24ª La fiesta

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P.D.V. Azul 

Era curioso. Durante mis 16 años, ni un sólo día me había preocupado por el dinero, es más, aquella palabra "dinero" me parecía tan distante; era algo que simplemente estaba ahí, simplemente lo tenía y listo, no tenía que pensar en él ni en cuán importante era. 

Por ello, cuán mi padre nos dijo, con una gran mueca, que la empresa (nuestra empresa) estaba en bancarrota, me dio igual. Incluso me alegre, por primera vez en toda mi vida mi papá pasaba más de 3 días en la casa. ¿Qué importaba la empresa? Ese maldito edificio lo único que había causado era la separación de mi familia, ahora estaríamos mejor ¿o no?

Definitivamente NO, no, no, no. Por arrogante que fuese, dinero era Crusenthl, dinero era ArtSchool, dinero era cumplir todos aquellos caprichos a los que estaba acostumbrada, dinero era tranquilidad, sobre todas las cosas.

Sólo pude cambiar esa estúpida idea acerca del dinero, cuando la gente que trabajaba dentro de nuestra casa desapareció, poco a poco, y con ello los gastos innecesarios, hasta llegar al punto de salir de la dirección de Crusenthl, después de solicitar una beca.

Camine por los grande jardines, intentando deshacerme de los estereotipos que existían en Crusenthl. Sí, ahora tenía una beca, pero seguía siendo la misma persona, me sentía igual que antes.

Sin embargo, ahora sentía las miradas de desprecio, los "no deberías estar aquí" "no eres como nosotras" silenciosos. Sabía bien de lo que hablaba, pues yo misma, había juzgado a todas aquellas becadas, en la profundidad de mis pensamientos. 

Al igual, sabía que pasará lo que pasará, ahí estaban sus amigas, esperándola en el The Tree...

–¡Ojitos! –me saludo una chica con la que no había cruzado palabra, pero sabía su nombre, era una de mis compañeras–. ¿Así te dicen? ¿Ojitos? 

Me eche a reír.

–¿Ojitos? ¿De dónde has sacado eso? 

–Así te dicen tus amigas, OJITOS –Eileen, sí, así se llamaba–.

–Mmm... Creo que estas confundida –le dije con una sonrisa–. Me llamo Azul, ¿Tú eres Eileen, cierto? 

La chica que tenía tenía enfrente asintió moviendo su cabeza de arriba a abajo.

–Sí, lo siento, pero te ví con una cara un tanto... no lo sé ¿Estás bien?

Miré mis pies. No estaba bien, eso estaba claro.

–Sí, sí, sólo un poco estresada –mentí, no me sentía cómoda contándole mi vida a una extraña–.

–Bien, Ojitos, eres muy linda, deberías estar sonriendo –en cualquier momento, su comentario me hubiera enrojecido, pero en ves de ponerme rojita, simplemente pude sonreírle tiernamente–.

–Gracias –agradecí mientras buscaba mentalmente una excusa para salir de aquí–. Yo... tengo que irme, gracias por alentarme.

–Sí, claro –dijo eso y di media vuelta–. Oye –media vuelta de nuevo–. En la tarde, hay una fiesta, por si quieres ir a relajarte un poco –se encogió de hombros–. 

–Ah, lo pensaré, pero gracias.

Termine de darle mi número cuando la campana que anunciaba la salida sonó y después de quince minutos caminando, llegue a mi gran casa, con una media sonrisa.

Trate de pasar desapercibida, lo menos que deseaba era una platica con mi madre, pero apenas abrí la puerta, ahí estaba, con una taza de posible café en la mano.

–¿Cómo te fue? –me pregunto, a lo que tuve que tomar asiento junto a ella–.

–Bien –respondí casi sin voz, carraspeé–. Me dieron la beca... –ella asintió sin emoción pero con un evidente alivio–. Mmm... La directora me felicito por mis calificaciones, fue sencillo que me la dieran.

–Esta bien. 

"Esta bien" odiaba que no fingiera ni un poco de interés, ni un poco de emoción, ni nada. Guarde silencio mientras observaba como tomaba su café roboticamente, esperando el momento adecuado para preguntarle la única cosa que realmente me preocupaba.

–Mamá... –en respuesta, levanto sus pesados ojos hacia mi–. ¿Qué va a pasar con teatro? 

–¿Qué? –ahí estaba de nuevo su miraba iracunda, aquella con la que me daba otra oportunidad para decir "nada" y mantenerme callada, daba igual, no quería callarme–.

–La ArtScholl, seguiré yendo ¿no? –la miré, me miro–.

–Estas mal, Azul, estas mal. ¿No estas viendo la situación? –no gritaba, pero hablaba de una forma tan cortante, tan dura–. No tenemos dinero, niña, ¿Lo entiendes? Y menos para complacerte en tus idioteces, además, sabes cuánto cuesta ¿no? OLVIDALO.

A este punto mis lágrimas ya inundaban mis ojos, y no podía dejar de apretar los dientes por más que me doliera la mandíbula. Sabía que no lograría nada si seguía discutiendo con esa señora. 

Subí corriendo a mi habitación. Sí, entendía la situación, pero la Art era importante para mi, actuar era lo único que me salvaba de mi vida de mierda; y lo qué más me enojaba era saber que si mi hermana hubiera estado en mi lugar, mamá hubiera hecho lo imposible para que su linda niña estuviera feliz.

"Respira, respira" me repetía constantemente a la vez que sacaba algunos botes de pintura de debajo de mi cama y buscaba en Spotiify "Billie Eilish" 

Don't be that way, fall apart twice a day, I just wish you could feel what you say...

"Respira, todo esta bien" Fue lo último que pensé antes de dejarme llevar por la triste voz de Billie y sumergir mis dedos en los botes de pintura.

En una triste imagen de una adolescente perdida, frente a su enorme pared llena de color, llena de arte, llena de... incertidumbre. 

...

No deje  de pintar hasta que una notificación proveniente de mi celular me hizo parar.

*desconocido* : Hola, Ojitos. ¿Si vienes a la fiesta? Te mando la ubicación

*desconocido* : *ubicación*

¿Una fiesta? Posiblemente lo último que necesitaba, ¿o no? No tenía más que hacer que seguir pintando y pensando. 

AzulMure: Voy para allá. 

Me lave las manos, robe una de las botellas de whisky de mi padre y fui a la dirección.

Ahí Eileen me recibió con un abrazo. Sabía cómo eran aquellas fiestas, ¿Qué importaba mientras consiguiera una noche de paz? 

Un trago tras otro trago, besos, fotos, flash, nada parecía importante bajo la oscuridad de esa casa, bajo las risas y el alcohol. 

Lo único que recodaba a la mañana siguiente, era lo bien que me hizo sentirme parte de nada.


Holaaa, hice este capítulo en 4 días, y me tomo 15 días decidir que quería para nuestra Azul, no sentí que fuera tan mágica hasta que escribí este cap. En fin, perdón por la espera, y espero que empiecen a amar a Azul tanto como yo la amo ahora. 

Bah.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora