44ª Familia feliz

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P.D.V. Aster 

–Tal vez podría quedarme a dormir... 

Nara me sonríe, dejando otro par de productos en el carrito del súper. 

–Deberías... 

–Mandamos a dormir a Max a las 9 y disfrutamos de toda la noche –bromea entre risas–. ¿Espagueti o macarrones? 

Si hace dos meses, alguien me hubiera revelado que Nara me estaría preguntando "¿Espagueti o macarrones?" imaginaria cualquier situación menos ESTA.

Esta donde Nara se a vuelto parte de nuestro día a día, un miembro más de la familia, y si me lo esta preguntando, es porque será lo que comeremos hoy, lo cocinara cómo viene haciendo desde diciembre, con ayuda de Max, el cual a desarrollado una inesperada pasión por la cocina; mientras yo preparo la mesa.

–Macarrones –toma de los aparadores una bolsa de pasta, colocándola en la pequeña montaña de productos–. ¿Llevamos palomitas?

Asentó con la cabeza. 

–Será mejor que paguemos de una vez, Max esta apunto de salir de sus lecciones de piano –dijo esto, mirando el reloj de su teléfono–. Le prometí que iría a recogerlo. 

Cualquier persona que nos viera desde lejos, deduciría lo mismo que yo venía pensando desde hace tiempo: "Parecen una familia feliz"

Claro esta que una familia muy disfuncional y sin lógica, formada por una chica de 16 años junto a su hermano que apenas conoce y su amiga con "derechos" por así decirlo, porque aún no lograba aclarar que era Nara. 

¿Nara? 

Hace 2 meses, era una simple chica para pasar el rato, alguien más del montón. ¿Pero ahora? 

–Sí, vámonos, creo que todo esto es suficiente para comer un mes...

Ahora era algo INEXTRICABLE.

Se había colado poco a poco en nuestras vidas, poco a poco en la vida de mi hermanito pequeño, por eso no me sorprendió ver cómo corría lleno de alegría hacia la camioneta de Nara, cuando salió de la escuela de música. 

–¡Hey, esta vez fueron puntuales! –exclamó Max, subiéndose al asiento de atrás–.

–Acabamos de regresar de las compras –explicó Nara–. ¿Cómo te fue hoy? ¿Qué aprendiste? 

Ver a Nara y Max tan relacionados me hacía sentir una mezcla de tranquilidad y miedo

Poco a poco, y yo sin entender el por qué, pero tampoco sin darle tanta importancia, se fue ganando la confianza de mi hermano menor.

Hasta llegar a ese punto, donde los tres parecíamos una familia feliz, de vez en cuando íbamos al cine, o al parque, y así. 

Como ya lo dije, no podía explicar lo que todo aquello me hacia sentir de manera detallada. Una pequeña parte de mí no se sentía a gusto con el hecho de que Nara se hubiera filtrado tanto a mi familia, a mi hermano, que supiera más cosas de él que yo. 

Pero por el otro, era la primera vez en mucho tiempo que me sentía en paz, que convivía con mi hermanito sin gritarnos en el intento, que por fin no era esa chica solitaria por las tardes, pasando su tiempo pensando en cómo lastimarme. 

Ahora simplemente estaba un poco más tranquila. 

–¡¡Legamos!! –anuncie cómo si no fuera obvio, aparcando el coche en la entrada–. 

También estaba NARA, no quería que confundiera nuestra relación, me la pasaba bien con ella, y agradecía su compañía, pero no la amaba.

Sabía que estaba mal seguir con ella mientras trataba de luchar por conquistar a Azul; no obstante, yo le había dejado claras mis intenciones desde el comienzo. 

–Aster ¿Te siente bien? Estás muy pensativa –me despertó Nara, acariciando cariñosamente mi brazo–. 

–Nada, sólo quiero que la noche llegue pronto –Nara sabía a qué me refería, por eso me regalo una sonrisa comprometida–. 

Sabía que esto no estaba bien, ¿Pero quién era yo para terminarlo todo? 

Nara era feliz sabiendo que lo nuestro era un secreto, yo también, Max también, Azul... también.

Mi pequeña familia feliz... ¿Quién era yo, para romperla? 


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