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No temas, estaré aquí.

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Con la excusa de que estaba remodelándolo la casa, mi madre se había instalado en el apartamento de Malcolm y nada la tenía más feliz, y junto a ella, Leyla «sip, cada día afirmaba que a ella no le gustaba su casa»

Mis heridas habían desaparecido, y ya no parecía el monstruo Hulk, era más una persona decente y ya podía salir, aunque Malcolm me tuviera bajo una protección que no soportaba pero no quería más discusiones con él. Estábamos pasando un buen momento.

— ¿Qué haces, guapa? – Malcolm entró a la habitación, quitándose el corbatín.

Se acostó a mi lado, mientras terminaba de quitarse la camisa y el calzado.

— ¿Por qué buscas casas? – Se alarmó.

— He tomado la decisión de vender la casa, y quiero algo más pequeño y cómodo para mi madre y para mí, pero con un cuarto adicional para Leyla.

Se sentó, y me quito la laptop de las piernas. Rodee mis ojos ante su seriedad y sabía que eso lograba que se molestara.

— ¿Por qué razón estás buscando casa si le ofrecí a tu madre y a Leyla el apartamento, y tú estás viviendo conmigo?

— Estoy agradecida por eso, Malcolm. Pero no viviremos toda la vida de ti.

Su molestia era terriblemente notable, pero no podía pretender que viviríamos de él toda la vida, al menos mi madre y yo no éramos esa clase de persona, y Leyla aunque tuviera su casa, no le gustaba vivir sola y aún no quería irse a casa de su amado.

— No me molesta que sea así, Emiliana.

— Se que tienes más dinero que sentido común, pero entiéndeme, no me gusta vivir de ti.

— Como quieras, no discutiré contigo.

Volvió a poner la laptop en mis piernas y salió de la habitación, dejándome sola y sin entender en que momento algo tan simple como eso se había convertido en una verdadera discusión.

Me duché y me vestí algo más presentable que mis pijamas, Malcolm estaba dedicado a su trabajo así que supuse que no le importaría que saliera un rato. Encendí mi auto, aún no había tenido el placer de manejarlo y cuánto he anhelado tener uno así.

Llegue a casa primero, quería terminar de arreglar algo que había dejado en pendiente, unos archivos de mi padre que aún estaban en la caja fuerte. Por los momentos, el tema de que yo tomara el mando estaba en pausa y eso me mantenía tranquila. Klaüs había informado por lo que yo había pasado, y según el, varios carteles le habían declarado la guerra a Valentino, si que respetaban a mi padre.

Un folio negro tenía mi nombre en grande, así que supuse que aquí había dejado lo que yo necesitara saber y lo que mi madre no me diría. Estaba el fideicomiso a mi nombre, y el que se supone que ya debía de reclamar, pero no quería ni pensar en que ese dinero existía. Otros papeles a los que no le daría tanta importancia y al final, un sobre que escribía «importante» en tinta negra.

Mi padre no perdía lo antiguo, amaba todo lo que tuviera que ver con cartas y era fiel creyente de que valía más escribir con tinta que confiar en una computadora, tan chapado a la antigua. Había dos hojas guardadas, una contenía un mapa señalando en rojo un almacén y la otra tenía unas pocas palabras de él.

Amores peligrosos pero adictivos • ¡PAUSADA! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora