P.D.V. Lelia
Limpie de mi boca los últimos rastros de... aquello.
Miré a mi directamente al escusado frente a mí, pequeñas gotitas de sangre parecían combinarse con el agua azulada.
"No pasa nada" me susurre para calmar mis nervios.
–Lelia ¿Estás aquí? –una voz reconocible me llamaba desde la puerta de mi tocador–.
Me apresure a tirar de la palanca.
–Sí, aquí estoy.
Chloe me miró poco convencida, pasando sus ojos desde mis zapatillas hasta el perfecto moño.
–¿Lo volviste a hacer?
–No.
–Lelia, esto no esta bien, sabes qué...
–¿A qué viniste? –la interrumpí, antes de que siguiera con cosas que no deseaba escuchar–.
–Michell quiere que te cambies, para un último ensayo.
–¿Sólo yo?
–Sólo tú, serás la estrella de la noche, debe quedar perfecto.
Suspiré con sus palabras, "la estrella de la noche"
–Bien, pues te puedes ir.
Giré hasta mi armario, donde se encontraba un hermoso leotardo morado. Escuche cómo la puerta se cerraba, pero al voltear, la chica no se había ido.
–¿No escuchaste? –camine un par de pasos para yo misma abrirle la puerta–. Lárgate.
–Lo siento, no me iré.
Le dedique una mirada de fastidio a la rubia, no tenía tiempo que perder en discutir, así que decidí ignorarla.
La habitación quedo en silencio, hasta que me quite mi uniforme y un profundo sonido de sorpresa salió de sus labios.
–Lelia... –le miró llena de una mezcla de horror y pena–. Esto no esta bien, ENTIENDELO –Chloe se acerco a mí, tomándome por los hombros, y obligándome a ver al espejo –.Mírate.
Obedecí. En el reflejo una chica me miraba fijamente. No la reconocía, esa piel pálida no era mía, ese cuerpo casi quebrado, las costillas y clavícula, tan resaltadas... y esos ojos...
–Son los sacrificios necesarios, Chloe –me separe de ella bruscamente–. Gracias a ellos estoy aquí, alistándome para mi gran ensayo, y no siendo una extra más.
–¡Dios! Eso no es cierto, estas aquí porque bailas hermoso, por tu esfuerzo, no por pulsarte todas las mañanas y pesar menos un recién nacido.
Sentí como me hervía la piel por sus estúpidos comentarios, ella no entendía nada. Me coloque las zapatillas rosa pálido, y las sujete a mis piernas antes de contestarle.
–Vamos Chloe, este puesto no será tuyo mientras YO este aquí, así que deja de intentar con tus palabras de "preocupación" –volví al espejo para retocarme el maquillaje y el peinado–. Ambas sabemos cómo son las cosas aquí, nadie se preocupa por nadie, lo que te interesa es mi papel ¿No es cierto? Tú eres la siguiente en la lista, y claramente estas ansiosa porque me vaya de aquí.
–¿Qué? –ella me miró confundida–. Lelia, no me interesa un insignificante papel, es tú vida la que esta en juego, ya has hecho esto por demasiado tiempo, y creo que es hora de buscar a Lauren y contárselo.
*clap* Sentí cómo mi corazón paraba por un segundo al escuchar ese nombre, Lauren.
–A ella ya no le importo.