- Buenos días mi vida – dije esparciendo besos por toda la cara de mi pequeña – venga abre esos ojazos que ya es de día. – empecé con las cosquillas.
- ¡mamá! – gritó Julia mientras no podía parar de reírse.
- ¿Estas preparada? – le pregunté sin dejar de mirarla. Ella asintió sin borrar la sonrisa de su boca. – Es nuestro día de chicas.
- ¿Pero solo vamos tú y yo verdad? – asentí. - ¿Alberto se queda?
- Si cariño solo mamá y Julia.
- ¿Y papá? – preguntó la niña colocando su dedo índice sobre su barbilla. Era algo que hacía sin darse cuenta y que me recordaba tanto a él.
- Papá tiene trabajo cariño.
- Jo, pobre papá – dijo lastimosa.
- ¡Oye! ¿Y cuándo mamá trabaja, que? – volví a las cosquillas – además es plan de chicas ¿acaso papá y Alberto son chicas?
- ¡No! – negó moviendo fuerte su cabeza.
- Pues ya está, mamá y Julia que son las chicas de la casa. – la puerta se abrió y un adormilado Alberto rascándose los ojos entro en escena. – Mira – le dije a Julia - por aquí llega nuestro terremoto.
- Ven Alberto – le dijo Julia invitándole a subir a su cama abriéndole la colcha para que se metiera dentro.
- Oíd chicos. Vosotros sabéis que sois lo más importante para papá y mamá ¿verdad? – los niños asintieron sonrientes – Que os queremos más que nada y que pase lo que pase somos una familia, que nos tenemos que querer todos ¿verdad? – Julia asintió - ¿Alberto?
- Tiii – dijo gracioso.
- Así que cuando llegue el bebé, vamos a quererle y a cuidarle mucho, porque también va a ser uno más de la familia.
- Aunque venga más tarde – dijo muy segura Julia.
- Sí cariño, aunque haya llegado más tarde – continué.
- Alberto también llegó más tarde que mi – dijo de nuevo.
- Que yo, se dice que yo – acaricié su pelo.
- Que yo nooo. tu tarde – dijo Alberto medio enfadado.
- ¡Que no! que yo soy la mayor – últimamente tenía esto muy presente. – tu eres el pequeño – señalándole.
- Claro Alberto. Primero papá y mamá decidieron tener a Julia, después decidimos tener a Alberto y así nunca estaríais solos y ahora papá y mamá han decido tener un nuevo bebé. Un hermanito ara vosotros. Para que podáis jugar a muchas cosas y nunca os aburráis.
- Sí porque si somos mucho, pues podemos jugar a muchas cosas – añadió de nuevo Julia.
- A a a tondite – se unió Alberto.
- Pues claro, pero bueno, que muchos más no vamos a ser eh chicos. Y quiero que me ayudéis, porque cuando nazca el bebé voy a necesitar muchos ayudantes – los niños sonrieron cómplices – para darle el bibe, cambiarle el pañal...
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NO ES NECESARIO HABLAR
RomanceTodo estaba en calma, como esa calma que aparece antes de un tsunami... demasiada calma para tanto tsunami, pero realmente, entre él y yo, no era necesario hablar de hecho entre nosotros, las palabras sobraban demasiado.