(Tres meses atrás) ~Lauren
Comence la preparatoria sola, mi mejor amiga Lelia que ahora parecía que me odiaba se había cambiado de salón y al parecer aunque nuestros salones sólo los separaba un muro de aproximadamente siete centímetros parecía ser suficiente para que ella ya no me hablara y me dejara en claro que quería una preparatoria sin mi; y así tres años de amistad se fueron a la basura y yo me quede comiendo sola mientras ella hacia amigas nuevas.
Suspiré. Mi vida había cambiado.
Deje la charola con la comida sin terminar en la canastilla de la cafetería y me dirigí a mi nuevo salón con toda esa mitad de niñas nuevas sin conocer y otra mitad que conocía desde mis doce años pero que nunca les había hablado. Me senté en mi pupitre observando como todas reían y conversaban entre si, la mayoría tratando de intentarlo de nuevo como Eileen. A ella si que la conocía, habíamos cursado toda la secundaria en el mismo salón, tenía mala fama de haber mandado fotos provocativas a los niños de nuestra secundaria vecina e incluso besarse con varios en una de las fiestas en las cuales las secundarias se juntaban -teníamos institutos divididos, hombres y mujeres- y ahora hablaba como una santa, aunque para ser sincera nadie le creía. También pude ver como a las niñas nuevas las atormentaban con preguntas sin sentido.
Y así paseé la mirada una y otra vez para entretenerme con lo mundano que era el primer día de clases, lleno de esperanzas y metas hasta que de pronto me encontré con su mirada. Me sorprendí tanto al sentir su mirada tan fija en mi que inmediatamente miré a otro lado y cuando regrese la mirada ella ya no me prestaba atención. Catherine, sí, así se llamaba; no era nueva pero tampoco compartimos salón el ciclo pasado, la conocía porque formamos equipo en las mini olimpiadas de conocimiento que organizaba la escuela. Estaba platicando con sus amigas, Isabella y Nara ambas también del otro grupo en los años anteriores. Catherine subió la mirada nuevamente pero fue un acto rápido, pues en ese momento la puerta rechino y tras ella estaba la mujer esbelta y severa que haría de nuestra tutora.
Su nombre era Abby. Explico su modo de trabajo, sería la maestra modelo claramente y así pasamos nuestro primer día de clase, presentándonos y haciendo malos chistes mientras Abby la tutora reía elegantemente con un gesto que no me dejaba del todo claro si en verdad no nos quería matar. Cuando la chicharra toco me prepare para salir corriendo, no quería volver a estar metida entre las voces chillonas de mis compañeras. Pero antes de ponerme la mochila al brazo la maestra me llamo.
–Señorita Counstnie, ¿puede usted venir un momento? –preguntó pero sin dejarme la opción de contestar con un "no".
Camine a su escritorio de una forma pesada, no estaba siendo un buen día y lo único que quería era largarme a mi casa.
–Senorita, ¿Esta usted bien? Tengo excelentes criticas sobre usted y su forma de trabajar, sin embargo hoy no la veo ni un poco interesada –me sentencio mientras posaba su mirada feroz pero cariñosa en mi.
–Las personas cambian, lamento decepcionarla –solté sin amabilidad, lo último que quería era que una persona esperará de mi sonrisas y risas cuando me sentía peor que un papel de baño.
–No estoy decepcionada, los primeros días son difíciles –me sonrío de una manera comprensiva por unos segundos antes de volver a poner su cara indescriptible–. Puede retirarse
Y volviendo a mi plan salí corriendo, olvidándome de todo y esperando no volver nunca más.
¡Holaaaa! Espero que les guste esta historia, es la primera que hago :3