Living with 5SOS.

8. Él es... ¿gay?

"Have you been drinkin', to take all the pain away? I wish that I could give you what you deserve."

Nothing like us — Justin Bieber.

8. Él es... ¿gay?

Alex's POV:

—Alex, vamos, te he preparado el desayuno.

Murmuro algo que suena como 'bfsasñsdwsdas', y me levanto rápidamente. Me coloco mis converse, y voy hacia la cocina.

—Buenos días. —saluda Luke.

—Hola. —dice Ashton, con la boca llena de cereales.

Sonrío y niego con la cabeza. Le doy un beso en la mejilla a cada uno mientras pregunto:

—¿Calum y Mike? 

—Durmiendo, como siempre —responde Luke. Luego añade:— ¿Por qué estabas en el sofá?

—Pues... ¿porque no me habéis dado una habitación?¿Esa te vale?

Luke sale de su silla y me abraza fuertemente.

—Perdón, perdón, lo siento. —ruega tiernamente.

—Vale, vale, perdonado, cachorro. Pero ahora, dime dónde puedo dormir, al menos.

—Bueno, Michael y Calum duermen juntos, así que con ellos no —Perfecto. No duermo con los pervertidos—. Mi habitación es demasiado pequeña, porque está el baño; pero Ashton tiene dos camas, puedes dormir con él si quieres. 

¿Ashton?

¿El semi-dios Ashton?

Santo Jared Leto.

—Encantada. —chillo emocionada.

Creo que demasiado.

Termino mi desayuno de sopetón, y cojo un par de ropa de mis maletas.

—¿Puedo ducharme? —pregunto a Luke.

—Claro, segunda puerta a la derecha; está en mi habitación.

Sonrío y camino hacia su dormitorio. Abro la puerta, y me preparo para saltar cuando la avalancha de ratas salga de ese lugar pestilente.

Pero no es así.

El cuarto del rubio está ordenado, con la cama hecha y el piso pulcro; y sólo adornan las paredes dos posters de Blink-182.

Realmente no me esperaba esto.

Estoy saliendo de la ducha cuando reconozco la voz de Ashton, que grita desde afuera.

—Hey, Alex; Calum y Mike están despiertos, así que iremos al campus para inscribirnos a las pruebas de lacrosse.

—Está bien, ¡adiós!

Me envuelvo en una toalla, y comienzo a peinar mi cabello. Me doy cuenta de que no cogí ropa interior, y corro hasta la sala. Llaman a la puerta tres veces. Creo que son los chicos, puede que se hayan olvidado algo. Estoy por girar el pomo, cuando recuerdo que estoy sólo envuelta en una toalla.

Qué va, ayer me han visto en sujetador.

Giro la perilla, y me encuentro con un chico musculoso, probablemente de un metro ochenta, vistiendo una polo negra —que hace juego con sus ojos verdes—, y unos jeans.