Blindly »joerick

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Maratón 4/4:)

—¿Quieres explicarme que fue lo que paso?—me pregunto Yoandri al aparcar su auto afuera de mi casa.

No había articulado palabra alguna durante todo el camino de regreso y el no había hecho nada por preguntarmelo. Me conocía tan bien, que sabia cuando era prudente hablar conmigo y era claro que, en ese momento yo no me encontraba en condiciones de hablar.

Una punzada de dolor, me recorrió el cuerpo al recordar a detalle lo que había sentido cuando los labios de Joel se unieron a los míos. Sin duda, había sido un beso completamente diferente a los que alguien me había dado antes. Aquel beso me había movido el mundo entero.
No fui capaz de responder.

—¿Erick?, ¿Me puedes decir que esta pasando?, antes me contabas todo y de repente de un segundo a otro, me entero que existe un chico el cual es  ciego, llamado Joel, que casualmente es el mismo Joel del que ya te había hablado. Aquel que había estado en aquel accidente con el chico que salgo. Explicame, por favor; que no se en que momento deje de ser tu mejor amigo.—me dijo Yoandri severamente con sus profundos ojos cafés clavados en mi.

Yo era incapaz de mirarlo. Sabia que si lo hacia iba a echarme a llorar.

—Joel es hijo de Patricia, una amiga que mi mamá hizo hace poco—comence con voz ronca y entrecortada—. Lo conocí cuando me ofrecí a ayudarle a moverse sin ver. Es ciego reciente, como ya sabes—el nudo que tenia en mi garganta comenzó a hacerme difícil hablar—. No se porque no te comente nada acerca de el..., simplemente, cuando estoy el, el mundo es ajeno a mi. Solo estamos el y yo, y...—cerre los ojos con fuerza—es perfecto.

—¿Cuanto tiempo tienes conociéndolo?—inquirio Yoandri suavizando el tono de su voz.

—No lo se.—acepté—Un mes...,creo. No estoy seguro.

El silencio se extendió entre nosotros y lo mire.
Tenia la mirada fija al frente.
Sabia que estaba furioso conmigo, pero era Yoandri, y el nunca me abandonaba así fuera el mas imbécil de todos.

—¿Te gusta?—pregunto.

El corazón me dio un vuelco. Mi pulso se aceleró notablemente y sentí un extraño mareo que me provocó unas extrañas náuseas. Comencé a negar con la cabeza pero entonces, me di cuenta.

—No lo se.—admiti. Despegue la mirada de el y baje la vista hacia mis manos. Estaba tan nervioso que retorcía mis dedos sobre mi regazo.

—¿Que paso entre ustedes hoy?—dijo con la voz comprensiva que siempre utilizaba cuando esta mal.

Aspire aire entrecortadamente incapaz de detener mis lágrimas. Seque rápidamente mis mejillas intentando verme mas valiente de lo que en realidad me sentía.

—Me beso...—dije.—, lo besé.—me corregí. Y entonces me di cuenta de que no sabia quien había iniciado todo.—¿Nos besamos?—pregunte mas para mi que para el.

—¡¿Qué?!—chillo Yoandri asombrado.—, pero Erick. ¡Eso es fantástico!, ¿no?

Comencé a negar con la cabeza enérgicamente.

—¡No lo entiendes!—gimoteé rindiéndome a mis lágrimas.
Caían espesas sobre mi rostro.
Los sollozos eran increíblemente desgarradores. Tenia mucho tiempo sin llorar de esa forma.—me dijo que había sido un error besarnos. Que no debió suceder; que no siente, ni sentirá nada por mi.

Me lleve las manos a la cara mientras volvía a mi llanto. Era incapaz de seguir hablando. Unos brazos cálidos me rodearon y mis lágrimas aumentaron.

—Tranquilo.—murmuro Yoyo besando mi cabello.—Sea quien sea que haya comenzado el beso, te correspondió y le correspondiste. Pueden hacerse idiotas los dos, pero si se correspondieron fue porque hay algo que los atrae el uno al otro.

Me hizo mirarlo mientras me sonreía cálidamente y decía. —Pude ver como te trataba en el café. Toda su atención estaba fija en ti; y, llámame loco pero, a pesar de que sus ojos están si vida, pude ver aquel brillo especial que solo hay en la mirada de un chico cuando le gustas.

—negue con la cabeza.—Es que ni yo mismo se que es lo que siento.

—Si lo sabes pero no quieres verlo, Erick. No quieres ver que Joel te gusta. Yo mismo puedo notarlo—rió con ironía. —Jamas te había visto llorar por un chico.

Yo reí entre lágrimas con su comentario.—No estoy llorando por el—me defendí.

—¡Eres imposible! —rodó los ojos.

Reí una vez mas intentado limpiar mis lágrimas y entonces, un puchero me alcanzó.

—Creo que debes darle tiempo y espacio para que aclare su mente y, sobre todo, sus sentimientos. Así como tu debes aclarar los tuyos. Ambos están abrumados por todo lo que ha pasado y, es justo que se tomen un tiempo para estar solos y meditar. Solo así podrán hablar sobre todo esto.—dijo poniendo un mechón rebelde de mi cabello detrás de mi oreja.

—¿Y si decide que no siente nada por mi?—dije con horror en la voz.

—Te extrañará. Deja que te extrañe.—me guiño un ojo.

Un horrible pensamiento me asaltó.

—¿Y si no me extraña?

—Entonces, sera un completo imbécil por dejarte ir.

Reí tristemente mientras me secaba las lágrimas.

—¿Luzco muy mal?—pregunté.

—Te ves fatal.—dijo Yoandri haciendo una mueca mientras yo me soltaba a reír entre lágrimas.