38ª Lo que no te mata

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P.D.V. Catherine

La campana sonó, y miles de estudiantes sonrieron al unísono, celebrando la llegada de las esperadas vacaciones. 

–¡Por fin! Ha sido uno de los semestres más largos de mi vida –comente con las chicas–. 

–Ni que lo digas, estoy lista para dormir todo el mes, y recuperar todas noche en vela –agrego Azul, con una sonrisa inusual–.

Sin duda todas estábamos felices.

–¿Y Bella? –pregunte, recordando que no la había visto en todo el día–. ¿Saben por qué falto? 

–Creo que se sentía mal, ayer no contesto mis mensajes –me respondió Nara–.

–¿Por qué no le mandas un mensaje? –me sugirió Lauren–. 

–Bueno, yo tengo cosas que hacer, nos vemos el domingo –se despidió Aster–. 

Todas comenzamos a despedirnos con besos y abrazos, y en algunos minutos sólo estábamos Lauren y yo. 

–¿Lista para cumplir tu promesa? –la mire con un poco de perversión, para hacerla sonrojar–. 

–Vamos, no me hagas esperar más –mi novia me sonrío, sin inmutarse–. 

Cuando ya estábamos un poco lejos de Crusenthl, la acerque a mí, y coloque mi mano sobre el bolsillo trasero de su pantalón, en cuanto ella la sintió, dio un saltito. 

–¿No puedes esperar 10 minutos? –Lauren me miró llena de asombro–.

–¿Por qué esperar? –arque las cejas–.

–Uff, estas niñas de teatro son muy "aventadas" –en el aire, mi chica dibujo unas comillas imaginarias–.

–¿Aventadas? ¿A qué te refieres? 

–Siempre me sorprendió tu facilidad de empezar a bailar en la calle, gritar cualquier cosa, hacer esto ¿No te da pena? 

Me quede pensando, ¿Por qué me daría pena? Lo importante era divertirse, la mayoría de veces, la gente ni te presta atención. 

–No.

–A eso me refiero, ayer me di cuenta que todos en tu taller son así, taaaaan... loquitos, como tú –Lauren me señalo–. Hacen cosas que nadie se espera, te toman por sorpresa.

¿Sorpresa? Me gustaba lo que estaba diciendo, todo era verdad. 

En eso, para ilustrar su punto, en un fugaz movimiento, tome su cintura y la pegue a mi cuerpo, sin ninguna otra intención, que hacerla enojar.

–¿Así? –susurre en sus labios–.

–CATHERINE –me separo de ella–. Justo así. 

Reí con ganas, nadie nos había visto, pero ella miraba a todas direcciones.

–Catherine –señalo hacia un balcón –. ¡Nos están grabando!

–A nadie le interesa –me reí con más ganas–. A ver –dije entre risas–. ¿Y qué caracteriza a los músicos? ¿Su poco sentido del humor? 

–¿Quieres averiguarlo? Pues atrapame 

Lauren se fue corriendo, muriendo me risa, y yo me reí más por sus actitudes tan infantiles. Estaba a punto de ir tras ella, cuando la persona que menos esperaba, se cruzo en mi camino. 

–Cath, tengo que mostrarte algo. 

–¿Bella? ¿Qué haces aquí? 

–Fui a buscarte a la escuela, y Nara me dijo que irías a casa de Lauren –recalco con disgusto su nombre–. Tengo que mostrarte algo.

Bah.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora