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Dicen que la verdad es algo que duele pero que se debe de aceptar... Que cuando creías algo falso y descubres que es verdad, es como si fuera una estaca atravesándote el corazón. Y más cuando viene de la persona que tanto amas.

Tal vez sea cierto, tal vez no. Entre cielo y tierra no hay nada oculto, y todo siempre saldrá a la luz. Podrás decir una mentira, intentar ocultarlo, o tal vez enterrarlo... Pero te perseguirá el resto de tu vida.

Una joven enamorada, que no era del todo inexperta pero ante el se sentía como si fuera su primera relación. Enamorada de un hombre con experiencia, maduro, del que ella dudaba si conocía realmente el concepto del amor.

Y para el, ella era una maravilla que apenas descubría. Un diamante en medio del desierto, el oro al fondo del océano. No lograba entender como una mujer podía causar tantos sentimientos locos e inexplicables en él. Sentía que ella había llegado a su vida para darle sentido, para darle color.

Ambos podían vivir en un mundo rosa, lleno de amor e ilusiones, de buenas expectativas y esperanzas. Pero ambos sabían que eso no duraría tanto como quisieran... Y que si querían que esa relación perdurara, tendrían que luchar. Y no solo contra el orgullo del otro, también contra las adversidades que se presentarían.

Malcolm sabía que clase de hombre era, la mayor parte del tiempo un hombre lleno de odio y rencor. Con enemigos en cualquier parte del mundo, cargando muertos a donde fuera, y nunca con la consciencia limpia. Pero ya era su estilo de vida, y no dudaba dejarlo.

Emiliana era lo opuesto a él, y eso lo atormentaba. ¿Como podría corromper a una mujer que era tan bondadosa? ¿Tan humilde? ¿Tan cariñosa e inteligente? Ella era la inocencia pura, o eso creía el.

Malcolm vivía con el temor de que supiera quien es realmente, pero cada día que pasaba... Cada conversación, cada salida... Esa confianza que crecía entre ambos... El sabía que llegaría el día en que de sus labios saldría su verdadera profesión. Y no lo que aparentaba ser.

El aseguraba que esa es la mujer de su vida, con la que compartiría toda su vida. A la que quería a su lado cuando su imperio de narcotráfico siguiera creciendo y llegara a donde el imaginaba. Pero también aseguraba que en cuanto ella supiera que era el narcotráfico más temido de Alemania, huiría por la primera puerta que consiguiera.

No era la clase hombre que reza, pero tampoco se consideraba ateo. Y desde que la conoció, cada noche aunque no lograra dormir como cualquier humano, rezaba. Conversaba con Dios para pedirle que no la alejara de él, que ella entendiera quién es pero que no corriera.

Y solo pensaba... ¿Realmente Dios le cumpliría algo a un narcotráfico? ¿Podía Dios perdonar todo lo que el es y dejarla a su lado? Preguntas iban, preguntas venían... Muchas sin respuestas, pero el se dedicaría a resolverlas. Por ella. Por tenerla a su lado.

Malcolm

— El negocio de los quinientos mil kilos de cocaína está resuelto, llegará al puerto el viernes en la noche.

— Quiero a todos al pendiente, no alarmaremos más a la policía.

— Hemos logrado infiltrar a Gabe, el estará pendiente de si les llega algún tipo de información sobre el cargamento.

Tome otro trago al whisky, intentando relajarme. El dolor de cabeza no quería abandonarme, y ya no podía seguir tomando pastillas.

— ¿Sabes algo de Valentino? ¿Está en Alemania?

— No, está en su territorio. Pero he olvidado decirte, investigue algo sobre los hombres que vigilaban a Emiliana.

Se levanto para buscar en el maletín que cargaba siempre con el «a veces intentaba verse más empresario que sicario» y me lanzo al escritorio una carpeta.

Amores peligrosos pero adictivos • ¡PAUSADA! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora