10ª ¿Me besarías?

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  Aida ya nos esperaba en su jardín con su mochila al hombro. Desde la ventanilla del auto puede ver cómo su rostro se ilumino al vernos y coloco cuidadosamente un separador en el libro que estaba leyendo. Salto la valla y en segundos ya estaba en los asientos de atrás.

–Hola tío, hola Señora Paloma –nos saludo, todos los viernes era un apodo diferente y estaba relacionado con algo que le nos hiera pasado en la semana; eran pequeñas tonterías que teníamos–.

–Hola –pensé en una buena historia que le pudiera contar sobre mi semana, pero toda había sido tan extraña que no encontré nada–. Hola Aida. –gire la cabeza para poder ver su expresión, una mezcla de desconcierto y decepción–.

–Bien, parece que gane esta semana –fue lo único que dijo–.

Después de la muerte de mi tía -madre de Aida y hermana de mi madre- mis padres movieron montañas para obtener su potestad; sin embargo, su padre no lo autorizo, era una tontería. Él se la pasa en la oficina tarde y noche y tampoco es que le interesara Aida, pero el dinero a su nombre era lo único que le permitía llevar una vida estable, sin ella posiblemente ya se encontraría en la calle . De modo que lo único que pudimos hacer fue traer a mi prima con nosotros los fines de semana. Tenía 13 años, con su melena pelirroja -heredada por su padre- y sus preciosos ojos verdes se la pasaba saltando por toda la casa, comiendo muffins y enamorando todo lo que viera.

Mi mamá salió corriendo para recibirla, y después mi padre y Aida bajaron al sótano para platicar de cualquier tontería mientras que jugaban con el viejo "futbolito".

Yo subí a mi habitación, recostándome en la cama sumamente cansada. No entendía a que se había referido Nara, yo no era capaz de romper una gran amistad, tan sólo había platicado con Wren dos días. Sí, encontramos miles de cosas para hablar pero era tan sólo porque nos habíamos sentado juntas, no tenía sentido. Deje que los zapatos de meter cayeran al suelo, para después levantarme e ir descalza a correr las cortinas, dejando a la vista el cielo nocturno. Saque de su funda el hermoso violín que me había regalado mi abuela en navidad, decidiendo acallar todos mis pensamientos con las notas acaloradas de mi instrumento. Hasta que mi teléfono vibró sobre el escritorio, guarde cuidadosamente el arco y el violín para tomar el aparato y recostarme sobre las almohadas.

Era ella, "CathJilguero" . Sobre la pantalla se mostraba un inocente su mensaje en la bandeja.

CathJ.: Hola :)

Dudé en contestarle, pero al final ella no tenía nada que ver, y en realidad me encantaba hablar con ella.

LaurenC.: Hola

CathJ.: ¿Qué haces?

LaurenC.: Nada importante ¿Y tú?

CathJ.: Tengo que dormir hasta tarde

LaurenC.: Kha?

CathJ.: No pense que utilizaras el "Kha?"

LaurenC.: Nara me lo enseño la otra noche, el cool

CathJ.: Claro :v

LaurenC.: Bueno, ya no me explicaste

CathJ.: Después te explico, ok?

LaurenC.: Vale, bye

CathJ.: Noooo, quédate hablando conmigo hasta tarde

LaurenC.: Mmm...

CathJ.: Si no me quedare dormida

LaurenC.: Vale, pero me debes una

CathJ.: Ok :3

Aida entro al cuarto, no intercambiamos palabras pero con un gesto me pidió prestada la computadora, se sentó en el escritorio sin realizar ningún ruido.

LaurenC.: Asi que... De que quieres hablar?

CathJ.: No se, lo que sea

Recorde el juego que hacia con Aida, consistía en hacernos preguntas para conocernos más.

LaurenC.: Hazme preguntas y yo te hago a ti ¿Va?

CathJ.: Me parece bien, empiezo

Las preguntas eran lo bastante básicas, algunas como "¿Tu color favorito?" "¿Tu cantante favorito?". Cuando Aida se acurruco encima de mi las preguntas ya habían subido a un nivel de "¿Qué chica del salón te cae mal?" "¿Qué piensas de Eileen?"

–Es media noche Lara –me aviso Aida con su vocecita cansada –.

–Lo sé,Señora Paloma –le conteste mientras con las rodeaba con mis brazos–.

–¡Oye! Ese es mi apodo –me reclamo con una sonrisa al tiempo que mi teléfono vibraba –¿Con quién hablas? Pensé que estabas enojada con Lelia.

–Es una nueva amiga.

–Me dijiste que no tenias nada interesante que contar de tu semana –volvió a protestar, pero ahora su cara se había llenado de pequeñas arruguitas–.

–Porque no es importante –mentí–.

–Pues debe ser lo suficientemente importante como para que lleves toda la noche sonriendo como estupida a la pantalla –dictó esto, dio vuelta a la cama dándome la espalda. Me había dejado tan sorprendida que no hallaba que responderle, al final deducí que no tenia sentido discutir con ella en ese momento y que lo podríamos dejar para la mañana–.

Seguí hablando con Wren algunas horas más.

CathJ.: Ya son las 4 a.m. así que las preguntas suben de nivel 7u7

LaurenC.: Tan rapido las 4? Bueno, espero no morir

CathJ.: Ok?

LaurenC.:Ok

CathJ.: Me besarías?

Ahogue mi exclamación para no despertar a Aida, no esperaba algo tan atrevido. ¿La besaría? Recordaba sus finos labios, como los apretaba al no entender algo, como los expandía mientas sonreía y después los imaginé haciendo presión bajo los míos, seguramente moviéndolos de manera ágil. "¡Por los Dioses, Lauren! ¿En que carajos estas pensando? Sólo es un simple juego"

LaurenC.: Sería un placer...

El siguiente mensaje no llegaba, supuse que estaría tan sorprendida como yo, pero al final todo era un simple juego, claramente yo nunca pensaría en una mujer de otra forma, lo aceptaba, pero yo no era ese tipo de chicas.

LaurenC.: Y tú?

Era tan sólo un juego y debía seguir la corriente, así tenía que ser, seguro.

CathJ.: Cuando se presente la ocasión

LaurenC.: Ok

Antes de que ella enviará el siguiente mensaje me despedí, ya eran las 4:30 y tenia lecciones de violín en la mañana.

CathJ.: Esperó otra noche así, Laurel

No contesté, porque entonces no nos despediríamos nunca, apague el teléfono y cerré los ojos, tratando de eliminar de mi cabeza la dulce sensación inventada de sus labios y los míos.

Bah.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora