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Estoy dentro

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Dos semanas después de nuestra reconciliación, no volvimos a discutir ni a dejarnos de hablar... Un milagro De Dios. Era imposible no discutir con Malcolm, si no era todo como el quería, era seguro que habría una discusión allí, pero algo mínimo había cambiado y estaba mucho más relajado.

— Cariño, iré a ver el progreso tu oficina. ¿Vas conmigo?

Estaba al frente de mi, con su traje más costoso y su cabello recién cortado. Este hombre me haría morir en cualquier momento.

— ¡Claro que sí! – Aplaudí emocionada – Guardó esto y nos vamos.

Malcolm salió de la habitación, mientras yo terminaba de guardar algunas cosas que había comprado «Leyla me pegaba lo compradora compulsiva»

Arreglé mi vestido largo y salimos, no sin antes ponerme tres chaquetas encima, Malcolm últimamente estaba más sobre protector de lo común. A pesar de que la temperatura estaba bajando aún más, no quería dejar mis lindos vestidos.

El celular de Malcolm sonó cuando ya estábamos saliendo de casa. Reconoció el número y enseguida contestó, se detuvo en la verja mientras hablaba.

— ¿Qué? ¿Ya? – Suspiró – Está bien, ya voy para allá.

Lo mire confundida mientras guardaba su celular en el bolsillo del saco. Aplicó retroceso y volvió a donde estábamos.

— Cariño, veremos el adelanto de tu oficina más tarde... Mi familia ha aterrizado a Múnich.

— ¿Qué? ¿Y por qué no me has dicho que venían? ¡No hemos preparado nada para ellos!

— Ni yo sabía que venían, cariño – Me dedico una extraña sonrisa – Mis padres no se perderán el Oktoberfest, no se como lo he olvidado.

Antes de cambiarnos de auto, le dejé algunas instrucciones a Helga para darles una bienvenida a la familia de Malcolm, tenían tanto tiempo sin verme que no quería darles una mala impresión.

El camino al aeropuerto fue un poco silencioso, Malcolm estaba serio y tenso... No sabia si es que no quería que su familia viniera, o tal vez porque no le avisaron a tiempo... Luego hablaría eso con él, lo importante en estos momentos sería recibir a sus padres y hermanas.

Las pequeñas saltaron a los brazos de Malcolm y fue cuestión de segundos para que después estuvieran abrazándome y llenándome de besos. Para él, yo era un gran ejemplo para sus hermanas «y eso que ni nos conocíamos bien»

— Te extrañábamos, estábamos locas por verte.

— ¡Y yo a ustedes, pequeñas! – Volvieron a abrazarme.

Por un buen rato, no me permitieron saludar a los padres de Malcolm hasta que ellas decidieron que ya era suficiente de abrazos. Todos estaban felices de estar en Múnich y a mi me llenaba el corazón ver a Malcolm con su familia.

Salimos del aeropuerto para disfrutar del almuerzo que le había pedido a Helga que cocinará. Todos mantuvieron una larga conversación en el camino de vuelta, y de vez en cuando Malcolm soltaba una carcajada que a todos nos sorprendía. ¡Ya no tiene un corazoncito de hielo!

— Mis hermanas están encantadas contigo – Susurró – Te quieren más que a mí.

— Jamás – Le saque la lengua, aprovechando que no nos veían – Eres su ídolo.

Mi comentario lo hizo entristecer un poco... Mierda. ¿Qué dije? Me quede mirándolo, esperando una respuesta de su parte pero no la hubo. Era rápido el cambio de alegría a tristeza, y necesitaba saber el porqué.

Amores peligrosos pero adictivos • ¡PAUSADA! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora