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Mi Emiliana

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Halloween se acercaba y ya las calles de Múnich se llenaban de disfraces, dulces y decoraciones. Disfrutaba todo lo que tuviera que ver con este tipo de celebraciones. ¡Halloween y después el Oktoberfest! Mi corazoncito saltaba de alegría.

— Señorita, la llaman – Helga me entrego mi celular que había dejado en la cocina.

— ¿Quien te llama tan temprano, cariño? – Me pregunto Malcolm al ver que interrumpían nuestro desayuno – ¿Leyla? ¿O tu madre?

— No reconozco el número.

La llamada se canceló y a los segundos, volvieron a llamar, no me quedo de otra que atender. Malcolm no quitaba su vista de mí.

— ¿Sí? – Susurré.

— Emiliana, te habla Patrícia.

Mi mundo paralizó... No, no otra vez.

— Sí, dígame.

— Quería hacerte saber que mi hijo ha muerto – Su voz se cortó – Lo han asesinado ayer...

— ¿Cómo? – Pregunté asombrada – ¿Qué ha pasado?

— La policía me ha dicho que estaba involucrado con gente peligrosa, gente de drogas... No recuerdo que Isaías consumiera...

Mire a Malcolm, que ya tenía su mirada fija en mí. ¡Que no sepa yo que ha estado involucrado en eso! Ante mi silencio, volvió a hablar.

— Se que su relación termino mal, pero yo a ti siempre te he querido... Quería que supieras, y si pudieras estar conmigo y Stewart en el funeral.

— Sí, entiendo... ¿Cuándo es?

— Mañana, aún están investigando a ver si dan con quién es... – Su voz la delataba, estaba llorando – Agradecería que estés, yo te quiero mucho.

— Te escribiré, gracias por llamarme.

Tras trancar la llamada, no sabía si quería ahorcar a Malcolm o gritarlo. Me levante de la mesa y fui hacia el jardín, quería cinco minutos en paz.

— Emiliana, ¿Qué pasa? ¿Quién te ha llamado?

— ¿Fuiste tú? – Mi voz no era tristeza, era molestia.

— ¿Fui yo qué? – Su voz era desafiante.

— ¿Tú lo hiciste? ¿Tú le arrebataste la vida?

Malcolm me miraba confundido, y eso me enfurecía aún más.

— ¿A quién? ¿De que carajos hablas, Emiliana?

— ¡Isaías está muerto! Lo han asesinado, y su madre me ha dicho que ha sido alguien relacionado al narcotráfico.

— No he perdido mi tiempo de esa manera – Soltó.

— Malcolm, solo tú sabe el infierno que viví con él... Mis amigos no son capaces de matar una mosca.

— Ya te he dicho que no he ordenado eso, y detesto que duden mío.

Amores peligrosos pero adictivos • ¡PAUSADA! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora