Domingo a las 10 de la mañana. El silencio inundaba mi casa. Yo, que era la única que estaba despierta, andaba de puntillas para no hacer el mínimo ruido.
Había dejado a Luis en la cama durmiendo medio espatarrado y con su hija al lado. Después de darle el primer biberón de la mañana se había quedado dormida y no quise moverla mucho.
¿Porque pasa que cuando más silencio quieres hacer más ruido haces? El sonido insistente de mi teléfono móvil explotó todo el silencio que reinaba en mi casa.
- Shuuuu – le contesté a Miriam al descolgar.
- ¿He despertado a la niña? – me dijo lastimosa.
- Sí, la oigo, pero está con Luis.
- ¿Os apetece desayunar? Llevamos churros y chocolate.
- ¡Miriam! ¡que estoy a dieta! – le contesté malhumorada
- ¡Venga! Total un día es un día. – insistió mi amiga sonriendo.
- Está bien... ¿Qué tardáis? – pregunté mirando el reloj
- ¿Cuánto necesitas? – preguntó ella
- ¿Media hora? – le dije
- Perfecto nos vemos en media hora – colgamos.
- ¡Pero quien se ha despertado! – dije con mi voz melosa entrando en la habitación que aún estaba a oscuras. - ¿Cómo ha dormido mi tesoro?
- Muy bien cariño ¿y tú? – contestó Luis remoloneando.
- ¡Tú no! - dije cogiendo a la niña en mis brazos y dándole besos en su pequeña cabeza.
- ¡Vaya! Muchas gracias, yo también me alegro de verte.
- Es broma cariño – le besé en los labios. – Por cierto ha llamado Miriam.
- Sí, lo he escuchado – contestó con tono irónico.
- Vienen en media hora para desayunar.
- ¡Que pesados! Ni que no tuvieran casa.
- ¡Luis! Creo que viene a decirnos algo del bebé. ¡Venga! Mueve el culo. Voy a bañarla mientras.
Júlia se estaba convirtiendo en una ratilla muy preciosa. Comía perfectamente, sonreía todo el tiempo y nos dejaba descansar más de la cuenta. No podíamos estar más contentos con esta niña. Por las noches solo nos despertaba un par de veces para comer y nos lo turnábamos entre los dos así que tampoco habíamos notado tanto cambio con su llegada.
- ¿Dónde está la cosa más bonita del mundo? – dijo Miriam al entrar por la puerta de casa. Corrió a cogerla mientras ella la esperaba con una gran sonrisa.
- Hola Pablo – le saludé abrazándole mientras cerraba la puerta de entrada.
- La cosa más bonita del mundo está aquí recién duchadita – le anunció Luis mientras salía de nuestra habitación.
- Amigo, te quiero mucho pero ya no estás en el trono – le contestó Miriam mientras cargaba con Julia que sonreía al ver aparecer a su padre que le hacía muecas.
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NO ES NECESARIO HABLAR
Любовные романыTodo estaba en calma, como esa calma que aparece antes de un tsunami... demasiada calma para tanto tsunami, pero realmente, entre él y yo, no era necesario hablar de hecho entre nosotros, las palabras sobraban demasiado.