31ª Avellanas

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P.D.V. Lauren Counstnie

Di los últimos pasos necesarios para llegar a la entrada de la ArtSchool. "Faltan 20 minutos para que salga" pensé.

Me acomode el estuche de mi violín en mis hombros con más delicadeza de la normal, pues en su interior, en lugar de mi bello instrumento, se encontraban las flores más lindas que había podido encontrar, junto a dos pequeños anillos.

Me senté en una banca, junto al edificio dedicado a teatro, recordando la charla con Aida de la noche anterior.

–¿Entonces ambas se gustan? –pregunto la pelirroja, sin esforzarse en ocultar su amplia sonrisa–.

–Puede ser... 

Sentía como el corazón se me aceleraba de sólo pensar que SÍ ella me gustaba y yo le gustaba a ella.

–¿Y ya son novias? –lance una almohada contra su cara, la cual recibió con risas–.

–Eres una atrevida, señorita Aida –su silencio junto a sus ojos brillosos mirándome fijamente, me hicieron proseguir–. No, aún no somos nada...

Nada.

Aunque la palabra "nada" era un poco desagradable. 13 días habían pasado desde nuestro 1er beso, 6 días desde su pequeña declaración, dos semanas es las que nos habíamos obsequiado pequeñas caricias, sonrisas y algunos besos, pero seguimos siendo nada, eso era lo único cierto.

–¿¿¿QUEEEEÉ??? ¿Y qué esperas, muchachita? –Aida arqueo sus cejas, sumamente ofendida–. Pídeselo o haz lo que tengas que hacer. 

Me recosté en la cama, cubriendo mis ojos con mis manos calientes. Me sorprendía la liviandad de mi pequeña prima.

–En realidad... Creo que estoy esperando a que ella lo haga...

–¡LAU! 

–¿Qué? Yo ni siquiera sé como hacerlo –ejercí más presión a mis ojos, con el deseo de que Aida cambiara de tema–.

Pasarón un par de minutos, en los que lo único que se lograba escuchar, era la respiración profunda de Aida.

–¡Ya sé! –gritó mi prima, quitando mis manos de encima de mi cara–. ¿Por qué no le compras un anillo? ¿Recuerdas los que vimos en el aparador de la plaza, ayer? 

Solte una pequeña risita. 

–Aida, no nos vamos a casar.

–Ya, ya, se lo das como anillo de compromiso; piénsalo, será súper romántico.

La pequeña pelirroja jalo de mi brazo para sentarme a la orilla de la cama, se coloco frente a mi he imitando tener un anillo entre los dedos, dijo: 

"Catherine (no sé el apellido, pero tú lo agregas) ¿Quieres ser mi novia? "

Ambas estallamos en una ataque de risas con tal imitación, y ahora estaba aquí, esperando a mi Catherine. 

Miré el reloj de mi celular... 

Un puñado de chicos salieron de la gran puerta del edificio, entre ellos, mi linda chica que platicaba con un chico, apenas me vio, una gran sonrisa se expandió por su cara, acción que me contagio de inmediato.

–Linda –hablo en mi oído, después de correr a abrazarme– ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar en clase? 

–Ajá, pero tengo algo más importante que hacer ¿Me acompañas? 

Wren me siguió hasta un árbol frondoso en el jardín de "Escritura" que usualmente estaba solitario, y por eso lo había sido el lugar escogido. 

...nos pusieron a bailar como gallinas, todo muy extraño y... seguía contándome Wren, a cerca de su lección de teatro.

–Wren –la interrumpí–.

Wren guardo silencio y poso su mirada sobre mí, gaste unos cuantos segundos en admirarla, sus finos labios, sus ojos almendrados,* su cabello, acomodado de extrañas formas...

–Catherine, ahora que lo pienso, no recuerdo cuando me enamore de ti, no, sólo un día, te volviste cada vez más hermosa y eso... creo que me volviste loca –solté una risa–. Poco a poco me di cuenta de lo linda que es tu sonrisa, o lo brillosos que son tus ojos, hasta de tus pecas apenas visibles ante el sol –solté otra pequeña risa, ahora de nerviosismo–. ¿Ves? Ni siquiera sé que estoy diciendo, pero... 

Me quite el estuche de mi instrumento, y lentamente, tratando de no perder la mirada de Wren, lo abrí.

–Lo que quiero decir es que has provocado tantas cosas en mí, en serio –Wren se mordía los labios, inundada del mismo nerviosismo que me inundaba a mí–. Ahora me levanto con una sonrisa en la cara, esperando ver a esa chica de los ojos avellana, y... es lindo.

Con una mano, rodé el ramo de rosas lilas, lista para sacarlas.

–En fin, te quiero, y me haces muy feliz... y... (respira) ¿Quieres ser mi novia? –le pregunte, dulcemente.

Saque el ramo de rosas, dejándolo frente ella.

Wren sonrío tanto que sus ojos se volvieron apenas una pequeña bolita, se acerco a mí, y me dio un pequeño beso en los labios.

–¿Entonces? ¿Aceptas? 

–Tontita, obvio que sí.

Ahí, en ese jardín, las dos parecíamos unas pequeñas niñas, unas pequeñas niñas que se querían.

–Espera, tengo algo más –saque del estuche, la pequeña caja con los dos pequeños anillos en forma de una pequeña coronita–. Dame tu mano

–Lauren, es muy lindo ¿Es nuestro anillo de compromiso? 

–Sí –Wren se percato del anillo restante en la caja, y lo tomó–.

–¿Para siempre? –preguntó, colocándome el anillo–.

–Para siempre –le respondí–.

Con una emoción jamás vista por mí, en Wren, entrelazo nuestros dedos.

Caminamos de esa forma por las calles de la ciudad, hablando de cosas triviales o otras un poco más importantes. 

–Las chicas se van a volver locas cuando les cuente –me miró con su cara traviesa–. 

–¿Les dirás? –pregunte inconforme–. Esperaba algo más intimo, linda.

–Amor, somos novias, no amantes, no veo porque ocultarlo.

–Mmm...

–Bueno, tal vez a las maestras, a nuestras familias y deberíamos evitar las muestras de afecto en público, pero no pienso ocultarlo con mis amigas –inmediatamente se río–.

Ya no importaba nada, ni la indiferencia de Bella, ni mis miedos. Ahora éramos novias, y lo único que me importaba, era la risa llena de energía. 

–¿Me dijiste Amor? –"Amor" sonaba bien–. 

–Sí, ¿Algún problema, señorita esconde relaciones? 

–Ninguno, Amor

Me miró. 

Sí, todo estaría bien, me lo decía en sus ojitos avellana. 

Estoy enamorada, ¿Saben lo que es? No poder sacarte de la cabeza a alguien por más que lo intentes, eso es lo que me pasa con BAH, es lo primero que pienso y lo último. 

Tengo mil ideas, mil diálogos, ahora solo falta tiempo. 

Espero que les haya gustado, los amo <3 





Bah.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora