P.D.V. Aster.
Subí los escalones de la preparatoria Crusenthl sin emoción, hace bastante que la había perdido así que no era nada nuevo; lo que si era nuevo eran las vendas que me presionaban las muñecas recordándome como había fallado en mi intento de acabar todo de una maldita vez; sí, lo había hecho.
No lloré ni nada por el estilo, la vida era así; pero al contrario de los demás pensaba terminar con ella antes de lo acordado. Tome la cuchilla y empece a cortar, no de forma suave como lo venia haciendo desde hace tiempo pues esta vez debían ser lo suficientemente profundas.
No mentiré, soy una cobarde, así que apenas la sangre comenzó a correr de forma exuberante corrí a un hospital. Me curaron y colocaron las vendas; la doctora fue a por un teléfono con la intensión de llamar a mis padres así que aproveché su ausencia para salir sigilosamente.
Mis padres salían tan temprano a trabajar que pude saltarme los días necesarios para que las heridas se curaran lo suficiente para poder mover las manos. Scott, mi hermano, fue mi único complice.
Y ahí estaba de nuevo, en un día normal de clases, fingiendo ser una persona normal. Nara fue la primera en percatarse de mi presencia recibiéndome con un abrazó.
–Aster, has vuelto –sentencio con una sonrisa–.
–Eso parece –conteste mientras colocaba mis cosas junto a su silla, al parecer mi lugar ya estaba ocupado–.
– Te tendras que levantar en cuanto llegue Bella, es su lugar.
–Vale, en cuanto llegue...
Me senté. Un pedazo de venda quedo al descubierto pero pronto lo cubrí subiendo mis mangas, no la había reemplazado y ya había cambiado de blanco a negro; pero no tenía el valor de ver las cicatrices de modo que le pediría ayuda a Lauren, me segunda única complice.
Recorrí el salón con la mirada con el fin de encontrarla, y vaya que lo hice. Estaba perpleja observando a Catherine mientras al parecer ella hablaba y le sonreía.
–Wow ¿Qué esta pasando ahí? –pregunte a Nara, apuntando con un ademán hacia donde las chicas se encontraban –.
–No tengo ni idea, Lauren ha venido a juntarse con nosotras desde el lunes, pero al parecer a encontrado mayor conexión con Cath –dijo, dándome las noticias de la semana. Después volvió su mirada al plano de Catherine y Lauren– ¿Bastante raro no?
–Parecen un par de tortolitas –comenté, sus miradas la una a la otra eran tan extrañas–.
–¿Qué? No –grito Nara estupefacta para después echarse a reír– No puedo ni imaginarlo.
Nos echamos a reir un buen rato, hasta que Bella entró con Azul, tome mis cosas y me fui junto a Azul, nunca había hablado con ella, pero parecía ser interesante.
–Hola ¿Puedo sentarme? –ella levanto la mirada y entonces yo pude admirar sus enormes ojos azules que le hacían honor a su nombre, pero en los que sobre todo pude encontrar ese brillo triste el cual reconocí al instante, pues yo misma lo veía todos los días, en un espejo.
P.D.V. Lauren.
–Hola –salude a Wren la cual estaba ya sentada en nuestra mesa–.
–¡Hola! –seguido de una sonrisa, tomé mi asiento y pude ver como el estambre seguía colgando de su meñique–.
–Así que no te lo has quitado –le comenté señalando el estambre rojo–.
–No, ayer me divertí un montón y tal vez hoy... –tomé su mano y amarré la punta a mi meñique. Estábamos unidas, de nuevo.
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