"Sabes, yo también sé porque te quiero. Te quiero por cómo eres. Por tus saltitos cuando estás nerviosa, por tus pucheros cuando quieres conseguir algo, por cómo te muerdes el labio cuando te miro fijamente esperando un beso, por cómo te tocas el flequillo exactamente cada cinco minutos, por tus chistes, tus niñerías que me vuelven loco, tus carcajadas cuando te hago cosquillas con mi barba. Te quiero por cómo me haces sentir cuando estoy a tu lado. Vivo. Contigo respiro. Contigo siento. Contigo amo. Eres mi aire. Mi bocanada de aire que hace que pueda seguir adelante a cada paso que doy.
PD: Por ti estará, por ti ya estuve y estaría... muy pronto lo descubrirás. Te quiero más, mucho más, cada día más".
Y ahora yo, ¿Cómo sigo adelante con mi vida? Lloraba de alegría aunque asusté a mi prima Olga que escuchó los sollozos desde el pasillo del hotel. De nuevo volvíamos a Barcelona y unos días después me marchaba a Londres con Raoul. Era un viaje planeado, planeado por Vicente para pasar tiempo juntos. Después de dejarlo definitivamente me regaló los billetes, según él me haría ilusión ir, solo tenía que buscar acompañante. Un viaje que me hubiese gustado hacer con Luis pero fue imposible, tenía compromisos que cumplir. Así que cuando me vi con los billetes comprados, pedí ayuda a mi amigo que me acompañó encantado.
Pasamos unos días maravillosos por Londres. Me encantaba pasar tiempo con Raoul porque él entendía a la perfección como me encontraba en cada momento. Resultaba curioso el descubrir cómo nos entendíamos aunque hacia relativamente poco que nos habíamos conocido. Nos pusimos al día, que buena falta nos hacía, y mientras en Madrid, allí estaba él. Hablábamos todos los días, nos contábamos que habíamos hecho, nos decíamos lo mucho que nos echábamos de menos y lo mucho que nos queríamos y las ganas que teníamos de vernos, aunque para eso faltaban aún muchos días, porque en cuanto regresamos nosotros de Londres él cogió un avión con dirección Luxemburgo para pasar la Semana Santa con su amigo Javi. Nos iba a venir bien este tiempo separados y así me propuse poner al día a mi familia con todo lo nuevo que estaba pasando ahora en mi vida.
Mi padre dice que las costumbres, si son buenas, nunca han de perderse, y de eso mi familia sabía bastante. Todos los años por Semana Santa alquilábamos una casita rural para pasarla todos juntos, siempre la misma, nos gustaba. Este año, a diferencia de los anteriores, le pedía a mi mejor amigo Adrián que nos acompañara, hacía tiempo que no lo pasaba con él, que no sabía de mi vida y quería que formara parte de la felicidad que sentía ahora. Me sentía pletórica, llena de vida y eso era algo que quería transmitir a los míos.
Senderismo, picnics, acampadas y juegos de mesa por las noches, no podía gustarme más el plan de hecho comentaba por el grupo de WhatsApp con mis compañeros lo bien que lo estaba pasando y les decía que teníamos que hacer nosotros un plan parecido una vez al año. Yo instaurando costumbres, esas buenas que nunca han de perderse. Una noche después de la cena salimos Adrián y yo a la terraza, estaba decidida a hablar con él, a contarle todo, como me sentía y lo feliz que estaba con Luis.
- Qué bonito está el cielo ¿verdad Aiti?
- Sí, le verdad es que sí. Me encanta venir al campo por eso. En la ciudad no se pueden ver cielos tan preciosos. – silencio – Adrián, me gustaría hablarte...
- Ya lo sé Aitana, no hace falta que lo digas.
- ¿Cómo?
- Lo veo en tus ojos. Tus ojos son luz. Y cuando saliste de la academia en Sant Climent, con nosotros, estaban apagados, sin ganas de brillar. Si es él el que ha devuelto esa luz a esos ojos que me vuelven loco, bienvenido sea.
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NO ES NECESARIO HABLAR
RomanceTodo estaba en calma, como esa calma que aparece antes de un tsunami... demasiada calma para tanto tsunami, pero realmente, entre él y yo, no era necesario hablar de hecho entre nosotros, las palabras sobraban demasiado.