CAPITULO CINCO

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Los primero rayos de luz entraron por la ventana de la habitación, estaba preciosa apenas iluminada con aquellos rayos de luz. En la cama nosotros seguíamos en la misma posición en la que nos dormimos, se respiraba amor, mucho amor. Él empezó a moverse, a desperezarse no mucho por no molestarme, noté como me miraba, como acariciaba mi cara pero yo no quería abrir mis ojos, no quería separarme de él y si abría mis ojos empezaba un nuevo día, el último que podríamos pasar así sin saber cuándo volvería a despertarme a su lado. Noté como se separaba de mí, ¿Dónde iba? Igual saldría al balcón a fumarse un cigarro. Demasiado temprano para ello, debía dejar ese vicio.

Entonces escuche que descolgaba el teléfono de la habitación. - ¿Recepción? Me gustaría si puede ser me subieran algo para desayunar a mi habitación. Sí, con unos cafés y unas tostadas está bien. De acuerdo, muchas gracias.- Colgó el teléfono y entonces lo noté encima de mí, me daba besos, intentaba que me despertase.

- Buenos días princesa, venga remolona ya es de día. - pero yo seguía sin abrir los ojos. - venga he pedido desayuno, es tarde no querrás irte sin desayunar ¿no?

- Eso nunca.- dije esta vez abriendo un poco los ojos y cogiéndolo por el cuello con mis brazos.- Además quiero un desayuno especial.

- Aitana.- dijo con su voz de resignación. ­- no seas mala.

- Porfi Luis, tenemos tiempo.

Dicho y hecho. Empecé a besar su cuello, su oreja, sabía cómo le gustaba que le besara su oreja porque enseguida activé su botón y empezó él al ataque. Empezó directo besando mis pechos, mi barriga y cuando empezaba a bajar a terreno pantanoso el sonido de unos nudillos en la puerta nos hizo parar de inmediato. -¿sii?- preguntó sin incorporarse. -servicio de habitaciones. Han pedido desayuno ¿no?- Se levantó de inmediato y no pude reír cuando lo vi con sus boxers hinchados debido a su calentamiento mañanero. - Voy yo.- le dije.

Un chico joven esperaba al otro lado de la puerta, por su cara al abrirla imaginé que no esperaba verme a mí al otro lado de la misma. Mierda, pensé, esa habitación estaba a nombre de Roi y Cepeda. Es igual, poco me importó cerré rápidamente y volví a apresar a mi presa que esperaba sentado a mi lado de la cama

- ¿Y ahora qué? - dijo apoyado sobre el cabecero de la cama con sus manos en cruz.

- ¿Ahora? Tenemos algo pendiente tu y yo- y corriendo salté hacia la cama.

Como era de esperar, llegamos tarde y encima sin tiempo a desayunar. Llegamos los últimos al plató donde ya nos esperaban el resto de nuestros compañeros que nos miraban con cara de ¿Qué habéis hecho? Parece que todo el mundo nos estaba buscando. Primero ensayamos las canciones grupales, después los dúos y por último las individuales.

Después de comer empezamos con la operación peluquería y maquillaje. Una llamada mientras esperaba mi turno en peluquería me hizo salir de la sala ante la mirada de sorpresa de Luis, necesitaba un poco de espacio y silencio y en aquella sala no había nada de eso.

- Vicente.

- Hola cosita. ¿Cómo vas? No has contestado a mis mensajes

- Ya. Lo iba a hacer ahora es que aún no he tenido tiempo ni a sentarme. Y qué, ¿Cómo vas?

- Pues bien vengo ahora de la Universidad, voy a comer y...

- Vicente, yo ya no puedo más. Me sabe muy mal hacerlo por teléfono pero es que no sé cómo hacerlo ya. Estoy cansada de esto, no puedo más, me ahogo. Necesito aire, respirar. Necesito un cambio. Necesito tiempo.

NO ES NECESARIO HABLARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora