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Emiliana

Tras el regreso de Zhara a casa, todos volvieron a su estado normal. Y Malcolm saltaba de felicidad al tener a su hermana fuera de peligro, me llena el corazón ver lo familiar que es.

— Tengo que admitir que soy tu fan – Mencionó Zhara.

— ¿Por qué lo dices, pequeña?

— Quiero estudiar diseño de modas, y debo de admitir que tu eres mi inspiración.

Me reí al escuchar eso. Zhara era tan diferente, que hacía que me provocara tener una hermana como ella. Y Malcolm nos miraba desde una esquina, con una sonrisa que no se le borraba.

— Soy fan de la moda, pero nunca me salían bien los diseños... Nada más los diseños de interiores.

— ¡Me encantaría que me ayudaras! – Intentó aplaudir aunque su brazo con la férula no la dejará.

Conversamos un rato largo, hasta que cayo la noche en París y nos toco retirarnos, debíamos de preparar todo para regresar a Múnich.

— Tengo que reunirme con Hansel, espérame en la habitación y ve arreglando tus maletas – Me dio un beso y se retiró.

Subí hasta la habitación, tenía esa felicidad en el pecho que hace tiempo y no sentía. Tal vez porque nadie había llegado a mi vida para hacerme sentir cosas tan diferentes como Malcolm.

Malcolm

— Jefe... – Tartamudeó... Eso nunca sucedía con él.

— ¿Qué está mal, Hansel?

— Jefe, no quiero ser yo quien diga esto.

Me entrego la carpeta, sabía que esto sería malo. La foto de un hombre fue lo primero que vi al abrirla, no sabía quién era.

— ¿Glen Strauss? ¿Quién es?

— Siga leyendo, jefe.

Glen Milton... Maldita sea.

— ¿Cobra negra es el padre de Emiliana?

— Sí, señor.

La rabia me estaba consumiendo. ¿En qué maldito momento ella me iba a decir esto? Seguí leyendo la información que Hansel había recaudado para mí, y cada vez creía menos.

Glen Strauss era una leyenda en el narcotráfico, alguien a quien debías de admirar. Sus transacciones de cocaína y heroína eran las mayores que habían podido entrar a Alemania y Colombia.

Subí a la habitación, quería encarar a Emiliana y me dijera de frente quien realmente era ella. Se que ella no sabía que yo soy un narcotraficante... Pero tampoco se como pudo omitir esta parte.

— Volviste rápido – Mencionó.

— ¿En qué maldito momento me pensabas decir que eres Emiliana Strauss? ¿Que tu apellido no es Milton?

— ¿De qué hablas? – Su cara sólo quería hacerme reír.

— Eres hija del narcotraficante más famoso y peligroso que Alemania y Colombia han podido tener.

Su cara era de confusión, pero era de pura actuación. ¿Cómo carajos se iba a hacer la que no sabía nada?

— ¿Qué mierda hablas, Malcolm?

— Allí tienes. ¿Hasta cuando pensabas ocultarme todo esto?

Se sentó en la cama mientras leía la carpeta. Esto no podía asimilarlo... Cuando por fin quería entregarle todo de mi a una mujer, esto sucede. ¿Tan maldito estoy que no merezco tener a alguien honesto en mi vida?

Amores peligrosos pero adictivos • ¡PAUSADA! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora