CAPITULO DIECIOCHO

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- ¿Qué haces? – preguntó desde la cama con sus brazos cruzados.

- Espera, me estoy preparando para la ocasión. – contesté desde el baño.

- ¡Venga ya!

- Ya voy... impaciente – dije mientras salía del baño con un conjunto picante que me había comprado para la ocasión, la lencería negra era su favorita, y los labios pintados suavemente.

- ¿Y esto? – me preguntó sin poder cerrar bien su boca.

- La ocasión lo merece ¿no? – mientras me tiraba encima de él en la cama – si sale que sí, quiero recordar este momento así como mágico.

- Pero si te lo voy a quitar en menos de dos minutos – ya estaba besando mis labios, mordiéndolos y con sus manos en territorio turbio.

- ¿Cómo lo hacemos?

- Como siempre – ya me tenía agarrada por mis piernas, abiertas ante él.

Estaba nerviosa, no podía negarlo. Era como si lo hiciéramos por primera vez, aunque estábamos más que acostumbrados a hacerlo. Siempre he sido bastante fogosa, me gustaba tener relaciones. No con cualquiera, simplemente, me gusta estar así con él. Aunque él no me lo dijera, sé que él también estaba nervioso, y que también quería recordar este día como especial, porque lo hicimos más despacio que nunca, con más delicadeza que nunca, dándonos más amor que nunca. Besos, muchos besos por todo el cuerpo. Palabras de amor que se perdían entre jadeos y un te quiero final que nos hizo estremecer.

- ¡Pues ya está! – dijo besando mi mejilla y quedando acostado a mi lado con su cara delante de la mía. – ¿a esto cuanto hay que esperar?

- ¿Cómo?

- Que cuanto hay que esperar hasta saber el resultado.

- Ah, no sé. ¿Al menos un mes no?

- ¿Tanto? Pues yo quiero saberlo ya.

- ¿Ya? Espera un poco hombre, ten paciencia – silencio - ¡Madre mía! – dije llevando mi mano a la cabeza.

- ¿Qué pasa? - me observaba con sorpresa.

- ¿Y si hemos hecho un bebé? Creo que me está entrando miedo Luis. Y si ya esta creciendo dentro de mí – toqué mi tripa.

- Eso no va tan rápido cariño.

- No, pero quiero decir, ¿te das cuenta de lo que significa lo que acabamos de hacer? ¿Estamos preparados?

- Cariño, creo que nadie está nunca preparado para eso. Con el tiempo te adaptas.

- Pero es que yo... yo no tengo ni idea de cuidar bebés Luis.

- Ah ¿y yo sí? ¿Qué te crees que he estudiado para eso?

- Voy a ser una madre horrible.

- Hijo – mientras se dirigía a mi barriga –perdona a tu madre porque aún no sabe lo que vas a significar para ella – me acaricia la tripa – cuanto te va a querer. La relación tan especial que vais a tener, sí, voy a estar celoso porque yo jamás podré tener ese vínculo tan fuerte con nadie. Tú serás parte de ella, una parte de su cuerpo se va contigo. Aún no sabe lo importante que vas a ser para ella seas como seas, que nunca me va a querer como te va a querer a ti y que daría su vida si algo malo te pasa. No te preocupes hijo mío, con el tiempo todo esto lo va a aprender.

NO ES NECESARIO HABLARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora