CAPITULO CUARENTA Y SIETE [FINAL]

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Empezamos la gira con muchas ganas de reencontrarnos con nuestros compañeros. Nos encontrábamos todos cambiados. Algunos tenían más arrugas, más canas o más kilos. Pero detrás de esa fachada, estábamos los de siempre.

Los niños estaban emocionados, especialmente Julia. No acostumbrábamos a llevarlos de concierto por lo que esta gira estaba siendo una increíble aventura para ellos también. Estaban como de campamento. Todo había quedado relegado a esta gira.

Cada ciudad agotaba las entradas a las pocas horas de salir a la venta. La gente hacía colas insufribles para vernos. Gritaba nuestros nombres y adornaba pancartas. Algunos habían despolvado las camisetas de "Pa mala yo" y de nuevo todo se llenaba de globos. Todo igual que hace unos años pero con un pequeño cambio, nuestros fans habían crecido igual que nosotros.

El verano estaba siendo agotador, menos mal que mis padres se unieron a la gira, al igual que los de muchos de mis compañeros, y nos echaron una mano con los niños. El día lo disfrutábamos con ellos. En la playa, si los sitios que visitábamos tenían costa, o en la piscina de los numerosos hoteles que visitamos. Por la tarde nos tocaba prueba de sonido y ya por las noches el concierto, que vivían a nuestro lado entre bambalinas.

Cada uno de nosotros cantaría dos dúos y una en solitario, el resto lo rellenábamos con grupales, las que el público quería, por ello habíamos hecho una encuesta para saber cuáles eran las elegidas. Por supuesto camina no podía faltar y además incluía sorpresa y es que por la pantalla trasera, la productora, había hecho un video montaje de nuestros niños bailando y cantando. Para finalizar, la revolución sexual, como siempre, aunque esta vez era diferente ya que al finalizar el penúltimo estribillo, les dejaban salir a ellos a escena, corriendo y saltando salían al escenario. Algunos ya apuntaban maneras como Sofía o Julia que corrían hasta el final de la pasarela para saludar a la gente mientras bailaban, siempre bajo la atenta mirada de Luis, pero otros como Alberto, les costaba más adaptarse y en cuanto salía corría a los brazos de su padre o mío, más a los de su padre porque para mí ya era imposible sujetarlo en brazos, entre lo que pesaba él y su hermano dentro de mí.

Creo que fue el verano más caluroso que había vivido en años... bueno, Luis no compartía esta apreciación cuando por la noche se tenía que tapas con la colcha por lo fuerte que estaba el aire, pero es que a la adrenalina de los conciertos tenía que sumarle mi precioso bombo de cinco meses acompañándome a todos los sitios, moviéndose al ritmo de lo malo y disfrutando al ritmo de no puedo vivir sin ti. Estaba siendo todo demasiado especial. Este embarazo, la gira, el verano con Luis y los niños sin apenas separarnos...

Entre gira y gira, no podíamos dejar de lado nuestros compromisos en solitario. No teníamos conciertos, pero sí entrevistas que dar y firmas a las que acudir y eso era lo que tenía que hacer Luis el día de su cumpleaños, una firma en un centro comercial de Málaga, pero nosotros decidimos darle una sorpresa.

- Muchas gracias a todos por venir, con este calor que hace aquí en Málaga. Vamos a empezar porque no quiero que nadie se vaya sin firmar. – se presentó Luis antes de empezar la firma.

- Está bien, ya ha empezado – me confirmó Armand. – empezaremos a entonar el cumpleaños feliz y enseguida la gente se unirá, vosotros salís cuando tú quieras.

- Perfecto – concluí – Vamos chicos – les dije a mis hijos cogiéndoles de la mano.

- ¿Vamos a darle la sorpresa a papá? preguntó Julia abriendo mucho sus grandes ojos oscuros. Yo asentí. – seguro que le gusta – continuó la pequeña.

NO ES NECESARIO HABLARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora