y también me di cuenta de que sólo Changie sabe hablar inglés.- un adorable puchero adornó su rostro.
Reí con su gran anécdota y continúe con mi comida.
- ¿ChangKyun no te ha llamado?- pregunté de repente, no quería tampoco ser descortés con mi primer amigo y la persona que me había invitado a comer en mis peores momentos.
¡Por más personas así en el mundo!
- No lo sé, mi teléfono se quedó sin batería. Aunque seguramente está en pánico.- JooHeon empezó a reír histérico.- pobre diablo.- suspiró al último para beber de su café.
- ¿Por qué lo dices?- limpié mis labios antes de beber un poco de Sprite.
- Tengo un sexto sentido, bebé y éste me dice que él está justo ahora por las calles, corriendo y preguntando por mi paradero. No podría vivir sin mi.- reí a carcajadas junto con él. Llamamos la atención de mucha gente, pero parecía que a ninguno de los dos le importaba.- ¿Que hay de ti? ¿También saliste de casa?- deje las risas de lado para poner una expresión triste.
- Desearía contarte una graciosa y dulce anécdota de cómo es que llegue aquí, pero nada de eso tiene que ver. Verás yo...
- Aquí estás. Joder.- una voz agitada había interrumpido mi animada charla. Esa grave voz...
Volteé y la sonrisa que se quería formar en mi rostro desapareció en seguida. Mi corazón se estrujó. No era él, no era Taehyung.
- Oh, Changie, justo de ti hablaba con mi nuevo amigo. ¡Hoseokie, el es mi esposo, ChangKyun!- JooHeon se levantó para tomar la mano de un agitado alfa que lo miraba con desaprobación, pero con un tinte de alivio y un profundo amor.
Me acomodé en mi lugar y tragué con esfuerzo. Mi garganta se había secado y ahora las ganas de llorar habían regresado.
- Un placer, soy Im Chang Kyun.- estreché la mano con el elegante, sudoroso, alfa para después sonreír falsamente.
JooHeon me guiñó el ojo, sabía a qué se refería y solo pude reír suavemente cuando el Omega pelirrojo le preguntó a su esposo si ahora ya le creía.
Ver las miradas llenas de amor, preocupación y ternura que se intercambiaban me hizo pregúntame que había hecho mal en la vida. O si inclusive en algún momento alguien me había mirado de esa forma.
Y una persona vino a mi mente. Wooseok.
Él me había amado. Apreciado como la más hermosa joya, cuidado como el más frágil cristal, pero después el había enloquecido y ahora estaba con el patán que me había hecho llegar a estas circunstancias.
¡Que vida!
Suspiré cuando JooHeon aceptó pagar la cuenta en su totalidad, la verdad es que me daba vergüenza tener que decirle que no traía un centavo encima.
JooHeon y ChangKyun se despidieron con amabilidad y dejaron el restaurante unos minutos después. Suspiré. Preguntando se llega a Roma, así que eso iba a hacer, hasta que recordé que no sabía ni siquiera el nombre de la calle donde resido.
Caminé por horas, el frío empezó a hacer de las suyas, temblaba y el hálito salía de mi boca cada vez que preguntaba por la hora. Eran las nueve y doce esta última vez.
La obscuridad empezaba a envolverme también, la gente era cada vez menos y de nuevo tenía ganas de llorar.
Vi a una chica a lo lejos, con su uniforme bien colocado y una pequeña cartera, me dió buena espina.
Era ahora o nunca. Me acerqué con pasos temblorosos, abrazándome a mi mismo.
- Disculpa.- mi inglés era pésimo, pero esperaba que ella me entendiera. La chica me miró.
Era rubia, de lindos ojos azules y una piel limpia como blanca.
- ¿Si?- ok, había entendido mi inglés, ahora solo faltaba que yo entendiera el suyo.
- Soy coreano. No sé inglés. Yo, necesito dinero, ¿Podrías darme? Necesito, yo, dinero.- era lo único que sabía decir, seguramente parecía desesperado pues la chica asintió frenética antes de sacar un billete y entregármelo.
- Está bien.- me hizo una señal de "okay". Sonreí, hice una reverencia de noventa grados.
- Disculpa, ¿Conoces teléfono, aquí?- le hice un par de señas y ella comprendiendo con facilidad me señaló una pequeña caseta en la esquina contigua. Sonreí de nuevo y me despedí con la mano para salir corriendo.
Tomé el teléfono y rompí a llorar cuando quise teclear el número. ¡No conocía el celular de Taehyung! Cuando estaba a punto de colapsar, un cartel con números de emergencia me hizo abrir los ojos.
Marqué el número de la policía y con un inglés básico les expliqué que era coreano y que estaba perdido.
Me comunicaron con un policía coreano y por fin pude desahogarme. Me pidió que me quedara ahí y que ellos llegarían por mí, con suerte poseían la ubicación de esa cabina.
La patrulla llegó y fui llevado hasta una pequeña estación de policía. Les dije mi nombre y también les pedí que contactaran con Taehyung, solo quería verlo, golpearlo y luego abrazarlo hasta no poder más.
Los vi trabajar por horas, buscando el número de un lado a otro.
Los policías se disculparon, pues no pudieron conseguir el número del alfa y lo único que pudieron ofrecerme fue un café humeante, un lugar en la sala de espera y una manta ligera para cubrirme. Me dejaron quedarme hasta la mañana siguiente.
Tomé un lugar en los viejos sillones y comencé a llorar con las manos cubriendo mi rostro. Quería ver a Taehyung, quería ver un rostro familiar, quería que su aroma me calamara, quería escuchar su voz y sentir su calor.
Estuve llorando hasta que caí dormido en aquel lugar con mucha gente, pero completamente solo.
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L@s amo 💚
Maratón 3/?
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