2.

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Otra vez había notado que esa presión en el pecho había empezado a crecer. Su mente daba vueltas por toda la sala y veía los labios de su madre moverse muy deprisa. No podía más. Todo lo que le estaban diciendo ya se lo había dicho él mismo mil veces. Ellas parecían afectadas pero ¿y él? ¿Es que nadie se había parado ni un segundo a pensar como cada palabra que le decían sobre el tema lo mataba por dentro lentamente?

Sabía que había tomado la decisión correcta cuando cerró esa puerta con toda la rabia que le estaba consumiendo. No quería oír ni una palabra más. Quería que el tiempo pasase rápido para poder concentrarse de nuevo en su próximo disco y, por fin, olvidarse de la pesadilla que estaba viviendo. Lo que había comenzado como un sueño había terminado en infierno.

Cada vez que ella le rascaba la nuca, le cogía la mano o le rozaba con sus dedos la cara, moría. Le consumía por dentro pensar que todos esos gestos que le dedicaba ya no contenían ni una pizca del amor que llegaron a sentir. No tenía palabras para describir el sentimiento de saber que ella ya no estaría más a su lado para alegrarle los días y para secarle las lágrimas cuando fuera necesario, que ya no se fundirían en abrazos que podían durar millones de años y que ya no podría volver a ver su cara de emoción cada vez que uno de sus sueños se hiciese realidad.

La había querido mucho, la quería mucho y sabía que la seguiría queriendo mucho.

Únicamente quería desaparecer. Maldijo la noche en que todo comenzó, maldijo la mañana en que todo se hizo realidad y maldecía cada uno de los instantes que estaba a su lado: su olor, olor a lluvia, olor a frescura, olor a recuerdos felices que quería olvidar, que necesitaba olvidara para su bien...

Se volvía a encontrar en el pasadizo dudando en que puerta entrar para poder huir. Estaba solo, se sentía solo y vacío. Su cuerpo reaccionó más rápido que su mente y se dejó caer en el suelo y enterró su cabeza en sus brazos. Lloró. Quería sacarlo todo.

Notó una presencia en su cabeza. Del sonido de sus propios sollozos no se había dado cuenta de que alguien se había acercado a él. Pensó que sería su madre, que le habría seguido y ahora estaría delante de él con un paquete de pañuelos listo para él.

Antes de levantar cabeza quería calmarse un poco, hizo un par de veces un ejercicio de respiración que un medico le enseño una vez, pero al ver que no daban resultado, levantó la cabeza para buscar ayuda en su madre. Simplemente quería un abrazo.

Ángela se había agachado para estar a su altura y fue tal la sorpresa de encontrarse a ella delante que Alfred dejó de llorar al instante.

—Te iba a preguntar si estabas bien pero ya veo que no...

Sin contestarla, clavó su mirada en ella mientras se sentaba a su lado apoyando la cabeza contra la pared.

—No he venido aquí a recriminarte nada ni a decirte lo que has oído ya demasiadas veces —dijo con una voz suave, serena y calmada—. Sencillamente quiero decirte que pase lo que pase, me tendrás para lo que necesites: ya sea para hablar o ir a tomar una copa o lo que sea. Para lo que necesites ya sabes donde encontrarme. No estas solo, ni lo estarás.

Eso era lo que él necesitaba escuchar. No quería oír más los consejos de terceras personas o que le dieran lecciones de cómo llevar todo eso. Esas sencillas palabras era todo lo que necesitaba. Necesitaba normalidad. Empezó a llorar de nuevo y Ángela le pasó el brazo por detrás de los hombros él dejo caer su cabeza contra la de la chica. No supo cuanto rato estuvieron en esa posición, él llorando y ella acariciándolo, hasta que tuvo el valor de hablar.

—Nunca le haría daño Ángela —empezó—. Lo supe des del momento en que nos conocimos. Es especial. Por ella pasaría tristezas, hambre e incluso iría al fin de la tierra antes de hacerle daño. Es muy especial para mí. Aun que haya pasado todo esto y a ratos nos odiemos y a ratos nos ignoremos, tengo miedo. Mucho miedo. Han aparecido sombras en nuestra noche de estrellas y ahora todo es caos. No sé que pasará luego, mañana o en un año pero que sepas que no voy a hacerle más daño que el que ya sufre ahora. Todo iba bien pero esa noche... una tormenta desató un mar enfurecido y ahora ya no se puede controlar nada. ¿Sabes de que tengo miedo? —ella negó con la cabeza. Estaba totalmente absorbida escuchando las palabras de aquel pobre chico destrozado—. De perderla dentro de un mes. Aunque ahora nos pasamos el día discutiendo, por lo menos estoy con ella. En un mes, nada. Me jode haberlo jodido todo de esta manera pero lo nuestro no se merecía acabar así... hemos vivido demasiados momentos bonitos para que el final fuese esta mierda. Joder Ángela...

—La quieres —le cortó ella. Alfred asintió y volvió a llorar. Ángela se mordía el labio mientras lo veía. Eran los dos tan jóvenes y estaban sufriendo tanto—. No se si lo sabes pero no ha llegado a contarme nunca lo que os pasó. No está preparada. Ella también tiene miedo.

—Lo sé... la conozco demasiado bien —Alfred se separó de Ángela y se levantó de golpe—. Voy a irme, no voy a volver a la sala.

—¿Dónde te quieres ir? —preguntó ella levantándose rápidamente.

—No lo sé la verdad...

—Vámonos al hotel. Me voy contigo —Alfred se quedo parado ante la decisión de la chica—. Le voy a mandar un mensaje a tu madre diciéndole que nos vamos al hotel, ellas ya vendrán cuando quieran.

Alfred asintió y los dos empezaron a andar hacia la salida. Ángela lo cogió del brazo y suavemente lo iba acariciando.

—Ya te he dicho que nunca vas a estar solo. Yo no lo voy a permitir... ¡Y mucha gente opina como yo! —dijo con una sonrisa antes de abrir la puerta principal del edificio para salir al exterior y coger el primer taxi que pasase. Él le sonrió y se lanzó a sus brazos a darle un abrazo, ese abrazo que tanto necesitaba.

Realmente ellos dos se habían visto poco pero des del minuto uno habían congeniado los dos y se tenían mucho cariño. Ángela lo trataba como su hermano pequeño y él como la hermana mayor que nunca tubo.

—Y pase lo que pase, sé que no la vas a perder. Conozco muy bien a mi hermana y también sé que lo que os une es muy fuerte —le susurró segura de si. 


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Antes de nada... ¡muchas gracias por todo el apoyo y la buena acogida que estoy teniendo! ¡Muchas muchas muchas gracias! 

Ya os dije que no puedo prometer un día exacto para publicar el siguiente pero espero hacerlo antes del viernes. Todo depende de mi vida, mi tiempo y mi imaginación/creatividad. 

De nuevo, muchas gracias por todo y ¡0 dramas siempre! 

 Nos leemos ;)

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