En realidad me había metido en un gran lío, solo porque a mamá se le había ocurrido hacerse amiga de una insoportablemente adorable señora.
La había conocido en él supermercado mientras hacia la despensa, quedando encantadas una con la otra. Recuerdo perfectamente él haber llegado a casa, encontrándolas hablando animadamente mientras tomaban una taza de té.
Mamá no contaba con muchas amistades, sin embargo, las pocas que tenía eran increíbles; dulces, amables y cariñosas.
Patricia De León, parecía ser todo aquello.
Se habían conmovido una a la otra. Mi madre era invidente y, al parecer, él hijo de Patricia había sufrido un accidente automovilístico, en él cual había perdido la vista.
Poco a poco, la convivencia entre ellas se volvió mas fuerte y frecuente, cuando me di cuenta, Patricia nos visitaba a diario.
Aquella tarde, la señora De León nos había contado la situación de su hijo. Al parecer, perder la vista había sido un golpe muy fuerte para él, pues según su madre, se la vivía encerrado. No quería comer, no quería salir, no quería visitas, no asistía a clases. Parecía esperar su muerte.
Él corazón se me estrujaba en el pecho, cada vez que me daba cuenta del dolor de aquella mujer, y en un arranque, me ofrecí a ayudarle.
Sabia que me arrepentirá después, porque, con la universidad, las tareas y mi asistencia en él trabajo de mis padres, a penas y tendría tiempo para mi.
Después de haber recorrido unas cuantas calles logre distinguir él número de la casa de los Pimentel, retire mis audífonos ocasionando que uno de ellos se enredará en mi larga cabellera, cuando logre sacarlo, intente fallidamente arreglarlo un poco.
Toque él timbre de la casa, y aguarde unos segundos antes de encontrarme con la amable señora Patricia.
-¡Erick!, ¡Hola pensé que no vendrías!- su voz sonaba un tanto aliviada.
Sonreí un poco antes de entrar a la casa trás ella titubeante.
Se volvió hacia mi un instante, por un segundo vi él miedo en su mirada, y comencé a sentirme nervioso.
-Joel es un chico...- titubeo durante unos segundos pensando en la palabra correcta- Con un carácter especial.
Intenté sonreír, pero estoy casi seguro seguro que lucio como una mueca.
-Puedo manejarlo- intente sonar seguro.
Patricia sonrió nerviosa, y ambos subimos las escaleras.
Él silencio me ponía los pelos de punta. Nos detuvimos frente a una puerta de madera, nuestros pasos eran amortiguados gracias a la alfombra del suelo. Patricia tocó la puerta, sin embargo, nadie contesto.
-¿Joey?- titubeó.
Guardamos silencio por un minuto, él cual me pareció eterno, pero nadie hablo.
-Joel, no quiero entrar sin tu permiso- hablo con voz acongojada.
-Vete- una voz ronca hablo desde él interior de la habitación.
-Joe, por favor...-pude notar como la voz de Patricia se quebraba.
Él silencio lo invadió todo.
Patricia me miro y abrió la puerta lentamente asomando su cabeza por la rendija. Artículo algo que no logre entender, y minutos después me observó. La mire expectante y esta negó.
-No quiere visitas- habló en un susurro para que él no nos escuchará.
Cerró la puerta, y se dirigió a la escalera, libre notar como intentaba retener sus lágrimas, así que regrese a la puerta abriéndola con brusquedad.
Me quede congelado. Esperaba a un niño no mayor de dice años, pero en esta habitación solo estaba un chico. Aparentaba tener mi edad, sus ojos cafés estaban perdidos en la nada, sus rizos castaños caían sobre su frente, su piel bronceada contrastaba con unos gruesos y rosados labios. Su expresión de confusión era casi igual a la mía.
-¿Quien anda ahí?- preguntó con su voz ronca mientras dirigía su vista a todos lados con él entrecejo fruncido.

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Blindly »joerick
Fanfiction❝ Mereces algo mejor que un maldito ciego.❞ • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • Historia original de Sam Leon.