Emiliana
— ¿Cómo te sientes sin la férula? ¿Aún te duele el brazo? ¿Puedes moverlo?
— Estoy bien, doctor – Me devolvió la sonrisa y salió del consultorio para terminar mi historia médica.
Malcolm se acercó a mi, aún tenía la preocupación de que pudiera lastimarme una vez más el brazo. Pero ya me sentía perfecta, no me dolía como antes.
— Todo lo que te pido es, que no fuerces tanto el brazo. ¿Podrías?
— Malcolm, vivo de ellos... Literalmente. Sin brazos, no puedo diseñar y si no lo hago, nadie acude a mi para remodelar o diseñar sus casas, y así no podré comer.
Su risa era tan diferente a la mía. Dulce y para nada escandalosa, la mía era todo lo contrario.
— Emiliana, te he recetado los analgésicos por si sigues con dolor y cualquier incomodidad que sientas, o algo extraño que notes, acude a mí.
— Gracias, doctor. Lo haré.
Malcolm me tomo de la mano para salir de la clínica, y me sentía tal cual esposa de él. E incluso, el doctor creía que lo éramos. Pero ninguno de los dos hizo el intento de desmentirlo.
Nos dirigimos a almorzar, tenía un antojo de comida tailandesa y a Malcolm no le importo para nada querer cumplírmelo. Cada día que pasaba, nos juntábamos más, y nuestra confianza crecía. Al punto de que ya quería que pasara el día junto a él en su casa o que almorzáramos juntos en la mía.
— ¿Pondrás otra vez Justin Bieber? – Su cara de trauma me hizo reír a carcajadas – Dime que no.
— ¿Por qué razón tienes Justin Bieber en tu playlist si no te gusta? Es ilógico.
— Tengo dos hermanas menores que son fanáticas de ese hombre y todo artista que cante como él.
Punto para mí, sin pensarlo ni planearlo había logrado saber algo más de su vida. Y me alegraba que fuera así. Me unía más a él.
— Me encanta que escuches Justin Bieber y One Direction, habla mucho de ti como hombre.
— No tengo problema en enseñarte que clase de hombre soy – Le dio un beso a mi mano y luego las entrelazó.
Mierda, los nervios se me dispararon. Su sonrisa era burlona, así que no era fácil saber en que sentido había dicho eso.
Al llegar al restaurante, entró como si fuera el dueño; Le ubicaron una mesa lo más rápido que pudieran y la botella de vino más costosa ya estaba enfrente de nosotros dos.
— Eres un hombre muy influyente.
— ¿Por qué lo dices, Emiliana? – Dejó a un lado el menú y se concentró en mí.
— Lugar al que vamos, lugar en el que tratan como a un Dios griego.
Su risa fue completamente seca, no la que había acostumbrado a escuchar antes.
— La gente se deslumbra por capitales golondrinas[1] – Le dio un sorbo a su copa de vino – No es porque yo sea influyente.
Elegí hacer silencio, supongo que era un tema del que no le gustaba hablar. El pidió la comida y yo me limité a solo verlo, y detallar aún más el lugar.
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Amores peligrosos pero adictivos • ¡PAUSADA!
RomanceAmbos se encontrarán... Ambos se enamorarán... Ninguno lo aceptará, por orgullo... ¿Será capaz ella de involucrarse en un mundo desconocido por el, por venganza y por poder? LEE PARA SABER MÁS !!!!! ••• NO SE ACEPTAN COPIAS DE ESTA HISTORIA. PROT...