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Capítulo Final:')
REPRODUZCAN LA CANCIÓN MIENTRAS LEEN;)

La semana paso torturosamente lenta. Las tareas me tenían completamente absorto y no tuve tiempo de ver a Joel antes.
Me habia vuelto a llamar en él transcurso de la semana, pero no habia podido reunirme con él antes.

La promesa de estar ahí él viernes en su operación, era algo que mantendría firme.

Cuando sali de clase, me precipite al hospital donde lo operarían.
Sabía que lo tendrían ahí desde temprano y necesitaba hablar con el antes de su operación, así que me dirigí allá lo mas rápido que pude.

Subí al autobús y los recuerdos me invadieron. La primera vez que lo vi, sentando en su cama, furioso como solo el sabe; la primera vez que nos besamos, afuera del café; la noche en la que me pidió que fuera su novio, todas las promesas hechas, los besos, las caricias,  las peleas, los detalles, las sonrisas complices; la primera vez. En su cama, entre sus brazos.

Él nudo en mi garganta incremento y me obligue a apartar las lágrimas de mi rostro. No podía llorar. No más. No ahora. Joel era, y siempre sería, el amor de mi vida y dolia no estar a su lado, pero lo aceptaba.
Aceptaba el hecho de no estar con el, porque el estaba bien. Si el estaba bien, yo también lo estaba.

Cuando llegue al hospital, me dirigí directamente a la sala de espera de los quirófanos.
Patricia me miró y una sonrisa se deslizó por su rostro.

—¡Erick!—exclamó mientras me abrazaba.

—H-Hola—tartamudeé.

—¡Has venido!—dijo la voz de Lissa, detras de mi.

Otros brazo me envolvieron por la espalda.—No me lo perdería por nada.—dije, con la emoción a flor de piel.

Patricia contenía un par de lágrimas y yo sonreía nostálgico. Extrañaba muchísimo a estas dos mujeres en mi vida. Ambas muy importantes para mi.

—¿Crees que pueda pasar a verlo antes de la operación?—pregunté a Lissa.

—¡Claro!, ¡Esta en la habitación doscientos cuatro!, ¡Te llevó!—dijo ella mientras me tomaba del brazo y comenzaba a llevarme por el corredor.

Nos detuvimos frente a la puerta y cerre los ojos.
Los recuerdos de su accidente me golpearon y sentí un dolor terrible en él estómago. Aún me dolía él pensar que pudo haber muerto.

—¡Joey!, ¡Adivina quien esta aqui!—canturreo Lissa hacia la habitación, sacandome de mis pensamientos.

Alcé la vista y lo miré.
Sus ojos cafés estaban fijos en la nada, sus labios rojos y gruesos estaban entreabiertos, su piel morena lucía saludable, unas pequeñas sombras debajo de sus ojos delataban la falta de sueño. Su cabello largo y rizado lucía mas largo de como lo recordaba y vestía una bata de hospital.

—Hola—dijo con su voz ronca.

—H-Hola—tartamudeé.

—Viniste —dijo. Una media sonrisa se deslizó por sus labios, marcando un hoyuelo.

—Te dije que vendría.—dije intentando dejar que la emoción no se filtrara en mi voz.

—Yo estaré afuera, por si necesitan algo.—se despidió Lissa.

Cerro la puerta detrás de ella y el silencio de hizo pesado.

—No puedo creer que estes aqui.—susurro el.

Cerré lo ojos intentando no sentirme afectado por él tono de su voz, pero era casi imposible no sucumbir ante él.

—Suelo cumplir mis promesas.—dije con la voz entrecortada.

Blindly »joerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora