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Los días siguiente fueron un ir y venir al hospital a todas horas. Estaba feliz por Joel había despertado y salud mejoraba cada día mas.

El doctor volvió a mencionar la desinflamacion en el lóbulo occipital de Joel, Patricia estaba muy emocionada con la idea de que Joel recuperará la vista.

—¡No, no y no!—escuche la voz de Joel al entrar a ma habitación. Parecía furioso.

—Pero, Joey si te operas...

—¡No voy a operarme!, ¡No es algo que este en discusión!—dijo.

Me detuve a verlo. Su ceño estaba fruncido profundamente. Lucía muy molesto. Patricia fruncio los labios en una línea dura pero no hablo mas.

—H-Hola—susurré.

El semblante enojado de Joel se transformó por completo. La ira se fue de su rostro y una sonrisa aliviada se extendió por si rostro.

—¡Erick!—dijo con una sonrisa en los labios.

Crucé la habitación y deposite mis labios sobre los suyos en un beso corto, mientras entrelazaba nuestros dedos.

—¿Estas bien?—pregunte curioso por la discusión que acababa de escuchar.

—Si. Mi mamá tiene la estúpida idea de que debo de operarme para recuperar la vista. Simplemente no me importa no ver.—dijo Joel. La irritación volvió a su voz.

Frunci el ceño confundido. ¿Qué no se supone que lo único que quería era recuperar la vista?

—No entiendo. —dije.—¿No quieres volver a ver?

Joel suspiro negando con la cabeza.—No volver lo que era antes. Volver a vee, sería aceptar mi horrible pasado, volver a ser aquella persona; no quiero olvidar lo que soy ahora. Me gusta lo que tengo ahora y soy realmente feliz.

Mi corazón se hundió dentro de mi pecho.—Eres lo que eres por tus vivencias. Esto te ha hecho mas fuerte y diferente. Por eso, ahora eres como eres.—susurré.

Patricia sonrió al mirarnos. Joel hizo una mueca. Vi duda en su mirada y mi pecho se hundió nuevamente. Sabíamos que debíamos tomar el tema con calma si queríamos convencer a Joel de la operación.

~

Había pasado otra larga semana antes de que Joel fuera dado de alta.
Las fracturas de sus costillas habían mejorado pero no estaban completamente sanas. Le habían quitado el yeso de su muñeca reemplazándolo por una férula menos aparatosa y pesada. Tendría que estar en reposo varios días en cama, pero se veía mucho mejor.
Su piel había tomado aquel tono natural, sus labios rojos parecían cerezas ahora, sus ojos cafés brillaban con vida.

—¡Quiero irme ya de aquí!—se quejó mientras golpeaba su pie contra el suelo a un ritmo desesperado.

Estaba sentado sobre la cama con el ceño fruncido. Sonreí y enrede mis brazos en su cuello. El abrió las piernas para dejarme entre ellas y enredo sus brazos en mi cintura.

—Tranquilo, amor. Ya falta poco—dije cariñosamente.

—¡Muero por irme de aquí!, ¿Iremos a comprar pizza, verdad?—dijo rozando su nariz en mi mejilla.

Su cabello me hizo cosquillas.

—¿Que hay del reposo?—dije acariciando su cabello con mis manos.

—¡A la mierda el reposo!, ¡Hoy nos iremos a bailar, Yoandri, Ivan, tu y yo!

—¡No, señor!, ¡No iremos a bailar!, ¡Pueden golpearte, o algo!—le reprimi. El fruncio el ceño e hizo un puchero.—No quiero estar en cama todo el día—se quejó.

Blindly »joerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora