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Maratón 2/5

Corrí por las grandes avenidas rumbo a la parada del autobús, el cual me llevaba directo a casa de Joel. Estuvieron a punto de atropellarme tres veces mientras corría como un verdadero suicida.

Nada me importaba. Necesitaba llegar.

Mi celular sonó nuevamente y respondí casi al primer timbrazo.

—¿Lissa?—dije sin siquiera ver el identificador.

—Estamos en la ambulancia rumbo al hospital Maslow.—dijo con la voz entrecortada.

—Voy para allá.

Colgué el teléfono con fuerza mientras metía mis dedos a mi boca para silbar hacia un taxi que acababa de pasar. El auto frenó en seco y yo corrí hacia el. Me metí en la parte de atrás y le di las indicaciones.

Cuando llegue al hospital, corrí hasta la entrada de urgencias y pude ver a Lissa.

Sus ojos estaban manchados de maquillaje corrido por las lágrimas. Lloraba desconsoladamente. Me acerqué a ella y coloque mi mano sobre su hombro. Pegó un brinco al darse cuenta de que yo estaba ahí y se levantó echándose en mis brazos.

—Estaba tan asustada. —sollozo contra mis hombros.

Yo no podía hablar. También estaba aterrado. El corazón me latía a mil por hora, tenia un nudo increíblemente grande en mi garganta, las lágrimas me escocian los ojos, temblaba de pies a cabeza y sentía que iba a vomitar en cualquier segundo de la ansiedad que sentía.

—Mamá ya viene en camino.—dijo separándose de mi para verme a la cara. Su expresión paso de ser “cagada” a una de horror.—¡Dios mío!, ¿Erick, estas bien?

Las lágrimas comenzaron a salir nuevamente. Las seque rápidamente pero Lissa me abrazo fuertemente contra su pecho.

—¡Oh, lamento tanto haberte asustado!—hablo con arrepentimiento.

Me seque los ojos con las palmas de mis manos, e intente lucir valiente.

—Familiares de Joel Pimentel De León.—dijo la voz de una mujer detrás de nosotros.

Me gire sobre mis talones y camine hacia ella rápidamente.

—¿Parentesco?—dijo con severidad.

—Soy su hermana.—musito Lissa.

La mujer se aclaro la garganta.

—No sucedió nada grave. Tuvo una contusión, esta en observación en este momento, pero esta consciente. Se fracturó una muñeca, pero es todo. Podrán pasar a verlo en unos minutos más. Esta en la habitación doscientos quince de este piso.—nos dijo la mujer mientras dibujaba una sonrisa tranquilizadora en su rostro.

Sus palabras fueron un bálsamo para mis oídos.

Mi corazón disminuyo su ritmo, y sentí todo mi cuerpo relajarse.

Me lleve una mano al pecho intentando respirar con normalidad pero era casi imposible. Comencé a inhalar con fuerza, pero el aire no llegaba a mis pulmones.

“¡No otra vez!”, pensé mientras comenzaba a ver borroso al no recibir oxígeno en mi cerebro. Me hinque en el suelo de la sala intentando respirar. Estaba teniendo un ataque de asma.

Era asmático de nacimiento, pero mis ataques eran realmente esporádicos. Era muy rara la ocasión en la que los ataques me asaltaran.

—¡Erick!—escuche la voz de Lissa gritar con horror.

Busque en el bolsillo trasero de mi pantalón y, con dedos trémulos, saque mi inhalador, me lo lleve a la boca y aspire sintiendo mi garganta abrirse y el aire circulando por mi pecho. Cerré los ojos con alivio.

—Estoy bien, Lissa..., tengo asma.

—¿Pero estas bien?—pregunto con ansiedad.

Asentí lentamente antes de ponerme de pie.—Ve a ver a tu hermano. Debe estar desorientado.—dije sonriendo débilmente.

—Vamos juntos—me dijo tomandome por la muñeca tirando de mi rumbo a la habitación donde nos habían dicho que lo tenían.

Lissa entro casi corriendo y se echó sobre la cama con brusquedad mientras abrazaba a Joel por el cuello. Tenia aspecto pálido y su brazo izquierdo estaba enyesado.

Yo tenia ganas de hacer lo mismo que ella, pero me con tuve y mire la escena desde la puerta.

—Estoy bien—lo escuché murmurar mientras besaba el cabello de su hermana.

—¡Oh Joel!, ¡Estaba tan asustada!—gimoteo Lissa—Mamá no debe tardar en llegar.

Joel sonrió cansadamente y pude ver una sombra de sus hoyuelos asomarse.

De pronto fruncio el ceño.—¿Lissa?—dijo en voz baja.

—¿Qué?

—¿Estuviste con Erick?—mi corazón dio un vuelco.

Lissa se incorporó sonriendo.—¿Huelo a el?

—Bastante. —dijo con una media sonrisa dibujada en su rostro.

—Estoy aquí.—dije con voz ronca.

Pude notar como su cuerpo se tensaba por completo al escuchar su voz.

Lissa se levanto de la cala y dijo.—Ire a llamar a mamá. Ha de estar vuelta loca.

Camino hasta la entrada de la habitación y salio mientras sacaba el móvil.

Yo me quede paralizado en mi lugar. Mi corazón latía en mi pecho con mucha fuerza, mis manos temblaban y lo único que quería era tirarme a sus brazos.

—Hola...—susurró con voz ronca.

Aclare mi garganta. —Hola.

—¿Estas bien?—dijo el con gesto ansioso.

—Esa pregunta me tocaba a mi—sonrei—¿Estas bien?

El sonrió tristemente. Ningún hoyuelo atravesó su rostro, y entonces supe que su sonrisa no era sincera—Si.—dijo.—¿Tu?

—Estoy bien.—intenté sonreír.

El silencio incómodo se hizo presente. Lucía abatido, cansado, dolido...

—No quiero estar así contigo—dijo en voz baja.

—No estamos de ninguna manera Joel.—intenté sonar normal.

—Te besé. —dijo. Como si yo lo hubiese olvidado.

—Y yo te besé. —dije en voz entrecortada.

Cerró los ojos con fuerza.—Lo lamento.—murmuró.

Suspire pesadamente y cerré los ojos, consciente de lo que iba a decir.

—Yo no lo lamento.

Joel abrió los ojos como platos mientras abría la boca para hablar pero lo interrumpí.

—Comprendo perfectamente que lo lamentes. Yo tampoco quería que las cosas se pusieran extrañas entre nosotros pero, pasó—baje la mirada incapaz de mirar su reacción por lo que estaba a punto de hacer.—; pero no lamento por nada haberte besado..., que me hayas besado, como quieras verlo. Para mi, fue especial.

Cerré los ojos con fuerza mientras escuchaba a mi propia voz temblorosa decir.—Tu a mí, si me gustas. Para mi ese beso si significó algo; yo si sentí algo, yo si siento y sentiré algo por ti, pero comprendo que esto es así. A veces se gana, otras no.

—Solo quiero.—suspiré intentando no llorar—, si tu me lo permites, estar a tu alrededor. Yo...—una lágrima se me escapó de los ojos y la seque rápidamente. —yo te considero mi amigo. Me gusta estar contigo y, si tengo que fingir que nada paso para estar cerca de ti, por mi esta bien.

—Erick, por favor, no me hagas esto.—dijo la voz torturada de Joel.—¿Acaso no lo ves?

—¿Ver que? —dije confundido.

Blindly »joerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora