CAPITULO SEIS

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Me desperté con el sonido de la ducha y una voz canturreando, miré mi reloj, era pronto, no quería moverme, no tenía fuerzas, tampoco ganas. Miré el techo de aquella habitación no me había dado cuenta pero está muy sucio para ser un techo. Busqué mi móvil. No estaba en la mesita, pensaba que lo había dejado allí. Rebusqué por debajo de las sábanas y allí estaba. Lo desbloqueé y tenía 500 mensajes, unos de mi amiga marta, otros de diferentes chats compartidos y otros tantos de Vicente. Decidí no contestar a ninguno, si no los abría no los había visto. Abrí twitter... no mejor no. Abrí Instagram, muchas fotos de mis compañeros, menuda fiesta se pegaron anoche y entonces una foto de él, nuestra foto, nuestro momento, sus frases casi las mismas que me había dedicado antes de salir corriendo de aquella habitación.

Podrán hablar, podrán decir todo. A estas alturas que más me da. Ya no actúo cuando canto contigo. Ya no actúo cuando te miro porque no puedo. No sé qué es esto pero lo que sé es que lo es.

Yotequieromas. Libre, sea cual sea nuestro camino.

No pude evitar emocionarme, me gustaban sus palabras aunque no sabía muy bien lo que significaban, ahora entiendo que tuviera tantos mensajes, me sentía mal, hecha una mierda él no se merecía esto, se merecía todo lo bueno que le pueda pasar, es un buenazo.

- Aiti, ¿te he despertado?- dijo Ana mientras salía d la ducha enrollada en su toalla.- Eh cariño, ¿Qué te pasa? Te has pasado la noche hablando en sueños, llorando.

- La he cagado Ana, creo que lo he perdido.

- ¿Pero qué dices? Parece mentira que aún no conozcas a Luis, está loco contigo, no va a dejarte escapar.

- Ya pero ayer me dijo cosas muy feas.

- Necesita que te decidas, que rompas de una vez con todo. Es normal, él ya lo hizo, apostó por ti. Creo que a él también le debió costar romper con toco ¿no crees?

- Si, está claro que me he comportado como una niña.

- Es que eres una niña. Pobre niña - dijo abrazándome.

- No, voy a demostrar que no. Esa academia me ha cambiado Ana, lo juro, ahora sé lo que quiero. Me he dado cuenta de las cosas, pero necesito tiempo. No lo tengo.

- Bueno es normal que necesites tiempo para hacer las cosas. Tranquila, él esperará, estoy segura, vamos me juro un brazo.

Bajamos a recepción, hoy viajábamos a Madrid. Teníamos reuniones con Universal. Firmas de contratos, firmas de discos... Para mi suerte no iba a estar sola mis compañeros viajaban conmigo y luego se unirían mis padres. Hacía tiempo que no teníamos tiempo para estar juntos, valga la redundancia, así que nos hacía mucha ilusión compartir esto juntos. Y para que mentir, no me gusta estar sola.

Allí estábamos todos, esperando a nuestro coche que nos llevaría a Sants para coger el Ave dirección Madrid. Todos estaban emocionados, contentos y felices. Comentaban lo bien que lo habían pasado la noche anterior. Lo bien que fue la gala y la posterior fiesta en las habitaciones del hotel. Todas estaban abiertas. La gente corría de una a otro. Todas menos una, la 122. Allí la felicidad no se respiraba por ningún sitio. Allí solo había dos personas que se querían, que estaban enamoradas pero estaban en mal momento. Que irónico pero la misma persona que me había metido este sentimiento que tenía en el cuerpo me también me lo quitaba. Él apareció por recepción. Tenía muchas ganas de verlo, ver cómo estaba. Tenía los ojos hinchados, sé que había llorado mucho y dormido poco, yo también. Estaba paliducho y por su ceño fruncido no tenía ganas de broma. No me dijo nada, solo me miró, no le dije nada solo le miré.

NO ES NECESARIO HABLARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora